jueves, 13 de agosto de 2009

MALIKA MOKKEDDEM


Malika Mokkeddem nació el 5 de octubre de 1949 en Kenadsa, un pequeño pueblo minero en el límite del desierto occidental de Argelia. Es la menor de diez hermanos en una familia analfabeta nómada recien sedentarizada. Creció escuchando las historias de su abuela beduina Zohra, y fue la única niña de su familia y del poblado que asistió a la escuela secundaria. Cursó la carrera de medicina en Orán y terminó estableciéndose en la ciudad francesa de Montpellier en 1979. Practicó su profesión hasta 1985, cuando decidió consagrarse a la literatura.
Los libros han sido para ella una sólida tabla de salvación. "Los libros me han hecho salir de todo eso, me han salvado de la desesperación. Cuando tenía doce años tenía mucho miedo a que mis padres me casasen. Y decía que si eso ocurría, me iría de casa aunque los animales del desierto me comieran. Los libros me permitían aprender a ser yo misma".
Para la autora la escritura es una trashumancia infinita, como la de sus antepasados por el desierto. Malika Mokeddem es a la vez tierna y feroz, tenaz y frágil, de un valor ejemplar que no se doblega ante las amenazas de los integristas. Por eso Malika Mokeddem es una heroína moderna.
Es una autora que encarna la voz del cambio y la libertad en Argelia desde el exilio. No hay censura ni amenaza capaz de sosegar la pluma de aquel cuya lucha por la integridad representa su alimento.Obras- "Los hombres que caminan" (Les hommes qui marchent, 1990), Premio Littré, Premio de Primera Novela Chambéry, y premio de la Fundación Argelina Nourredine Aba. - "El siglo de las langostas" (Le siècle des sauterelles, 1992), Premio Afrique Méditerranée Maghreb de la Asociación de Escritores en Lengua Francesa. - "La prohibida" (L'interdite, 1994), Premio Méditerranée y mención especial del jurado Femina. - "Sueños y asesinos" (Des rêves et des assassins, 1995) - "La nuit de la lézarde" (1998) - "N'zid" (2001) - "El desconsuelo de los insumisos" (La transe des insoumis, 2003) - "Mes hommes" (2005)TraduccionesLas obras de Malika Mokeddem han sido traducidas a varios idiomas. Sus libros traducidos al español son:- "Sueños y asesinos", Destino. Barcelona, 1997. Trad. Ángeles García.- "Los hombres que caminan", Txalaparta. Tafalla, 2000. Trad. Pilar Jimeno Barrera.- "El siglo de las langostas", Txalaparta. Tafalla, 2002. Trad. Pilar Jimeno Barrera.- "La prohibida", Txalaparta. Tafalla, 2003. Trad. Pilar Jimeno Barrera.Bibliografía CríticaHELM, Yolande (ed.) (2000), "Malika Mokeddem: envers et contre tout", París, L'Harmattan.Enlaces de interéshttp://www.limag.refer.org/Volumes/Mokeddem.htmhttp://www.edition-grasset.fr/chapitres/ch_mokeddem2.htmTexto RepresentativoEl siglo de las langostas
Malika Mokeddem
"Un pequeño rebaño de ovejas, tres camellos y un burro; Mahmud camina tras ellos a buen paso. Un bastón revolotea en su mano y picotea la tierra por delante de sus piernas bien torneadas. Está contento. Por la mañana temprano ha vendido en el mercado sus dos ovejas más viejas. No podía quedárselas más tiempo, y menos aún comérselas. No. Eran las primeras que tuvo. Juntos recorrieron durante años las llanuras a lo largo y a lo ancho. En tan inmensa soledad, uno se encariña con los animales.
De las albardas de los camellos sobresalen un saco de harina, otro de sémola y varios kilos de trigo. Uno de ellos también contiene azúcar, té y, por supuesto, dátiles. Para Neyma y Yasmina, Mahmud ha comprado vestidos de colores llamativos. A sus pieles oscuras les van bien los contrastes.
Ahora, el bastón descansa horizontal en los hombros de Mahmud. Sus muñecas se apoyan en él con flexibilidad y las manos le cuelgan y se balancean al ritmo de sus pasos. El aire es ligero. El azur se torna violeta anunciando el crepúsculo. Para animarse, Mahmud recita algún poema de su cosecha.
Pronto distingue su jaima en el resplandor del poniente. Enseguida le llegan los ladridos de la perra. No tardará en echarse a correr a su encuentro, adelantándose por poco a su hija Yasmina. Sólo quedará esperando cerca de la tienda la silueta negra y esbelta de Neyma, su mujer.
Sentada ante la jaima, Neyma contempla el paisaje: un cielo de un azul de guerra y el desierto infinito que la vista no puede abarcar."

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