martes, 30 de octubre de 2012

LA DELICADEZA

La delicadeza', la novela de moda en Francia

  • La novela contiene multitud de referencias a autores y obras clásicas
  • Ultima la película sobre la obra, con Audrey Tatou como protagonista
  • 'El libro habla de esos instantes especialmente propicios al milagro'
La literatura luminosa, esa que habla de la búsqueda de la felicidad y de los pequeños milagros de lo cotidiano, tiene sello francés. Siguiendo el camino marcado por Anna Gavalda, que se ha hecho con una legión de lectores dentro y fuera de su país con sus relatos sobre relaciones de pareja, sentimientos y emociones; en la misma línea de Muriel Barbery y su 'Elegancia del erizo' o, ya en el terreno cinematográfico, de una película como 'Amelie', que conectó con espectadores de todo el mundo, llega a las librerías españolas, avalada por diez premios en su país y por el favor del público, 'La delicadeza', de David Foenkinos (París, 1974).
Foenkinos. | © David Ignaszewski. (Imagen de Seix Barral)Foenkinos. | © David Ignaszewski. (Imagen de Seix Barral)
¿Qué tiene esta novela amable, de estructura sencillísima, aderezada con toques de ternura y humor y que transita entre el drama y la comedia? "Ofrece lo que su título indica, delicadeza, en un mundo acelerado y brutal, donde nos creemos que los amigos aparecen con tan solo apretar el botón del ordenador. Ofrece un elogio de la lentitud, de la atención al otro", explica su autor.
Foenkinos, como Gavalda, como Barbery, consigue ofrecer al lector un poco de oxígeno, de optimismo, en tiempos especialmente sombríos, cargados de preocupación por lo material y donde urge un cambio de valores. "Más que de la búsqueda de la felicidad y del amor, de lo que habla esta novela es de la oportunidad, de los momentos, de esos instantes especialmente propicios al milagro, instantes que es complicado forzar pero que llegan cuando estamos atentos", explica el autor.
Foenkinos está en la fase de montaje de una película que pondrá imágenes a su novela y que protagoniza, cómo no, la inolvidable Amélie, Audrey Tatou. La actriz se mete en la piel de Nathalie, una mujer que pierde en un accidente al hombre del que está perdidamente enamorada y que después de una durísima etapa de duelo, en la que se refugia en la oficina, no puede creerse que el amor llame de nuevo a su puerta de la mano de Markus, un compañero de trabajo que nunca ha tenido éxito con las mujeres, no agraciado físicamente pero cargado de bondad y de ternura. Un hombre que para ella supone la sanación, la vuelta a la vida.
"Es evidente que el personaje masculino, un antihéroe alejado de todos los estereotipos, un poco en la línea del mito de la bella y la bestia, toca las fibras sensibles de las mujeres, que son las que más leen", señala el escritor, quien en este punto de la conversación saca su ordenador portátil y muestra dos de las escenas más impactantes y divertidas del 'filme', que se estrenará en Francia el próximo mes de diciembre.
Son escenas que expresan la teoría de los momentos. En una de ellas Tatou-Nathalie besa inesperadamente a Markus (interpretado por el actor belga François Damiens; recuerde 'Los seductores'). "Es un acto instintivo, su cuerpo manifiesta una necesidad de su espíritu", indica Foenkinos. En la otra, es él quien le devuelve ese beso dando una vuelta de tuerca a esa historia de pérdida que habla de la reconstrucción amorosa, de la capacidad para renacer después de un acontecimiento tan violento como el que ha vivido la protagonista. No hay intelectualismo en 'La delicadeza' (publicada por Seix Barral y La Magrana en catalán).
David Foenkinos, cuyo autor de cabecera es Milan Kundera, sabe que se dirige a un público que busca oxígeno, autenticidad, historias sencillas, sin complicaciones. Pero la novela contiene multitud de referencias a autores y obras clásicas de la literatura, ya que sus protagonistas son dos amantes de la buena literatura. "Es una novela generosa que invita al lector que lo quiera a acercarse a Julio Cortázar y su 'Rayuela', a Cioran, a tantos otros", dice su autor. Algo muy de agradecer en los tiempos que corren.

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