viernes, 30 de diciembre de 2011

MARIA JOSÉ FLORES


BIOGRAFÍA.
Burguillos del Cerro, Badajoz (España), 1963. Reside en Italia. Dra. Filología. Hispánica. Profesora universitaria de Español. Ensayista. Poemarios publicados: "De tu nombre y la tierra" (1984), "Oscuro acantilado" (1986), "Noche oscura del alma" (plaq, 1986), "Nocturnos" (1989), "El rostro de la piedra" (1992), "Impura claridad" (1995). Premios a poemarios: Adolfo Vargas Cienfuegos (1984), Juan Manuel Rozas (1986), Ciudad. de Barcelona (1991), Ciudad. de Mérida (1994).

Ficha en el I.R.P.E.: E1807.
Correo electrónico: mjflores@libero.it


REMONTABAN EL CURSO incierto de los ríos
y distinguían en sí las llagas de la piedra.

La vida era zozobra
y temor
y milagro;

la palabra
nombraba lo visible confiando en las cosas.
Se creía.
Era un tiempo inclemente y despojado.

(2003)


A VECES
lo miramos
como se miran las cosas imposibles
que duelen y que asombran en los sueños.
Poco sabemos de él y sus honduras.
De ese animal esquivo y solitario
que repite paciente nuestros gestos.

(2002)

Mi Memoria Es Verdor... de María José Flores

Mi memoria es verdor
y hojasy espesura
Mi memoria se yergue frente a mí
y me contempla
Brota en la palidez de mi desnudo
como ángel doliente
una rama de agua
Mi memoria es un árbol

Poema Un Ardiente Rumor Como De Labios... de María José Flores

Un ardiente rumor como de labios
tu voz tu grito es la espesura que arde
que ilumina la orilla
una queja tan dulce que humedece los ojos
que funde las nevadas y los siglos

AUNQUE SEAMOS MALDITAS

Aunque seamos malditas una novela que narra la historia de Ainur una que tras sufrir acoso laboral y recibir la sentencia favorable decide regresar a la aldea de sus antepasados para recuperar la paz. Allí retoma sus estudios de doctorado sobre Selene una comadrona de la Edad Media quemada en la hoguera por la Inquisición.
Nosotras hemos hablado con ella.
¿De donde surgió la idea de hacer este libro?
Llevaba años obsesionada con la caza de brujas. Con el hecho de que una sociedad entera se volviera loca y condenará a muerte a millones de por tener un lunar o ser capaces de curar. Algunas eran personajes fascinantes y otras pobres mujeres. La mayoría eran ambas cosas. Había que hablar de ellas.
Aunque seamos malditas gira principalmente sobre la vida de dos mujeres. Selene y Ainur, que sufren mucho en la vida ¿Es un libro escrito para mujeres?
Cuando un escribe sobre otro hombre se asume que escribe una historia universal que escribe sobre la condición humana. Cuando es una mujer la que escribe se dice que es una novela de mujeres, yo quiero demostrar que una historia escrita por una mujer y donde las protagonistas son mujeres puede ser una historia universal. Es una novela para personas que quieren aprender algo, que quieren vivir otras vidas y ser más grandes.
¿Cree que a las mujeres el hecho de serlo nos supone un punto extra de sufrimiento?
Las malditas son más malditas que los malditos. Si el paria es paria, la mujer del paria es mucho más paria. Las mujeres lo hemos tenido más difícil y lo seguimos teniendo más difícil y eso nos ha hecho más fuertes y también más vulnerables.
¿Por qué todavía debemos luchar para llegar a la altura de los en determinados aspectos como el laboral?
Sigue vigente el “techo de cristal”: la mayoría de las mujeres trabajan, hay muchos medios, muchas secretarias pero pocas jefas. La discriminación más difícil de vencer es esa discriminación sutil con la que se aparta a las mujeres de las decisiones importantes. No se puede demostrar que las discriminan por ser mujeres. Pero esas mujeres valiosas nunca ascienden. La primera discriminación está dentro de mismas: tenemos que convencernos de que podemos vencer todas las barreras. La igualdad comienza en nuestra autoestima.
Comenzó a escribir con 11 años, su primera novela Los amantes tristes fue alabada por la crítica. Ha recibido el premio Azorín y la beca Valle-Inclán. ¿Se considera una privilegiada en el mundo de la literatura?
Yo llevo más de veinte años escribiendo y por escribir he renunciado a muchas cosas: a mi , a la seguridad, al amor. Para que la escritura te dé algo tú tienes que darle todo. Creo que he tenido mucha pero sobre todo he trabajado mucho.
Para un escritor ¿qué es más importante el respaldo de la crítica y los premios o convertirse en un superventas?
Lo más importante para un escritor es tener una historia que contar, algo importante que decir y sentir que ha sido capaz de hacerlo, que ha escrito una historia más grande que la vida. Para un escritor lo importante es decir la verdad y la gran novela siempre es verdad. Son nuestras vidas las que son falsas.
¿Por qué ha optado por una narración fragmentada?
Bueno, todos hemos aprendido de la gran novela del XIX, pero estamos en el SXXI y no tiene sentido que se sigan escribiendo textos que son malas copias de las grandes novelas del XIX. Ha pasado la vanguardia y el “nouveau roman” que no tenían en cuenta al lector pero que nos enseñaron muchas cosas y ahora hay que buscar nuevos caminos para la novela y en eso estoy buscando mi propia forma de novelar.
En su libro uno de los personajes habla de usted como una amiga del colegio ¿esto es un guiño a alguien en concreto, al lector?
Eso es parte del juego metaliterario y de la ironía. Uno tiene que reírse de sí mismo y la literatura tiene que ser juego. Es un guiño a mis lectores y un corte de mangas a los inflexibles que no dejan que la literatura sea libre.
Todos los escritores dejan algo de ellos mismos en sus novelas ¿Qué hay suyo en esta?
La novela es un “golem” es un espíritu muerto que cobra vida y la única vida que el escritor tiene para darle es la suya propia. T.S. Elliot decía que si podías contar la historia de un palo de la luz contando en realidad como perdiste a tu gran eras un escritor. Esta es la historia de las mujeres que llamaron brujas, de las que sufrieron el acoso laboral, de los hombres que pagaron por un crimen que no cometieron y puede que también sea la historia de cómo Eugenia Rico perdió su gran amor pero eso debe subyacer, debe ser el abono para la fuerza de la novela y no la novela misma.
Aunque seamos malditas acaba de salir, ¿Qué proyectos tiene a partir de ahora?
Aunque seamos malditas forma parte de una tetralogía que me impuse sobre los cuatro elementos. El otoño alemán que obtuvó el Premio Ateneo era y Aunque seamos malditas es fuego. Estoy trabajando en la documentación para la novela que será Tierra, pero la tierra tiene que estar en barbecho para producir. Aunque seamos malditas me ha dejado agotada y hay que olvidar una novela para escribir la siguiente. Eso es lo duro de este oficio.
¿Cómo es un día en la vida de Eugenia Rico?
Depende. Si estoy escribiendo una novela mi ideal sería el de Kafka: escribir todo el día y que una mano anónima me trajera los alimentos. Desgraciadamente cuando eres mujer esa mano anónima suele ser la tuya. Me levanto, juego con mi hija y me obligo a leer. Leo muchísimo. Cuando leo soy más feliz que cuando escribo.

http://www.nosotras.com/actualidad/entrevista-eugenia-rico-malditas-son-malditas-malditos-56806/

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Gitanas

Gitanas Hablan las mujeres «roms» de Europa


Claire Auzias


Fotografías de Éric Roset


ISBN: 978-84-939437-2-1




Logroño.2011; 392 págs; 14,5 x 21 cm



PVP: 22 €.Contacto:pepitas@pepitas.net


Este libro —compuesto de catorce entrevistas realizadas a mujeres gitanas del viejo continente y de sesenta fotografías— nos asoma a una realidad muy cercana y a la vez ignorada: la de las mujeres gitanas, a su vida cotidiana, a sus preocupaciones sociales y a sus anhelos personales. Y la suma de todas sus voces —junto a su heterogeneidad geográfica y social— nos da una panorámica del momento que viven las mujeres gitanas, auténticas puntas de lanza del cambio en el mundo «rom».

jueves, 8 de diciembre de 2011

Un cinesasta apasionante

Radu Mihaileanu: "Las 'primaveras árabes'
han sido impulsadas por las mujeres"
Tras alcanzar la fama mundial con 'El concierto', el cineasta rumano estrena 'La fuente de las mujeres', una valiente incursión en el mundo femenino árabe


Juan SARDÁ Publicado el 07/12/2011


El cine del director Radu Mihaileanu (Bucarest, 1958) siempre se ha distinguido por su capacidad para evocar situaciones históricas de enorme dramatismo y encontrar un halo de esperanza que las redima. En el filme que le dio fama mundial, El tren de la vida (1998), trataba el Holocausto sin desdeñar la comedia y elementos de poesía. En Vete y vive (2005) ironizaba sobre las identidades religiosas a partir de un chico etíope que se hace pasar por judío para disfrutar de un futuro mejor en Israel.

Hace dos años, Mihaileanu lograba un inmenso éxito internacional con El concierto, una bella película en la que abordaba las devastadoras consecuencias del comunismo a partir de un director de orquesta. Su nuevo filme, La fuente de las mujeres, vuelve a dar fe de su querencia por contar historias que atrapen los más dolorosos conflictos pero que ofrezcan una puerta de salida. Ambientada en un pueblo árabe, que el propio Mihaileanu considera una abstracción del mundo oriental, la película cuenta la rebelión de un grupo de aldeanas contra sus maridos. Radu Mihaileanu logra un filme que reivindica la belleza de las costumbres y la tradición árabe como un contundente alegato contra la brutal discriminación de la mujer que se vive en esos países.

-¿Le ha cambiado la vida el éxito colosal de El concierto?
-Ha sido una bella sorpresa. Por una parte, me ha ayudado a encontrar financiación para esta nueva película sin tantos problemas. No es fácil levantar un proyecto sobre el mundo árabe. Por otra, siempre es fantástico que la gente disfrute de lo que haces. Cuando la preparaba, todo el mundo me decía que la música clásica no le interesa a nadie. Y lo más maravilloso ha sido su éxito entre los adolescentes, ver cómo se descargaban en su iPod o iPhone piezas de Tchaikovsky.

-Sus películas nos conducen de un lugar a otro del mundo. ¿Qué le ha llevado a Marruecos en esta ocasión?
-Siento un enorme afecto por Marruecos desde que visité el país hace 25 años siendo asistente de Marco Ferreri, en Blancos ser buenos, en 1987. Inmediatamente percibí una gran identificación con sus gentes, sobre todo las de los pueblos. Después lo he visitado en innumerables ocasiones. De todos modos, aunque se pueda reconocer el paisaje no quería hablar de un país en concreto sino realizar un “cuento oriental”.


Poesía y sensualidad
-La fábula siempre ha sido un terreno muy propio de sus películas.
-Aquí me quería ceñir a la tradición oriental, donde las cosas no se cuentan de una manera frontal. La tradición árabe está muy relacionada con la poesía, con la sexualidad, la sensualidad, el placer de la buena comida... nada que ver con esa intransigencia religiosa con la que muchos la identifican.

-No son casuales las continuas referencias a Las mil y una noches...
-Este libro es el canon de los elementos que acabo de señalar. Por otra parte, contiene un mensaje que me gusta mucho. La narradora, Sherezade, sobrevive gracias a que narra todos los días un cuento y así se le perdona la vida. Ahí está, en la raíz de la tradición, la idea de que las mujeres deben expresarse para vivir.

-La fuente de las mujeres plantea una denuncia nada oculta de la situación que vive la mujer en los países árabes en estos momentos.
-Es algo que debe cambiar. Veremos muy pronto cómo va a suceder. Las ‘primaveras árabes' han sido impulsadas, en gran medida, por la fuerza de esas jóvenes que están hartas del sometimiento machista. Desde Occidente no se percibe hasta qué punto están cobrando fuerza. De todos modos, ese machismo no es algo propio sólo de los árabes, lo vemos también en las sociedades católicas o en el mundo judío, que conozco muy bien. Detesto que se utilice este tema para atacar al mundo musulmán, como si no hubiera nada más.

-Parece que el ámbito de las mujeres tiene mucho más color y belleza que el de los hombres. Puede comprobarse a través de sus danzas, sus vestidos...
-Eso es una pura constatación de lo que ves en los pueblos cuando los visitas. Lo femenino está marcado por dos elementos. Como no pueden andar solas en ningún momento eso las obliga a estar muy juntas, a desarrollar grandes lazos de solidaridad entre ellas. Por otra parte, su situación es mucho más ambigua. No tienen el poder real pero sí deciden en casa. Las mujeres manejan los hilos desde la sombra.

En la película vemos cómo se confronta tradición y modernidad. Se produce una mezcla muy curiosa entre elementos atávicos y nuevas tecnologías. Ahí están esos campesinos paupérrimos que tienen un móvil y antena parabólica. “En este sentido, los avances en comunicación están jugando un papel ampliamente positivo”, dice Mihaileanu. “Las revueltas árabes no hubieran sido posibles sin Facebook o Twitter. La democracia es casi inevitable cuando cuentas con estos elementos, es más difícil engañar y controlar a la gente”.

-Usted es judío. ¿Se planteó en algún momento que alguien le echara en cara realizar esta película?
-Si alguien piensa que por ser judío no puedo hacer una película sobre los árabes es un imbécil. Este tipo de actitudes me resultan muy tristes y vivo al margen de ellas. Además, los judíos y los árabes somos hermanos, venimos del mismo lugar y pertenecemos a la misma raza semítica. El propio hebreo nace de la misma raíz que el árabe. Nuestra cultura es muy semejante: las canciones, el sentido de la nostalgia, la comida... Considerarnos enemigos es ridículo. Además, parte de mi legado proviene de Rumanía, de los Balcanes, con una influencia muy poderosa de los turcos. Sí, yo, judío, quería hablar de la belleza de los árabes.

-De su conversación parece deducirse que es todavía más pesimista que sus propias películas.
-Soy las dos cosas. Me aflige la brutalidad de algunos, la intolerancia, hay cosas que sencillamente no entiendo. Ves tantas cosas horribles en el mundo que es imposible no quedarse consternado. De todos modos, en el caso árabe, tengo mucha confianza en las mujeres y en que eduquen a sus hijos de otra manera. Quiero pensar que en este mundo hay mucha gente extraordinaria y que gracias a eso podremos construir un futuro mejor. Nunca he querido renunciar a la idea de que podemos prosperar. Ahora, como le decía, estamos en un momento de cambio radical y depende de nosotros que sea para bien o para mal.
La fuente de las mujeres
TÍTULO ORIGINAL
La source des femmes (The Source)
AÑO
2011
DURACIÓN
Trailers/Vídeos 136 min.
PAÍS
Sección visual
DIRECTOR
Radu Mihaileanu
GUIÓN
Radu Mihaileanu, Alain-Michel Blanc
MÚSICA
Armand Amar
FOTOGRAFÍA
Glynn Speeckaert
REPARTO
Hafsia Herzi, Leïla Bekhti, Zinedine Soualem, Sabrina Ouazani, Malek Akhmiss, Saad Tsouli
PRODUCTORA
Coproducción Bélgica-Francia-Italia; Elzévir Films / Europa Corp. / Indigo Film
PREMIOS
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso
GÉNERO
Comedia. Drama Comedia dramática. Vida rural
SINOPSIS
En un pequeño pueblo, en algún lugar entre el norte de África y Oriente Medio, la tradición exige que las mujeres vayan a buscar agua, bajo un sol ardiente, a la fuente que nace en lo alto de una montaña. Leila, una joven casada, propone a las demás mujeres una huelga de sexo: no mantendrán relaciones sexuales hasta que los hombres colaboren con ellas en el transporte del agua hasta la aldea. (FILMAFFINITY)

'La fuente de las mujeres' es una película del director francés de origen rumano Radu Mihaileanu, que cuenta una tradicional lucha de sexos, con huelga de amor incluida, pero con la particularidad de que se desarrolla en una comunidad árabe. Los requisitos estipulados por el ministerio de Cultura para adjudicar la categoría especial de "especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género" a las películas es que promuevan la eliminación de prejuicios, imágenes estereotipadas y roles en función del sexo y que impulsen la construcción y difusión de representaciones plurales y reales de ambos sexos, como diversos son las mujeres y los hombres.
http://www.e-mujeres.net/noticias/fuente-mujeres-primera-pelicula-recomendada-igualdad-genero


lunes, 5 de diciembre de 2011

Entrevista a Thar Ben Jellou tras El retorno

ENTREVISTA: EN PORTADA Tahar ben Jelloun
Autopsia del desarraigo
JAVIER VALENZUELA 24/09/2011
EMIGRADO DESDE una polvorienta aldea bereber del sur de Marruecos, Mohamed lleva cuarenta años trabajando en Francia, en una fábrica de automóviles. Siempre ha vivido en el mismo suburbio parisiense y allí han nacido y crecido sus cinco hijos. Ahora le ha llegado la hora de la jubilación y no sabe qué hacer con lo que pueda quedarle de vida. Así que decide regresar a su aldea natal y construir allí una gran mansión para toda su familia. Pero sus hijos no le siguen en este viaje al sur primigenio, el torbellino de Francia se los ha tragado.
Esta es la historia de El retorno (Alianza), el último libro de Tahar ben Jelloun. Nacido en Fez en 1944 e instalado en París desde muy joven, autor en lengua francesa y premio Goncourt en 1987, de pálido rostro lunar, Ben Jelloun está hoy ligeramente acatarrado, carraspea y tose con frecuencia. Faltan solo dos días para el comienzo oficial del otoño y aunque la luz del sol entra por las ventanas del salón de su apartamento en la Rue Broca, en París hace más bien fresquete y la gente camina ya por las calles con cazadoras de cuero.
PREGUNTA. La de
El retorno,
Tahar, es una historia triste, muy triste, ¿no le parece? RESPUESTA. Es una historia triste, por supuesto. Le pasa a un marroquí, pero, tiempo atrás, podría haberle pasado a un español, un portugués o un italiano, y hoy podría pasarle a un peruano o un chino. Es la historia de alguien que ha dedicado toda su vida al trabajo, un trabajo que, de alguna manera, le protegía, le daba cierta seguridad interior. Y de un día para otro, ya no hay trabajo, ya no hay seguridad, se queda desnudo, sin saber qué hacer con su jubilación. Es patético pero es verdadero. He conocido a gente así, gente de una tristeza desesperada. Para los trabajadores nacidos en este país, para los franceses, la jubilación puede ser una oportunidad para hacer cosas que no podían hacer, como practicar deporte, viajar, desarrollar una afición, pero un inmigrante puede quedarse repentinamente vacío.
P. Cierto,
El retorno
no es solo un libro sobre la jubilación, trata de la jubilación no deseada de un marroquí emigrado a Francia. Mohamed no hacía aquí otra cosa que trabajar, vivía en este país como en una burbuja. Y lo más horrible es que cuando vuelve a Marruecos descubre que ha perdido a sus hijos
R. Sí, Mohamed, que ha sido muy cuerdo en Francia, se vuelve loco al regresar a Marruecos. Construye en su aldea una casa surrealista, inhabitable. Se gasta todo su dinero en esa casa, intentando materializar el sueño de unidad familiar que tenían sus padres y abuelos, un sueño de hace un siglo. Y se va hundiendo en la locura.
P. Es curioso: usted ha escrito de un modo realista las tres cuartas del libro que transcurren en Francia, pero cuando Mohamed vuelve a Marruecos la cosa empieza a ser mágica, cada vez más mágica. Mohamed va a terminar siendo un santo y su casa, un morabito. Y antes han aparecido en la narración los amuletos contra el mal de ojo, los curanderos y los brujos.
R. Es que Francia no es un país que haga soñar. En cambio, sí que hay algo mágico en Marruecos, yo diría que como en la Andalucía de antes. Es la belleza del país y es también la especie de poesía que hay en las relaciones entre la gente. Allí todo es posible.
P. Querría hablar ahora de animales. En
El retorno,
usted escribe que cuando Mohamed está en Francia se comporta como, literalmente, un borrico: laborioso, manso, humilde, rutinario, intentando pasar desapercibido. El propio Mohamed reflexiona así en la novela: "¿Qué podemos hacer? Que se nos vea lo menos posible, somos expertos en no hacernos notar". Y en otro libro suyo publicado hace poco en España,
La primavera árabe
(Alianza), un ensayo sobre las actuales revueltas democráticas en el norte de África y Oriente Próximo, usted dice que los árabes son tratados como perros en sus países por sus propios Gobiernos. El amargo destino del árabe contemporáneo sería, pues, trabajar como un burro en Europa y ser tratado como un perro al sur del Mediterráneo.
R. Algo así. En los países árabes que te llamen perro es el peor de los insultos. En la época de Hassan II, la primera cosa que la Policía le decía a un opositor era: "Acércate, perro". El opositor era un perro o un hijo de perra. Y aquí, en Francia, los inmigrantes magrebíes son considerados como ganado. Para todo: en el trabajo y en la vivienda, en esos suburbios donde uno solo puede sentirse desdichado. Sí, en este lado del Mediterráneo son bestias y en el otro también. Pero, en fin, esa es la condición del pobre. El pobre es el que ha sido desposeído. En el caso de los inmigrantes magrebíes, como antes de los italianos, españoles o portugueses, de lo que se les ha desposeído es del campo, del sitio y de la cultura de donde proceden.
P. Comparto la lectura que hace usted en
La primavera árabe
de las revueltas que han sacudido este año Túnez, Egipto, Libia, Siria y otros países. Son combates por la libertad, los derechos y la democracia, pero sobre todo son combates por la dignidad. Al árabe se le negaba la dignidad en Europa y, lo que es más grave, en su mismísima tierra. Hasta que se puso a reivindicar su humanidad.
R. Así es como yo lo veo y no sé si los europeos se dan cuenta de veras de lo que está pasando. En Siria, por ejemplo, la gente baja desarmada a la calle todos los días para recibir balazos. Sale de su casa sin saber si volverá por la noche. Y sigue saliendo. A manifestarse. Y no por el pan o por el empleo. Se manifiesta por la libertad y la dignidad, para que se respete su integridad física y moral, se le reconozca, como usted dice, su humanidad. Y esto es nuevo. Es la primera vez que en el mundo árabe vemos manifestaciones no contra el exterior, contra el sionismo, contra Occidente, no; las manifestaciones son contra los canallas que nos gobiernan y nos despojan de nuestra condición de seres humanos. Si en Túnez, Egipto o Libia hubiera habido manifestaciones para mejorar los salarios, Ben Ali, Mubarak o Gadafi podrían haber cedido y haberlos subido un diez por ciento. Pero la gente no pedía eso. Pedía mucho más que eso. Llega un momento en que el humillado se niega a seguir viviendo de rodillas, esta es una verdad universal.
P. Vayamos, si le parece, a su país natal, a Marruecos. Usted se ha pronunciado favorablemente sobre el deseo de cambio político del rey Mohamed VI, afirma que ahora se puede respirar allí más libremente y que los emigrantes ya no son desvalijados por los aduaneros cuando regresan a pasar las vacaciones. También se lo hace decir en la novela a Mohamed, quien dice del actual monarca: "Es un buen tipo, lo contrario de su padre".
R. Sí.
P. Pero en
El retorno
también recuerda que allí persisten la pobreza, las desigualdades y la corrupción.
R. Sí.
P. Son cosas que no pueden cambiarse con una mera reforma de la Constitución.
R. No. Y de hecho por eso estoy implicado personalmente en la lucha contra la corrupción en Marruecos. La corrupción lo pudre todo; se puede hacer una nueva Constitución, se pueden celebrar elecciones estupendas que den paso a un nuevo Parlamento, pero mientras persista la corrupción es como si no se hubiera hecho nada. Hay que hacer una Marcha Verde contra la corrupción, hay que cambiar las mentalidades y eso no lo pueden hacer de un plumazo ni el rey ni nadie. Habría que empezar por la escuela primaria. Pido para Marruecos una pedagogía que haga socialmente repugnante la corrupción, que se diga que del mismo modo que no se puede robar, mentir o matar, no se puede corromper ni ser corrompido. Y si no se empieza con los niños, no hay nada que hacer.
P. Esto me trae a la cabeza la visión del islam del protagonista de
El retorno.
Mohamed es un buen musulmán, pero la religión que practica es muy sencilla. n un momento dado, él mismo dice que el islam es fácil de entender: lo importante ante los ojos de Dios es el modo en que tratas a la gente, especialmente a los débiles y los pobres. De modo que lo que hay que hacer, concluye, es rezar y no hacer daño a los demás.
R. Eso es lo que me explicaba mi padre cuando yo era pequeño, cuando tenía cinco o seis años. Vivíamos en Fez y en invierno hacía mucho frío en nuestra casa, que no tenía calefacción ni agua caliente. or las mañanas, el agua para hacer las abluciones antes de la oración estaba helada y yo temblaba de frío. Y un día mi padre me dijo: "Escucha, hijo, puedes saltarte las oraciones. Lo esencial del islam es ser limpio, respetar a tus padres y profesores y no mentir, no robar, etcétera". Creo que, en el fondo, todas las religiones comparten esta misma moral básica. Lo que complica las cosas son algunas interpretaciones que hacen unos y otros. Cuando las interpretaciones son literales, al pie de la letra, entramos de lleno en el fanatismo y la estupidez.
P. Acabo de leer en
Le Monde
de hoy que una treintena de tumbas musulmanas en el cementerio de Carcassonne han sido profanadas. Eran tumbas de magrebíes que habían muerto luchando por Francia en las guerras mundiales y les han pintado encima cruces gamadas. El periódico añade que, hace un año, un vandalismo semejante tuvo lugar en un cementerio de Estrasburgo. Lo llamativo es que la noticia es apenas un breve en página par y bajo la rúbrica
Faits divers,
sucesos. Como si la islamofobia fuera algo banal, sin la menor importancia, sin la menor dimensión ideológica, política, social y cultural. Y sin embargo, la islamofobia se extiende por Europa sustituyendo al viejo antisemitismo. Ahí está la matanza del ultraderechista de Noruega.
R. Hay dos elementos en la satanización actual del islam. Por una parte, la extrema derecha está haciendo sus campañas basándose en el miedo al islam, diciendo que los musulmanes están invadiendo Europa y van a cambiar las vidas cotidianas de los europeos. Y por otra, los islamistas fanáticos les regalan argumentos en un plato de oro. El año pasado estuve en Suecia, en Goteborg, y me reuní con los marroquíes de allí. Me dijeron: "Basta con que dos o tres imbéciles hagan algo escandaloso para que recaiga sobre todos nosotros". El lío que se montó en Francia con lo del velo islámico integral me pareció, por ejemplo, excesivo. ¿Había que hacer todo ese ruido por unas dos mil mujeres que llevaban esa prenda en Francia? ¿Era ese el gran problema de Francia que había que solucionar con urgencia y de modo expeditivo? No soy una persona religiosa y es obvio que estoy en contra del velo integral, pero cuando una determinada versión de una religión se confunde con toda una comunidad y se rechaza a toda esa comunidad por los excesos de algunos, ah, entonces hemos entrado de lleno en el racismo facilón.
P. Afortunadamente ha llegado la
primavera árabe
para comenzar a levantar ciertos velos en las miradas occidentales.
R. Sí, ha habido la primavera árabe y ha habido también muchas matanzas de musulmanes hechas por Al Qaeda. Se calcula que la organización de Bin Laden ha matado a unas 9.500 personas en todo el mundo, de las cuales más de 6.000 eran musulmanes. Ahora, la primavera árabe está expresando de modo formidable el fracaso del islamismo político. Y sobre todo de ese fantasma del islamismo en las cabezas occidentales del que se beneficiaban los Ben Ali y Mubarak.
P. Escribió
El retorno
entre 2005 y 2008. ¿Sería ahora más optimista tras la
primavera árabe?
R. No creo. La primavera árabe no aporta gran cosa a los inmigrantes, su vida está aquí, en Francia, en los países europeos. Pero lo importante es que bastantes de sus hijos han participado en las revueltas árabes en Túnez, Egipto o Libia. Conozco a jóvenes nacidos en Francia o en Inglaterra que han vuelto a los países de sus padres para participar en las luchas actuales. Eso es muy estimulante.
P. Me pregunto si no ha pensado usted en volver a vivir en Marruecos, a ese país de la leche de almendra y el agua de rosas con el que sueña Mohamed.
R. Sí, claro. De hecho, volví a Marruecos en 2006 con la intención de quedarme allí, pero me resultó difícil. Para vivir en Marruecos hay que conocer los códigos y, aunque yo los conozco, me fatigan. Tuve, además, malas experiencias familiares, así que terminé regresando a París. Amo a Marruecos, pero hay dos cosas que no soporto, y son la falta de seriedad y la corrupción.
P. ¿Y qué significa París para usted?
R. Una especie de refugio.
P. Voy a preguntarle muy directamente dónde querría ser enterrado. ¿Aquí, en Francia, o en Marruecos?
R. No se preocupe, mis hijos me lo han preguntado también y les he respondido que en Marruecos. Me gustan los cementerios marroquíes; son caóticos, sí, pero abiertos y luminosos, menos siniestros que los franceses. Jean Genet hizo bien en hacerse enterrar en Larache. Y Claudio Bravo en Tarudant, en su casa en el desierto.

El retorno




El retorno
Tahar Ben Jelloun (Autor/a),

Malika Embarek López (Traductor/a)
Colección: Alianza Literaria (AL)

Contenido
Mohamed Limmigri, un emigrante marroquí, está a punto de jubilarse después de pasar años realizando distintos cometidos en una fábrica de coches francesa. La idea de dejar el trabajo le provoca un difuso malestar. Es el momento de hacer balance de toda una vida, también es la hora de las desilusiones. Hombre comedido, paciente y anónimo, musulmán piadoso y buen trabajador, sin ambiciones y sin estudios, llegó a Francia cuarenta años antes con su Corán pegado al corazón, su única seña de identidad. Recuerda cómo tuvo que adaptarse a un país que no es el suyo y en el que se aprecia una preocupante intolerancia xenófoba. Reflexiona sobre el equilibrio y sosiego que encontró en la religión islámica, y cómo ésta se ha degradado en desviaciones fanáticas y violentas. Pero sobre todo lamenta que su familia se haya desestructurado y el no haber sabido educar a sus hijos para que no perdieran sus señas culturales y religiosas. La afligida nostalgia del pasado le lleva a regresar a su aldea natal con el objetivo de construir una enorme casa en la que pueda reagrupar a su familia. Pero el retorno será muy distinto del que se imaginaba. Tahar Ben Jelloun despliega en "El retorno" todas sus cualidades narrativas, entremezclando el monólogo interior con su sentido del detalle, para sumergirnos en la piel de Mohamed. En sus pesares de hombre resignado a su destino en el atardecer de sus días, que aun así no deja de agarrarse a un viejo sueño. El resultado, una novela emotiva que nos alcanzará de lleno el corazón. “Ben Jelloun completa el ciclo de la vida con una amplia meditación de su etapa final, con su parte de farsa y de tragedia, ambas emotivas e intensas.” The Independent “La novela de Tahar ben Jelloun debe ser declarada de interés público.” Le Figaro “Este libro es un regalo. Un cuento soberbio que uno tiene ganas de estrechar en su corazón.” Le Point “Un libro grave y meláncólico, una novela de acentos beckettianos.” Le Monde

Herta Müller HAMBRE Y SEDA

BIOGRAFÍA
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Herta Müller (Nitzkydorf, 1953), descendiente de suabos emigrados a Rumanía, es uno de los valores más sólidos de la literatura rumana en lengua alemana. Estudió Filología Germánica y Románica en la Universidad de Timisoara y se vio obligada a salir del país por su relevante papel en la defensa de los derechos de la minoría alemana. Desde 1987 vive en Berlín. Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009, ha sido galardonada también con los premios Aspekte (1984), Ricarda Huch (1987), Roswitha von Gandersheim (1990), Franz Kafka (1999) y Würth (2006), entre otros.

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Título: Hambre y seda Autor: Herta Müller
Traducido por: Isabel García Adánez
Colección: El Ojo del Tiempo. 53.
ISBN: 978-84-9841-802-6
Código de almacén: 8022064
Edición: 1ª, 2011
Formato: Libro electrónico, EPUB 995.0 KB (Disponible en Rústica )
Tema: No ficción histórica
Idioma de publicación: Español
Idioma de traducción: Alemán

SINOPSIS
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«Para quien nunca ha vivido la experiencia de una dictadura muchas cosas suenan casi increíbles. Pero ¿a quién creer, si no es a una escritora de la talla de Herta Müller? Habla de experiencias vividas en carne propia. Lo personal no puede separarse de lo político. De ahí lo absurdo de la pregunta que le hizo el funcionario del campo de acogida en Alemania: siendo suaba del Bánato, ¿solicitaba asilo como alemana o como víctima de la persecución política? (Para ambas cosas a la vez no existe formulario apropiado.) La patente autenticidad de estos relatos es la mejor constatación de las conclusiones políticas y morales que se extraen de ellos. No sólo remiten al pasado en Rumanía, sino también al presente de la Alemania recién reunificada. Por ejemplo, al conflicto entre este y oeste, o a la xenofobia.»

La belleza del agua