domingo, 24 de junio de 2018

Voz d ela smujeres marroquies

Leila Slimani, una voz crítica en favor de las marroquíes

Lifestyle

La escritora Leila Slimani en su casa de París
La escritora denuncia en sus libros las injusticias y los prejuicios sociales que todavía prevalecen en su país contra las mujeres. Durante su reciente visita a España conversamos con ella sobre los temas que constituyen el eje de su obra: el sometimiento femenino en los regímenes islámicos, la falta de libertad sexual y la necesidad de un cambio profundo en las sociedades donde el patriarcado se confunde con la religión.
Dice Leila Slimani (Rabat, 1981) que cuando publicó su primera novela -'Dans le jardin de l'ogre'- algunos periodistas franceses se sorprendieron de que una marroquí escribiera una obra así. "Se referían a un libro sobre sexo escrito con total libertad", asevera la autora franco-marroquí, que viene de participar en el Tres Festival. Voces del Mediterráneo que se ha celebrado en Granada. "Les llamaba poderosamente la atención que la protagonista fuera una mujer que padece adicción sexual", añade.
La desgarradora historia de su siguiente libro, 'Canción dulce', le valió el Premio Goncourt, que recogió con 29 años. Ahora publica en España 'Sexo y mentiras' (Cabaret Voltaire), un texto que vuelve a dar voz a las marroquíes para abordar la miseria sexual como herramienta de sumisión. "Durante la presentación de mi primera novela participé en una serie de charlas, conferencias y encuentros por varias ciudades de Marruecos", recuerda Slimani durante su cita con Yo Dona, "no podía imaginar que las allí congregadas tuvieran tanta necesidad de hablar sobre la sexualidad en un país que solo les ofrece dos alternativas: virgen o esposa".
Sexo y mentiras recoge el testimonio anónimo de varias mujeres que quisieron compartir con la escritora su experiencia y su sufrimiento: "Durante los años que trabajé como periodista en L'Express y Jeune Afrique tuve la oportunidad de escribir sobre ciertos tabúes de la sociedad marroquí. Sin embargo, estas conversaciones iban un paso más allá. No se trataba de entrevistar a alguien como parte de un reportaje, sino de analizar un fenómeno en toda su complejidad a través de una serie de confidencias íntimas y a menudo dolorosas". En ese sentido, asegura, Sexo y mentiras no es un estudio sociológico ni tampoco un ensayo sobre la sexualidad, sino que se limita a recoger la palabra de personas que se debaten entre la emancipación y el respeto a las tradiciones. "Una mujer a la que no le está permitido desear y cuyo cuerpo se somete al control social no puede cumplir plenamente su papel de ciudadana", explica.
El momento para la publicación de su libro no pudo ser más oportuno, por otra parte. "Las revoluciones árabes, el emerger de las clases medias y la aparición de las redes sociales han permitido, en cierta medida, levantar el cerco del silencio", asegura Slimani. De ahí que sus charlas por varias librerías del país se convirtieran en una improvisada mesa de debate donde se trataban abiertamente algunos asuntos que en los últimos años han conmocionado a una opinión pública cada vez más crítica con el régimen coercitivo impuesto por la religión y el patriarcado.
"Por aquellos días se hablaba mucho de Amina El Filali, una menor que se suicidó después de ser obligada a casarse con su violador de acuerdo a la legislación penal marroquí, que permite al agresor eludir la cárcel a través del matrimonio", rememora la autora.
Otro de los escándalos de los que se hace eco su libro es el de la película 'Much Loved' (2015), que tenía como protagonistas a cuatro prostitutas de Marrakech. Las autoridades no solo prohibieron su estreno en las salas, sino que una de las actrices tuvo que huir a Francia después de ser agredida. "Fue insultada e injuriada por ser una mujer libre", lamenta Slimani.
Tampoco comprende la escritora el alboroto que desató ese mismo año el concierto de Jennifer Lopez en Rabat, al que acudieron más de 100.000 personas: "Unas horas después unos internautas inundaron las redes con críticas sobre el contenido pornográfico del espectáculo, lo que obligó al ministro de Cultura y Comunicación a pronunciarse en un comunicado, donde tildaba el concierto de inaceptable".
Cada capítulo comienza con la descripción del encuentro con la confidente para luego profundizar en sus angustias e inseguridades. «Uno de los pilares de la sociedad marroquí es el concepto de b'chuma, que se puede traducir como vergüenza y que te inculcan desde la infancia», escribe.
Lo que más la removió de las historias que escuchó -y que ha plasmado con "absoluta fidelidad", asegura- fue comprobar que la libertad no siempre es una victoria. "Convertirte en una mujer adulta es un camino sembrado de humillaciones. Si alguien quiere hacernos daño encontrará la manera de atacarnos y denunciarnos ante la justicia. Incluso las mujeres que trabajan y gozan de independencia económica saben que no pueden decir ciertas cosas ni mantener determinadas actitudes. Aun con todo, en mi libro se sirven del arma más poderosa que existe contra el odio: las palabras", dice la escritora. Y cita a Michel Foucault para referirse a la sexualidad "como un cruce fronterizo especialmente denso para las relaciones de poder".
Aunque quienes hablan en su libro parecen habitar en una realidad paralela y silenciosa, 'Sexo y mentiras' no es una distopía, sino un retrato hiperrealista de la sociedad marroquí.
La ecuación se complica cuando analiza los aspectos económicos de la clandestinidad sexual. "Estamos hablando de una forma de capitalismo feroz que ha encontrado en las cirugías de himenoplastia a modo de certificado de soltería y en los laboratorios que comercializan falsas membranas un auténtico maná económico", dice Slimani. Solo al final del texto la autora da voz a algunos hombres. "No los excluí premeditadamente, sino que fueron principalmente mujeres las que se acercaron a hablar conmigo", asegura.
El aborto es uno de los temas que más preocupan a las marroquíes. En Marruecos, el nuevo Código de la Familia, promulgado en 2014, permite declarar al hijo nacido fuera del matrimonio, pero si el padre no lo reconoce, la madre debe elegir para él un nombre que empiece por el epíteto Abd y un apellido de una lista, "de ahí que cientos de mujeres abandonen a los bebés concebidos en la ilegalidad".
En 2010 se registró una media de 24 abandonos diarios y se calcula que se practican cerca de 600 abortos anuales, muchos de ellos en condiciones atroces. "A pesar de que el tema está en boca de todo el mundo, parece imposible legalizar esta práctica en un país donde las relaciones extramatrimoniales son ilegales", denuncia la escritora.
En Marruecos también es impensable que dos personas manifiesten en público gestos de afecto. "La primera vez que viajé a París tenía 10 años y recuerdo haberme quedado estupefacta al ver a una pareja que se besaba en plena calle ajena a los transeúntes. En mi país habría sido una escena insólita y potencialmente peligrosa", asegura.
Relata Slimani el caso de dos adolescentes de la ciudad conservadora de Nador que en 2013 colgaron en Facebook una foto en la que aparecían besándose: "Detuvieron a la pareja, así como al fotógrafo, y los acusaron de atentado contra el pudor".
La reacción de las redes sociales no se hizo esperar. "Muchos jóvenes, en señal de rebeldía, colgaron fotos de besos y varias asociaciones surgidas tras el movimiento 20 de Febrero llegaron a organizar una besada colectiva delante del Parlamento de Rabat", concluye.
Slimani se resiste a pensar que la sociedad marroquí sea por naturaleza puritana: "La religión musulmana puede verse en primer lugar como una ética de la liberación, de la apertura al otro, como una moral íntima". Y añade: "La ternura, la seducción y el humor se valoran mucho en la cultura popular". Sin embargo, desde hace unos 30 años la influencia del 'wahabismo', lo que ella llama "el islam sin alma", ha vulnerado ese sentimiento de 'hanan', de ternura.
Por eso, insiste la autora, es tan importante defender la libertad sexual como un derecho fundamental. "Ejercer la propia ciudadanía sexual, disponer cada cual de su propio cuerpo como quiera, llevar una vida íntima sin riesgo, fuente de placer y de libre coerción, son necesidades fundamentales y derechos que deberían considerarse inalienables y garantizados para todos".

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