viernes, 29 de agosto de 2014

Bial entrevista

Bilal Traoré: “Cuando abres la boca, empieza la suerte”

El músico y poeta senegalés reclama que la ley de extranjería cuente con los inmigrantes


Vilagarcía de Arousa, 20 de marzo de 2012



Taxista, vendedor de pescado, pintor de casas o panadero son algunos de los trabajos que Abdoulaye Bilal Traoré (Dakar, Senegal, 1968) ha desarrollado a lo largo de su vida. Pero nada le ha llenado más que la música y la palabra. Sobre todo la palabra. Esa con la que Bilal se siente identificado. La misma que le llevó a licenciarse en letras en la Universidad Cheikh Anta Diop Ucad de Dakar pese a la advertencia, todavía hoy vigente, de que “las letras no tienen salida”. Con todo, este senegalés sí le ha encontrado una tan básica como vital: comunicar. Comunicar a través de su poesía, a través de sus canciones. Así nació Oculto al sol (El taller del poeta, 2010), un poemario en el que Bilal habla del amor, de la economía, de la sociedad, de sí mismo, de lo que le rodea. Además de haber colaborado como cuentacuentos, forma parte del grupo de percusión africana Deggo (que significa “la unión” en wolof, el idioma predominante en Senegal) y ha impartido diversos cursos de percusión en Galicia. De espíritu nómada, el destino lo ha traído a la comarca de Arousa, donde reside desde hace más de una década. Actualmente, co-dirige, junto con Alejandro Guanella, el espectáculo“Colores del Alma” en el que confluyen la música y la palabra.


Pregunta.- ¿Qué hay detrás de la decisión de inmigrar que toma un senegalés?

Respuesta.- El senegalés es tan inmigrante como el gallego en el sentido de que los puedes encontrar en el sitio más remoto del mundo. No es una tierra grande, no es un pueblo de muchos millones de gente pero son viajeros. Ahí hay muchos motivos que pueden valer. La mayoría para buscarse la mejoría de su situación económica y la de sus familiares. Yo creo que nací para moverme, quise moverme siempre y siempre he tenido la sensación de moverme, de comerme el mundo, de beberme el mundo, de andar, de ver, sentir, ver lo que se hace por aquí… y ¡esto es una locura! No es fácil, pero la facilidad no está escrita en nada y hemos aprendido que es en el dolor que se aprende muchas cosas. Nosotros hemos evolucionado porque hemos tropezado muchas veces. El conjunto de todo esto es lo que forma la experiencia de cada uno, que cada uno lleva en la espalda para seguir moviéndose.


P.- ¿Qué papel juegan las cofradías senegalesas en los movimientos migratorios?

R.- Se puede decir que en cierto modo, sobre todo en el muridismo que es la más grande, han participado en el hecho de que la gente vaya a fuera a buscar riqueza y traerla al país. A la hora de migrar, aunque no existieran cofradías, la gente emigraría igual por necesidad. Las cofradías tienen su influencia en la vida económica, política y social. Son como comunidades grandes con una guía religiosa que muchas veces manda, digamos, decretos o leyes verbales que se aplican casi a rajatabla. Entre las cofradías no hay choque, más bien hay entendimiento. Aunque haya el 90% de musulmanes en Senegal, la constitución no dice: “Senegal, país islámico”; dice: “Senegal, República laica”. Y eso es muy importante. Pasó porque, simplemente por suerte, la gente prefirió encontrarse en vez de separarse.


P.- ¿Qué opina del “mito del retorno”?

R.- Yo creo que los senegaleses piensan volver. Eso no quiere decir que haya gente que en la vida no haya elegido su sitio o país de acogida como suyo. Pero, en general, en Senegal se emigra para volver algún día. Importante.


P.-¿Cómo comenzó su relación con la música?

R.-A la vuelta de Mauritana volví a mi país con lo equivalente a dos euros en mi bolsillo. Eso en mi país son dos paquetes de tabaco, y lo fumas y se acabó. Es todo lo que había ganado. Y había que buscar una salida. Entonces un buen amigo me dijo: “Montamos un taller de montajes de djembes y vamos a ver”. Empezamos así. Y luego empezamos a tener pedidos de djembes por contenedores. Así pues llega un momento en el que te das cuenta de que para vender el djembe o hacer mejora del negocio tienes que saber cómo tocarlo.
P.- ¿Su amigo tampoco sabía tocar eldjembe?

R.-No, más o menos estábamos en la misma línea. Pero todos acabamos tocando porque era importante y, además, son aprendizajes naturales. En África, el hecho de aprender a tocar la gente lo hace de forma natural. A lo mejor antes eran cosas reservadas a una casta, a un tipo de apellidos; pero hoy en día todo el mundo puede tocar o cantar. El sistema que hay allí es bastante normal: si veo a un grupo de gente que de repente se juntan para ensayar o montar una fiesta espontánea, si tienes un instrumento, te puedes acercar e ir tocando, mirando, oyendo… e intentando poco a poco hasta estar en la base rítmica, acompañar y, paso a paso, pasar a ser solista o lo que uno quiera. Por lo menos vas controlando los ritmos de manera muy natural... Y así empezó mi historia.


P.- Una historia que le ha traído a Europa…

R.- Tuvimos la posibilidad de ir a Bélgica por una invitación de una feria que se organizaba en Liège en 1999. Estuve allí un año. Y luego tuve la posibilidad de quedarme y seguir recorriendo bastantes ferias vendiendo percusión, máscaras, arte africano.


P.- ¿Por qué ha venido a España?

R.- A España vine de visita en el 2000. Era para 15 días, ya ves tú… 11 años. Galicia es bastante parecida a la parte sur de Senegal, en verde, y mucha agua y bastante marisco, gente buena. Y me quedé porque me gusta lo natural. Es una tierra de meigas… ¡qué quieres que te diga! Cuanto más vas subiendo a Europa del Norte, la gente es más robot, y aquí aún quedan cosas que se pueden salvar de humano.


P.- ¿En qué trabajaba entonces?
R.- En el caso de los senegaleses, cuando llegan lo más natural es que tus compañeros te digan: “Búscate alguien que vaya contigo al mercado o si tienes posibilidad cómprate un coche e intentamos ayudarte en mercancías”. Y empiezas en las ferias. Y yo así empecé de venta ambulante. Hice durante un año… un año y medio. Son de las cosas que más he disfrutado. Yo soy muy maruja [risas]. Y te vendía la mercancía pero también te entablaba una conversación. Yo busco conocer, y sí, me lo disfruté muchísimo. Y se aprende mucho mucho mucho mucho… Muy interesante. Aprendí a oír mucho gallego, a conocer, a tener amigos nuevos de diferentes entornos del mismo sitio de acogida, clientes y posibilidades que siempre salen cuando uno habla. Cuando abres la boca, empieza la suerte.


P.- Pero también ha de ser duro…

R.-Muy muy muy duro. Porque eso quiere decir estar y no estar en ninguna parte. Es durísimo. No cuentas mucho. Desgraciadamente hay que tener papeles. En España pasan cosas muy raras sobre todo hablando de las leyes sobre la inmigración. Ya no llevo la cuenta de cuántas veces ha cambiado la ley sobre la inmigración y muy pocas
veces se ha contado con los inmigrantes.
P.- ¿Cómo logró normalizar su situación?

R.- Un amigo, la primera persona que yo hasta que me muera le daré las gracias. Un amigo, que tenía una tienda bastante conocida en Pontevedra de arte africana, fue la primera persona que me dijo: “Bilal, vente aquí a la tienda a dar clases de percusión, yo pego publicidad y vamos a ver”. Así empecé a dar clases de percusión. Y luego, con el tiempo, me dijo: “Oye, ahora que estamos así, ¿no crees que podemos intentar pedir los papeles por este trabajo, yo poniéndome como contratante?”. Así puse los papeles con la ayuda de un sindicato al que también siempre les daré las gracias: el CC.OO. No me gusta hacer política, pero de esto hay que hablar, porque me gusta dar las gracias a cualquier persona. Y luego, cuando salió la aprobación de los papeles mientras estaba en vía administrativa, yo ya había empezado a cambiar de chip en el sentido de que me parecía interesante buscarme alguna base económica. Estaba pensando abrir un locutorio, que acabé abriendo. Por abrir ese locutorio al final me dieron los papeles, me los aprobaron, pero como si fuera autónomo; y luego seguí dando las clases. El locutorio lo cerré en 2009.

P.- ¿Por qué un locutorio?

R.-Porque en Pontevedra en 2002 había sólo uno. El locutorio Ágora fue el segundo locutorio que se abrió en Pontevedra y era imprescindible porque era un servicio importante para inmigrantes que quieren enviar dinero, llamar… Un locutorio digamos se puede considerar como un sitio de servicios y como tener cita con el psicólogo. Son cosas que me gusta mucho hacer. Es muy interesante: un sitio de encuentros de gente, un sitio donde los caminos se cruzan, muchos caminos, de todo tipo. Expresiones. De todo. Alegría, tristeza, todo, todo, todo. Ganas de superar. Un locutorio son muchas cosas, por lo menos el mío. A veces venía gente para hablar de cualquier cosa. Desahogarse.


P.- ¿Y por qué lo cerró?

R.- Por la crisis. Económicamente se estaban poniendo muy frías las cosas. No tenía ganas de seguir. Uno se quema con el tiempo. El locutorio lo tenía para tener una base económica y tenía otras inquietudes, como hacer vida de artista, que es sobrevivir [risas].
P.- ¿Qué estereotipos tiene la población gallega sobre la población subsahariana?

R.-Tajantemente digo que no nos conocemos, aunque parezca. La ignorancia de la gente, de todos nosotros, hacia lo desconocido, es muy muy grande.
P.- ¿Cuál es su opinión acerca del tratamiento que realizan los medios de comunicación sobre la inmigración?

R.-Los medios de comunicación son medios de comunicación. ¿Qué es un medio de comunicación hoy en día? Una empresa. ¿Qué es una empresa? Un generador de beneficios. Tampoco te dicen todo. Los medios de comunicación pueden tener alguna o mucha culpa, pero la culpa la tenemos todos en el sentido de que ahora hay que pensar en el porqué la gente llega a hacer eso. Eso es desesperación. Y peor: una desesperación dentro de una ignorancia total.


P.- ¿Cree en la palabra “racismo”?

R.-No me lo creo mucho. Yo me lo podía creer años atrás, si me hablas de la historia de América hasta la Guerra de Secesión, o si me hablas de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en el siglo XXI esos actos racistas están casi totalmente prefabricados. Hoy en día le llamaría “ataques de ignorancia”.


P.- ¿Considera que la sociedad está preparada para el multiculturalismo?R.- Yo creo que poco a poco está balbuceando. Creo que hasta el que se dice racista hace el esfuerzo de comprender que hay otras cosas también, porque si no haces el esfuerzo de comprender que hay otras cosas no puedes batallar.


P.- ¿Qué le ha aportado Galicia?R.- Muchas cosas. Tantas cosas que no les puedo contar en poco tiempo. Yo llevo siempre en mi espalda todo lo que he vivido en los lugares donde estuve.


Entrevista por Deborah CastroFotos de Marthazul

TRAORÉ,ABDOULAYE BILAL



ABDOULAYE BILAL TRAORE - Secretario de la Asociación Senegalesa "Dioco" "Pontevedra y Galicia son parte de mi, eso nadie me lo podrá robar" "Lo que demandamos es que sin hipocresía nos quieran conocer" 01:04 Meneame Abdoulaye Bilal Traore. Abdoulaye Bilal Traore. Rafa Vázquez Abdoulaye Bilal Traore (Dakar-1968) es licenciado en Letras y reside en Europa desde hace más de una década. Tras su paso por Bélgica se asentó en Galicia, en donde ha sido uno de los promotores de la Asociación Senegalesa "Dioco" y ayer participó en el Pazo en la mesa redonda que celebró este colectivo sobre "Inmigración en tiempos de crisis" S. REGUEIRA - PONTEVEDRA

Ciento diez socios integran la Asociación Senegalesa de Pontevedra “Dioco”, fundada el pasado año y cuyo objetivo es fomentar el acercamiento y el conocimiento entre la comunidad de este país africano y la gallega. Uno de sus principales representantes es Abdoulaye Bilal Traore, uno de los muchos inmigrantes que tiene claro que “algún día volveré a mi país pero después de llevar casi diez años aquí sé que Galicia estará dentro de mi, me sorprende mucho cuando conozco por ejemplo a marineros gallegos que han estado en la pesca en Dakar durante diez años y de repente te dicen que no recuerdan nada, yo sé que eso es falso, porque sé que las ciudades en las que has vivido las llevas dentro para siempre”.
 –¿Cómo es la situación de la comunidad senegalesa que reside en Pontevedra? –
Ahora mismo bastante difícil, muy difícil sinceramente, la crisis ha motivado que haya bastante paro y la gente está muy ansiosa. Precisamente por eso celebramos la mesa redonda sobre la crisis y la inmigración, porque vemos que es algo muy importante, está influyendo en nuestras vidas de todos los días. Una persona que sale de su país para buscarse la vida y se da cuenta de que el trabajo que le hace falta no lo encuentra pues tiene una vida muy difícil.
 –¿Qué sectores emplean a sus compatriotas que residen en la comarca? –
Fundamentalmente trabajan en la venta ambulante, también en la construcción y en la pesca, son los tres sectores donde más se ve gente senegalesa.
 –¿Cómo es el perfil de la inmigración senegalesa? –En 2009 se puede decir que hay un poco de todo aunque hay bastante gente procedente del interior del país, pero en los últimos años la difícil situación de nuestros países ha empujado a gente de distintos puntos, inclusive de las ciudades, a emigrar para buscarse la vida. Los primeros que salieron de Senegal era gente del interior, de los pueblos, que habían sido vendedores ambulantes para ir preparando su viaje y al final llegar a Europa, esa era su meta, pero eso ya es historia, hoy la gente se mueve y va en busca de una vida mejor tanto si son de ciudad como del interior. “El dorado no existe”
 –¿La mayoría vive el drama de las pateras? –
Desde 2006 efectivamente se dio a conocer mundialmente ese fenómeno pero la gente ha empezado a venir mucho antes y digamos que en estos últimos años ha habido bastantes entradas desde el mar, mediante los cayucos, la gente viene porque cree que se va a un sitio mucho mejor y eso no siempre es cierto pero sólo se descubre al llegar. Al llegar uno de se da cuenta de que hay trabajo, de que es una cultura de trabajar, de ganarse la vida, pero no es el dorado (risas), creo que el dorado en este mundo no existe.
 –¿Consiguen en muchos casos reagrupar a sus familias? –
Ultimamente hubo bastantes que consiguieron traer a sus familias porque era un sufrimiento tremendo vivir sin tenerlas, pero eso se ha parado por la crisis. Ahora mismo dentro del colectivo tenemos muchas menos mujeres que hombres, esperemos que cambie pero tal y como está la cosa cada vez está muy difícil, aunque muchos se lo plantearían si mejorase la situación. Aquí en toda Galicia el porcentaje de mujeres es menos del 10%.
 –Por descontado entre las primeras demandas está el empleo pero ¿qué otras reivindicaciones plantea en general la comunidad senegalesa
? –Nosotros llevamos bastantes años pidiendo ciertas cosas, que son muy fundamentales entre colectivos, da igual que sea el que vino de fuera o el que nos acogió, en este caso Galicia, y que tampoco son difíciles si realmente se quieren poner en práctica: es el hecho de verdaderamente y sin hipocresía ninguna querer conocer al otro y de verdad. Eso es muy importante porque generalmente uno llega aquí y además de todos los problemas que te puedan rodear para encontrar trabajo, conseguir papeles, integrarte y todo eso, uno se da cuenta de que el que lo acogió en realidad, queriéndolo acoger y con un respeto bastante elevado pero no te conoce en realidad.
 –Ni quiere conocerte –
Ni quiere conocerte en realidad. Es muy fácil decir “yo te respeto” pero cuando vas a la práctica, cuando vienen hechos reales uno se da cuenta de que lo del respeto son cosas que se dicen de palabra pero no nos miran más profundamente. –Reside en Pontevedra desde el año 2000... –En realidad nunca he trabajado en el campo para el que he e
studiado (salvo algunos trabajos privados) pero siempre he viajado y me he buscado la vida y veo que en la vida no te levantas y te vienen las cosas, que éstas deben de cogerse con paciencia y hacerlas bien.
 –¿Cómo ha sido su experiencia como emigrante senegalés e inmigrante en Europa?
 –Le diría que viajar es la mejor universidad que hay en el mundo, lo que uno puede aprender viajando en el mundo no se lo daría en su país ni la mejor formación universitaria. Entiendo que viajar es conectar con los demás, conocer otras culturas, ver formas de hacer diferentes de las suyas, intentar analizarlas y ver como conjuntarlas con uno mismo.
 –¿Piensa regresar a su país?
 –Algún día volveré, eso está claro, pero hay que saber que cuando uno vive en un sitio, aunque se quede relativamente poco tiempo, siempre ese sitio quedará en tu cabeza para siempre, en ese momento ya eres un trozo del país en el que has vivido, a partir de estos casi diez años Pontevedra y Galicia también son parte de mi, eso nadie me lo podrá robar o destruir.

TRAORÉ,ABDOULAYE BILAL


miércoles, 27 de agosto de 2014

Cura del ëbola

El ÉBOLA SE PUEDE CURAR
Vean sino este estudio prometedor con  la planta  Garcinia Kolahttp://news.bbc.co.uk/2/hi/health/411030.stm,  que asegura poder detener el EBOLA.
Utilizada popularmente por los curanderos de la zona para esta enfermedad, no ha recibido la prioridad que debería por una OMS, más interesada en mantener un continente enfermo y dependiente, que en curar sus enfermedades poco rentables para la industria farmacéutica, la misma que precisamente domina económicamente y mafiosamente  este organismo mundial  de la salud (OMS).
Lo mismo esta haciendo nuestra querida OMS con la Artemisia annua para la Malaria. Impide que este conocimiento popular se conozca , recomendando a todos los Países el uso en exclusiva del medicamento de Novartis , COARTEM, obtenido a partir de esta planta (a un precio prohibitivo para cualquier africano  de 50-60 Euros) y ahora además se quejan de que los chinos no producen suficiente Artemisia annua para su fabricación. http://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/12/23/medicina/1103824654.html
Por eso desde la Dulce Revolución de las Plantas Medicinales, regalamos millones de semillas de Artemisia annua a cooperantes de pequeñas ONGs (las únicas sensibles a este tema) para que inciten el auto cultivo de esta planta.
La Artemisia annua en infusiones (cuatro al dia durante una semana o una diaria a nivel preventivo),  también es conveniente recomendarla durante esta epidemia de EBOLA  por sus facultades de eliminación de Malaria y Dengue, enfermedades oportunistas que pueden sumarse a la Epidemia de EBOLA.
 La Artemisia annua además es una  planta extraordinaria  que  potencia el sistema inmunitario, tan necesario para vencer enfermedades víricas como EBOLA.
Por si todo esto no fuera suficiente,  se puede contar con un producto súper efectivo  considerado ya medicamento por la Unión Europea. Se trata del Dióxido de Cloro, también llamado MMS.
En la página 7 de este informe relacionado en este enlacehttp://sialmms.files.wordpress.com/2013/01/mms-confer-spanish-1.pdf, se informa del protocolo a seguir en caso de ÉBOLA, DENGUE Y MALARIA
Desde la Dulce Revolución de las Plantas Medicinales  hemos ofrecido a la embajada de Guinea Conakry , la cantidad de este producto (MMS) que necesiten con cargo a nuestra Asociación.
Podemos hacer frente a esta inversión con parte de los  ahorros de la Dulce Revolución, dado  su coste irrisorio. Quizás por esto ni la OMS ni el Gobierno de Guinea Conakry  son  receptivos a este ofrecimiento.
Consideramos desde la Dulce Revolución  que otra maniobra de creación de pánico como la que se desarrollo con la Gripe A, está en marcha.
Para ello  el departamento de Defensa de EE UU y Monsanto están trabajando con  una vacuna que puede ser peor el remedio que la enfermedadhttp://www.thecommonsenseshow.com/2014/08/04/the-monsanto-sponsored-ebola-vaccine-will-kill-more-people-than-the-ebola-itself/
Para poder demostrar  la actuación criminal de estos organismos, ofrecemos a particulares y miembros de pequeñas ONGs afectadas por esta Epidemia, nuestra colaboración y ofrecimiento de producto gratuito, para esta enfermedad curable con los medios que se conocen y que no interesa divulgar por su bajo coste.
Nos referimos solo a pequeñas ONGs, porque  Cruz Roja, Médicos sin Fronteras y Unicef, han rechazado incomprensiblemente nuestro ofrecimiento de colaboración gratuita. Que cada cual interprete que intereses defienden.
Ejemplo magnífico de un cooperante de una pequeña ONG: https://joseppamies.wordpress.com/2011/06/02/un-jardinero-fiel-en-gambia/
Que iniciativas NO  apoya Cruz Roja Internacional de su filial en Uganda https://www.youtube.com/watch?v=-_0c7iJv_6g
Para consultas pueden dirigirse  al correo de nuestra Asociación:info@dolcarevolucio.cat


Ebola

Una vez más, una campaña de PÁNICO se cierne sobre los ciudadanos, expuestos a los grandes medios de comunicación y al márketing del miedo. Josep Pàmies, el payés de la Dulce Revolución de las Plantas Medicinales, nos alerta sobre este nuevo montaje en ciernes. La Dulce Revolución ha ofrecido a la embajada de Guinea Conakry posibles soluciones al ÉBOLA que no han sido bien recibidas. La planta Garcinia kola, ya usada popularmente por los curanderos de la zona, ofrece grandes resultados para esta enfermedad, pero la OMS prefiere prohibirla y sintetizarla para poder patentar así la fórmula milagrosa. La Artemisia Annua es también una planta extraordinaria que potencia els sistema inmunitario y elimina la Malaria y el Dengue, enfermedades oportunistas que pueden aparecer con el contagio del Ébola. Los cooperantes en África están obteniendo también grandes resultados con un producto super efectivo como es el Dióxido de Cloro, conocido popularmente como MMS. Puede añadirse a la lista la Plata Coloidal o la mismísima agua de mar. Pero la tendencia, más que abrazar estos productos que están obteniendo grandes resultados en primera linia, es prohibirlos y catalogarlos de drogas ilegales. Así va el mundo.

viernes, 15 de agosto de 2014

Mujeres escritoras africanas



El programa 'Letras Africanas' de Casa África quiere dar a conocer las principales voces de la literatura africana contemporánea al público español, y, durante África Vive, llevó a tres escritoras africanas a distintas ciudades españolas. La ecuatoguineana María Nsue abrió la semana grande de África Vive 2010 en Canarias con sus intervenciones en Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife. La marfileña Tanella Boni habló sobre su vida y obra en Barcelona y en Palma de Mallorca, y su compatriota Véronique Tadjo visitó las ciudades de Vitoria, Bilbao y Santiago de Compostela.
http://www.casafrica.es/ · http://facebook.com/Casa.Africa ·http://twitter.com/Casaafrica

Las que aguardan

Lola Huete Machado

Las que aguardan

Por:  14 de marzo de 2012
Son muchos los que abandonan sus aldeas en África y emprenden el largo camino hacia lo que ellos consideran será una vida mejor. Lo arriesgan todo para conseguir los medios de supervivencia que no encuentran cerca de sus familias. Estos días he caído en la cuenta de que el drama de la migración no solo lo viven los que se van sino también las mujeres que aguardan el regreso de los seres queridos.
Image1     Mujeres senegalesas. Foto Ususbrightown
Los jóvenes parten. Las madres y las esposas esperan el regreso triunfante de los suyos o las pequeñas cantidades de dinero que les pueden llegar, de vez en cuando, a través de Western Union o compañías similares. 
Pero son ellas las que tienen que preocuparse de que no falte la comida en casa, de que los niños se vistan, de que puedan ir al colegio, de pagar las medicinas si se enferman…, siempre con la esperanza puesta en que los que se fueron triunfen y puedan cuidar de los suyos.
Ya es dura la vida de una mujer en tantas partes de África para, además, tener que cuidar sola de los suyos.
Image1     Mujeres lavando la ropa en el río.

Es la realidad que se vive en muchas aldeas africanas donde “una leve brisa levantaba la colada multicolor tardíamente tendida por una mujer de uñas destrozadas que, con economía sostenible o sin ella, hubiera deseado también tener una lavadora. Resonaron los golpes de una maja, revelando la cólera de una ama de casa que no había tenido con qué pagar al molinero para que moliera su calabaza de mijo”.
Así lo cuenta Fatou Diome en su novela Las que aguardan. Ya mencioné este libro cuando hablé de la pesca. Hoy lo traigo a colación por cómo esta novelista senegalesa describe la realidad de las mujeres africanas que esperan las noticias y la ayuda de los que partieron. Sus angustias, sus miedos, sus sueños, sus deseos, sus penurias, su fuerza, su lucha por sacar sus familias adelante ellas solas…
Image1           Fatou Diome. Foto Yveslebelge

Diome describe con inmensa sencillez la cotidianeidad de una aldea de pescadores y sus tradiciones a través de cuatro mujeres, dos madres y dos esposas, que esperan el regreso de sus hijos/maridos. Al mismo tiempo deja entrever las dificultades de los que migran, “que van a romperse las alas contra el escaparate europeo”. Porque “si la Europa de Schengen, con sus navíos de guerra, sus radares y sus cazas había permitido que aquellas hordas de hambrientos que llegaban en patera hollaran su suelo, es porque saca de ellos partidos: cuanto más numerosos son, más fácil es esclavizarlos”.
Los dos protagonistas, Issa y Lamine, sobreviven en Europa amando a mujeres: “Pasaban de un ligue a otro (…). La relación duraba lo bastante como para que la española se considerara prometida a un apuesto senegalés, bastante como para que se apropiase de la injusta suerte de su amado y se arrojara, a cuerpo descubierto, en la batalla por los papeles. En este estadio, la vida se hacía soportable, agradable incluso para los aventureros (…) fingían un amor recíproco y se liberaban por algún tiempo del lacerante pensamiento de su tierra natal, una tierra que no querían evocar, para cuidar la susceptibilidad de su benefactora. Pues las autóctonas que aman a los extranjeros nada temen más que la llamada de su país”.
Image1     Piso patera en España. Foto El País.
Mientras, las que aguardan (las madres: Arame y Bounga; las esposas: Coumba y Daba) se repiten: “¡Mi hijo, mi marido, mi amor! (…). Pero no se recupera a un hombre que parte a la aventura como se recupera una calabaza prestada. Y ni siquiera la calabaza conserva eternamente el aroma del manjar precedente, cuando día tras día se impregna de una nueva comida”.
Luego la desilusión de la esposa (siete años de espera en la que ve cómo su cuerpo se va marchitando en la vigilia de las noches solitarias y en el cuidado del hijo) cuando Issa regresa casado con una blanca que “de África solo veía lo que cabía en el perímetro de su telescopio. ‘¡La poligamia no es tan terrible?’. Solo una ahíta que había comprado su semental como el último bolso de Prada y lo mantenía firmemente por las riendas, podía soltar semejantes tonterías”.
Así, poco a poco, se desgrana esta novela llena de realidad, acidez, ironía, crítica y mucha ternura. Fatou Diome no tiene miedo de hablar claramente y utilizar sabiamente las palabras para denunciar las nuevas esclavitudes a las que muchos de sus connacionales se ven sometidos. Una constante en la obra de esta autora.
La novela más conocida de Fatou Diome es En un lugar del Atlántico, donde también, de forma irónica esta vez, relata la vida de los emigrados en las grandes ciudades. Ella lo hace desde la experiencia propia, por eso su punto de  vista y sus reflexiones son tan acertadas. A los que les interese saber más sobre esta escritora pueden ver esta entrevista que le hicieron en Casa África en noviembre de 2011.

Fotou Diome me ha hecho ser consciente de la angustia de tantas mujeres que he conocido, como es el caso de Mammy Fatu, que cada vez que regresaba de un viaje a España me preguntaba: “¿Has visto a mi hijo Abu por allí?”. Yo intentaba explicarle lo difícil que me sería encontrarle si no tenía una dirección o un teléfono al que llamar. Ella solo sabía que un día partió y nunca más recibió noticias de él.
Image1            Subsaharianos rescatados por salvamente marítimo. Foto Orange.es

Mammy Fatu estaba convencida de que su hijo había viajado al país de los blancos porque él siempre repetía que quería ir a dónde todo era fácil, donde el gobierno cuida de ti y no como en Sierra Leona donde por mucho que se trabaje nunca se consigue prosperar.
Tópicos y sueños que alimentan y empujan a tantos jóvenes a partir y que les cuesta la vida a muchos de ellos, como imagino que es el caso de Abu, aunque nunca tengo el coraje de contarle mis temores a su madre, que sigue aguardando.
Fatou Diome, Las que aguardan. Barcelona, El Aleph Editores, 2011.

Veronica tadjo


La dimensión infantil de Véronique Tadjo. Entre buen gusto y militancia.

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Una de las ilustraciones de Mamy Wata et le mostre. Todas las imágenes proceden de la página oficial de la autora.
Una de las ilustraciones de Mamy Wata et le mostre. Todas las imágenes proceden de la página oficial de la autora.
¿Con que absoluta poca vergüenza podemos atrevernos a decir que la literatura infantil africana es pobre? Ya nos hemos encontrado en esta encrucijada en otras ocasiones y el problema es que obliga hacer tantos matices que al final lo más sencillo es optar por la fórmula más simple. Mejor dicho, por una de las fórmulas más simples. La literatura infantil africana goza de una salud y un dinamismo envidiables, además de que supone un pozo al que resulta francamente difícil verle el fondo. Esa también es una fórmula simple, pero mucho más realista que la habitual. Ahora, vamos a utilizar los matices al contrario: la literatura infantil africana impresa es todavía un género poco habitual o, al menos, poco conocido en Occidente, si lo comparamos con la narración para adultos. Ahora, con este simple ejercicio le hemos dado la vuelta a la fórmula más utilizada.
Véronique Tadjo
Véronique Tadjo
Toda esta disertación venía a cuento, precisamente para hablar de una autora que se ha volcado en la literatura infantil con una serie de características muy particulares. Se trata de la fracomarfileña Véronique Tadjo, una reputada, reconocida y galardonada novelista que en los últimos años se ha decantado por escribir libros para niños, en los que además, ella misma ejerce de ilustradora.
Tadjo se construyó un nombre en el ámbito de la novela africana francófona y se hizo acreedora de algunos de los premios más importantes, como el Grande Prix d’Afrique Noire en 2005. Con el tiempo se fue convirtiendo en una voz imprescindible en este entorno. Sin embargo, no es su producción novelística lo que interesa en este artículo, quizá en otra entrada, no porque no resulte interesante, sino porque otra de sus dimensiones literarias llama poderosamente la atención. En paralelo, Tadjo cultivó también la poesía y la pintura. Pero una de las dimensiones más llamativas de su producción es que es autora de una serie de libros infantiles con un sabor muy especial.
La escritora es hija de padre marfileño y madre francesa y, a pesar de haber nacido en París, se crío en Costa de Marfil. Su historia es la de un continuo viaje de ida y vuelta, ya que regresó a Francia para completar sus estudios, pero después volvió a Costa de Marfil para dedicarse a la enseñanza. A partir de ahí, ha vivido en diversos países y en la actualidad reside en Johannesburgo. Estas informaciones al estilo “wikipédico” pueden parecer superfluas, pero no lo son, ya que es habitual en el caso de los escritores africanos la acusación de haber abrazado la cultura occidental, dejando de lado la cultura propia. En el caso de Tadjo, el concepto de cultura propia sería demasiado complejo para una entrada de este estilo, pero de todos modos sus obras muestran un apego incondicional por su cultura africana.

Ocurre en algunas de sus novelas, pero se hace más evidente todavía en las obras infantiles. Tadjo se aferra a las historias de la tradición marfileña, pero también de otros lugares de África, o incluso a algunas panafricanas como la de Mamy Wata. Las leyendas, los mitos, el material narrativo de la tradición oral destaca en sus trabajos desde Masque, raconte-moi, hasta Le Seigneur de la danse o Le Grain de Maïs Magique y por supuesto en la edición inglesa de Chasing the Sun que recoge la tradición de la narración oral del continente basándose en relatos que van desde Chinua Acheve hasta Naguib Mahfouz.
Cubierta de Marque, raconte-moi...
Cubierta de Masque, raconte-moi…
Desde el punto de vista estético, las ilustraciones que Véronique Tadjo crea para estos relatos no dejan demasiado espacio no para la duda ni para la disputa. El sabor eminentemente de las obras queda fuera de toda duda. En todo caso, de alguna manera, conservando ese espíritu , las ilustraciones expresan una modernidad que se corresponde tremendamente con el sentido de una tradición cambiante y adaptable a la contemporaneidad. El caso más evidente es el de Grand-mère Nanan en el que utiliza fotos coloreadas.
Cubierta de Chasing the Sun
Cubierta de Chasing the Sun
Seguramente esta visión encaja con la concepción que Tadjo tiene de la tradición y más concretamente de los relatos tradiciones, las leyendas y los mitos, cuando hablando de su novela Reine Pokou advierte sobre el riesgo de la manipulación de estas narraciones y asegura que “la leyenda no está hecha para ser congelada”.
Respecto a su decisión de cultivar la literatura infantil, un género seguramente menos lucrativo que la novela, la escritora marfileña explicaba en una entrevista realizada en 2005 que, por un lado, concebía la literatura africana como “un todo”, sin la distinción de géneros que impone occidente. Por otro lado, señalaba: “El error que hemos cometido hasta ahora ha sido olvidarnos de los que podrían convertirse en nuestros futuros lectores”. Y con una perspectiva envidiablemente autocrítica asegura que la pregunta adecuada no es por qué “los africanos no leen”, sino “por qué, a parte de la cuestión del analfabetismo, evidentemente, aquellos que podrían leer, no lo hacen”. Y, además de abaratar el coste de los libros, Tadjo tiene clara la solución: “No hemos desarrollado en nosotros el deseo de lectura. Para conseguirlo hay que empezar desde muy pronto. Los niños tienen que acostumbrarse a manipular los libros, a descubrirlos, a amarlos. Lo demás, vendrá solo”. Y lo menos que podemos decir es que ella ha sido consecuente y se ha puesto manos a la obra, creando obras absolutamente deliciosas y eminentemente africanas.

Escritoras africanas

Escritoras africanas al sol

Por:  14 de agosto de 2014
Afribuku acaba de publicar un artículo en el que sugiere diez lecturas africanas para el verano casi a la par que Wiriko, que se ha hecho eco de las novedades editoriales africanas en lo que va de año además de aventurar una tentativa de previsión de las que nos llegarán en otoño. En ambos listados y como no podía ser de otra forma, reina la nigeriana Chimamanda Adichie con su última obra,Americanah, un tratado de sociología en forma de novela de 600 páginas donde filosofa sobre conceptos como la raza, la identidad, los prejuicios y, last but not least, el pelo afro.
Hay otras listas de publicaciones especializadas que recomiendan lecturas africanas para todas las estaciones y en las que destacan otros nombres de mujer. Qué leer, por ejemplo, se decide por una firma clásica: Nadine Gordimer, Nobel sudafricana fallecida este año y nombre clave de la literatura universal. Rebuscando entre los artículos archivados en  materia literaria en internet, encontramos las recomendaciones de Guinguinbali por boca de Sonia Fernández Quincoces o dos estupendas entradas consagradas a las letras femeninas del continente en el blog Por fin en África: aquí y aquí
Sin embargo, no es un mal momento para recordar que pese al trabajo de librerías como La Oriental y de editoriales e instituciones como Baile del Sol o Casa África, la riqueza literaria del continente vecino no está muy presente en nuestras vidas. Y menos, la que viene firmada por mujeres.


Chimamanda Adichie parece la brecha que comienza a romper el muro invisibilizador de las escritoras africanas. Es inevitable y prolífica y parece incapaz de abandonar los titulares: tras recibir el premio de la crítica literaria neoyorquina con Americanah (carne de película anunciada entre las manos de la ubicua Lupita Nyong'o), triunfa de nuevo, en el contexto anglófono, con la edición de su conferencia TEDex titulada We should all be feminists. La escritora africana "de moda" ofrece opciones apetecibles en tiempo de verano para quienes no controlen el inglés y quieran acercarse a su escritura. A pesar de que la mayor parte de su obra esté descatalogada y se pueda localizar sólo en bibliotecas o en librerías de segunda mano, merece y mucho la pena una inmersión entre los cuentos poéticos incluidos en Algo alrededor de tu cuello y también puede resultar interesante la lectura de sus primeras novelas, La flor púrpura y Medio sol amarillo. Ésta última ya es película y le acerca a la Nigeria actual a través de una historia de amor enmarcada en el conflicto de Biafra, fundamental para comprender el devenir más reciente del país.

Es cierto que la barrera idiomática no ayuda a erradicar el desconocimiento que sufrimos en materia de escritura africana en general y más específicamente, de la escritura africana femenina. Dejando a un lado el caso de Nadine Gordimer, el acceso a clásicos es limitado: Mariama Bâ o Bessie Head, por ejemplo, no tienen el reconocimiento que merecen a nivel universal y menos entre los lectores españoles. Por no hablar de Yvonne VeraGrace OgotFatou KeitaBuchi Emecheta o María Nsué, la ecuatoguineana que firmó Ekomo, primera novela escrita por una mujer en su país. 
Hay pocas autoras de la francofonía africana traducidas al español y su edición es fragmentaria y carece de sistema, como sucede con las marfileñas Véronique TadjoTanella Boni, las senegalesas Ken Bugul y Fatou Diome, la beninesa Agnès Agboton, las camerunesas Léonora Miano y Calixthe Beyala Ananda Devi, de Mauricio. El panorama literario femenino del África anglófona no goza de una situación mejor en nuestras bibliotecas y librerías: apenas conocemos a las ghanesas Amma Darko y Ama Ata Aidoo, mientras que nos perdemos la traducción de las delicias de la zimbabuense NoViolet Bulawayo, la sudafricana Jassy Mackenzie, la botsuana Unity Dow, la nigeriana Nnedi Okorafor o la ugandesaJennifer Nansubuga. Por citar sólo unos pocos nombres que han recibido atención mediática últimamente. Entre las autoras lusófonas, casi nada, a excepción de alguna referencia de Cabo Verde o Angola y la mozambiqueña Paulina Chiziane. Hispanohablantes: apenas un rastro de Remei Sipi. Completa el retrato la diáspora: la popular Aminatta Forna o la afropolita y sofisticada Taiye Selasi, con su Lejos de Ghana. Y, por supuesto, la escritoras del Magreb, que nos son más familiares. 



Hay autoras que son imprescindibles independientemente del hecho de que sean mujeres y/o africanas. El presidente de la Asociación de Escritores de Costa de MarfilJosué Guébo (Abiyán, 1972), precisa que el fenómeno de las escritoras en África es relativamente reciente, algo que puede explicar lo poco que se conocen tanto en África como en otros continentes. Y remarca que es fundamental leer aChimamanda Adichie, pero también a Mariama Bâ, la ruandesa Scholastique Mukasonga y las ya anteriormente mencionadas Ken Bugul, Ananda Devi, Leonora Miano y Véronique Tadjo. Con él coincide el escritor y periodista Oumar Ndao (Dakar, 1966) en dos nombres: Ken Bugul y Mariama Bâ. Los premios Caine e iniciativas culturales como Kwani? sirven para hacerse una idea, fundamentalmente, de la literatura africana anglófona y descubrir otras opciones:Henrietta Rose-InnesMonica Arac de Nyeko y Okwiri Oduor, por ejemplo.
"De la actualidad, quizá habría que mencionar el caso sudafricano, no sólo por autoras de esa nacionalidad, sino porque sirve de polo de atracción para autoras de toda la zona -explica el responsable de la colección africana de Baile del Sol, Jorge Portland (Madrid, 1974)- Por ejemplo, está Lauren Beukes, que ha sido un auténtico fenómeno mundial, aunque su libro en España ha pasado sin pena ni gloria. Quizá no sea un libro 'literario', pero es bastante bueno.El caso es que ahora sí es cierto que al menos en el campo anglofono hay una cierta proliferación de autoras. Quizá en otras lenguas sea más escaso. Por ejemplo, en francés me da la sensación de que no está habiendo un relevo generacional de las grandes autoras de finales del siglo XX". Y menciona como nombres a seguir y conocer los de la etíope Maaza Mengiste, la nigeriana Adaobi Tricia Nwaubani y la superestrella zimbabuense NoViolet Bulawayo, las tres todavía sin traducir al español. 
En cualquier caso y mientras las traducciones y publicaciones en español llegan yChimamanda Adichie prosigue su labor de ariete de la literatura africana en nuestro país, nuestra recomendación para este verano podría ser que se procurase una copia de Americanah. Después, una vez esté al corriente de lo que se "lleva" en literatura africana contemporánea gracias a ella, si le interesa, escarbe en bibliotecas y en internet para conseguir un ejemplar de Mi carta más larga El baobab que enloqueció. Continúe con la poética La canción de la vida. Y, si le apetece, sume y siga.  

La canción de vida

La canción de la vida y otros cuentos-Véronique Tadjo

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De vez en cuando podemos abrir un libro como este, que está catalogado como “literatura infantil y juvenil”, y adentrarnos en un mundo lleno de sensaciones y colores, a pesar de que los dibujos que lo ilustran están en blanco y negro. Todo cabe en pocas páginas, si se tiene la capacidad de lograrlo. Tadjo nos acerca su mundo, el del continente africano; un mundo de leyendas, mitos y poemas. Y lo hace además desde el origen, con el tono de una narración oral.
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Imagen: africultures.com
Los protagonistas son seres humanos, pero más a menudo animales o seres míticos. Y ya desde el primer cuento nos indican que estamos dentro de un universo cerrado, con su propio ciclo, como la propia vida. Es un ámbito en el que los animales hablan y tienen sentimientos. Aparecen personajes como la “Máscara” y se dan relaciones entre diferentes, como entre la jirafa y el elefante, que triunfan a pesar de los prejuicios iniciales, gracias a la grandeza de sus sentimientos.
Véronique Tadjo se crió en Abiyán (Costa de Marfil). Empezó a escribir muy joven, su primer libro publicado es uno de poemas, y tras varias novelas, en 2005, ganó el “Gran Premio Literario de África Negra”. En 1998 participó en el proyecto Ruanda, escribir por deber de memoria, con la finalidad de romper el silencio de los intelectuales africanos en torno al genocidio de Ruanda de 1994. De su estancia en el país surgió la novela La sombra de Imana. Los últimos años, asentada en Sudáfrica, los ha dedicado con más ahínco a la literatura para niños y jóvenes. Además ilustra sus propios libros.
Piensa que la estética es muy importante: un libro puede entrar por los ojos gracias a las ilustraciones propiciando la lectura. Las suyas han sido calificadas de estilo “naif”. Son muy coloristas, con colores muy brillantes que reclaman la atención y vitales e invitan a soñar. En varios de los cuentos la ilustración deja de ser un mero apoyo al texto para pasar a ser parte activa del mismo, como ocurre con “El cocodrilo” donde se hace referencia explícita al dibujo para caracterizar al personaje, o en “El loro gris” que culmina el relato con la ilustración del sueño de la niña. En otros, en cambio, no hay ilustración ninguna, como ocurre con “Miss Jhonson“, que es el único cuento que no está situado en el continente africano.
“Mamy Wata”, es la protagonista de uno de los cuentos, el que lleva su nombre. Se trata de un personaje mítico que existe en diversas partes de África. Muy bella, con apariencia de sirena, en esta ocasión, reina sin limites y está enamorada de un pobre pescador. Es también objeto de otro de los libros de Tadjo “Mamy Wata et le monstre” (1993) por el que recibió el Premio UNICEF.
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Imagen:  www.takamtikou.bnf.fr
El hijo-de-la-luna-y-del-sol” nos narra el nacimiento de la “Máscara”. Al igual que en el caso anterior, volverá a aparecer en “Le seigneur de la danse“.  Este libro cuenta la historia de la máscara en el país Senufo y, por extensión, de la máscara en general, desde sus orígenes hasta los tiempos modernos. Aquí utiliza los colores originales del país Senufo (negro y marrón), para las ilustraciones, mediante la adición de elementos modernos como los fieltros de colores muy brillantes.
Como la joven y tímida “Miss Johnson“, hartos de la rutina cotidiana, nos quedamos extasiados ante la delicadeza de las imágenes y la belleza de lo narrado. Y también nuestro cielo, como el suyo, aparece cubierto de fuegos artificiales después de haber cerrado la última página del libro, mientras “la alegría invade el piso. Las risas se propagan. La belleza se instala“.

Ficha:



  • Título original:  La chason de la vie et autres histoires (1989)
  • Idioma: Original: Francés
  • Traducción al castellano: Siruela (2006)
  • Traductora: Anne-Hélène Suárez Girard
  • Imagen de portada:  Ilustración de la autora
  • Nº páginas: 112
  • Para saber más: “La dimensión infantil de Véronique Tadjo. Entre buen gusto y militancia“- Carlos Bajo Erro. Wiriko
  • Otras obras de Literatura infantil y juvenil de Véronique Tadjo: