domingo, 30 de junio de 2013

La simiente enterrada A. COLINAS

Antonio Colinas

“La poesía sin conocimiento es puro espasmo, puro gesto”

NURIA AZANCOT | Publicado el 03/03/2005 |  Ver el número en PDF

Acaba de aparecer uno de esos libros secretos pero esenciales, La simiente enterrada, de Antonio Colinas (Siruela), “un libro extraño, que participa a la vez de varios géneros literarios (el diario, la crónica, el aforismo, a veces incluso los textos tienen un carácter poemático), pero que sobre todo es un libro de pensamiento, de reflexión”. La excusa fue un viaje a China, pero es también una reflexión sobre lo sagrado, la poesía, y la libertad, “un tema que afecta e interesa a toda la Humanidad”.


Pregunta: ¿Cuánto de crónica y de mirada interior hay en en La simiente enterrada?
Respuesta: Sin duda, hay más de mirada interior que de crónica. Aunque en apariencia en el libro se describa un viaje, lo que cuenta más es el viaje interior.
P: ¿De qué le salvó ese viaje?
R: Me abrió más los ojos sobre temas en los que venía reflexionando desde hace años. Me salvó de errores como el de creer que lo importante en la vida es el viaje. Mi viaje consistió, sobre todo, en hacer una lectura de símbolos, y los símbolos, como decía María Zambrano, siempre entreabren los misterios de la vida, ayudan a conocernos y a salvarnos.
P: ¿Qué le debe a la poesía y al pensamiento chinos?
R: Mucho. Más quizá al pensamiento que a la poesía, aunque el tema, por ejemplo, de la naturaleza de sentido cósmico o universalizado es también -como en la poesía china de todos los tiempos- el más importante de mi poesía. El pensamiento chino lo he buscado en las fuentes. Taoísmo, confucianismo y budismo son la base mejor y más fundamentada de ese pensamiento. China funde estas tres vías de conocimiento. Ahí radica su grandeza y su originalidad.
P: ¿Y en su obra?
R: A partir de mi libro de poemas Noche más allá de la noche, ha habido en mi obra una gran identificación con ese pensamiento sincretista que desemboca en la piedad, en el ser desde la comprensión y la aceptación.En este punto los sinólogos han visto una conexión con nuestro cristianismo.
P: ¿Y qué ha descubierto de sí ante esos alumnos chinos que querían hacer tesis sobre su obra?
R: Fui a China a leer símbolos. Algunos de ellos los leí, en efecto, en los rostros de los jóvenes. Nada tienen que ver los jóvenes chinos de hoy con aquellos otros histéricos y destructores de la Revolución Cultural. Los encontré flexibles, educados, abiertos. Me asombró el verlos hacer, en gran número, sus ofrendas en los monasterios. Sin duda la “simiente enterrada” no ha muerto.
P: ¿Qué fue lo que más le sorprendió de su encuentro con 25 poetas chinos de diversas generaciones?
R: La universalidad de la comunicación a través de la poesía. Lo mismo que sentí en Medellín, en Colombia, cuando nos reunimos 120 poetas de 40 países. Más allá de las lenguas, las ideologías, y las religiones, y las culturas, hay algo común a los humanos, y es ese espíritu que tiene en la poesía su lenguaje universal.
P: ¿Cómo explica que tras 50 años de dictadura, el sentimiento de lo sagrado siga vivo y pujante en China?
R: Al margen de lo religioso, la realidad es sagrada para el que la acepta como tal, con mirada piadosa. El ser es uno con la naturaleza, con el todo. Lo sagrado es una presencia que está en el hombre y en los libros, en la concepción de la realidad, desde los orígenes de los tiempos. No muere nunca, germina siempre. Sin embargo hay todavía gentes que, en las puertas de una nueva era, siguen pretendiendo arrancar de raíz lo sagrado, confundiendo las antiguallas de cierto clericalismo decimonónico con la idea de lo sagrado, que es un sentir consustancial a la psique humana.
P: “La obra eterna imita la permanencia de las estrellas, y la imitación revela la inestabilidad psíquica de su autor...¿ Qué hay más hoy en la poesía española, poetas o farsantes?
R: Descendemos de golpe a lo que entendemos por “mundillo literario”, a los grupos de poder literario, a las inútiles “guerrillas”. Hay personas que utilizan la literatura para proyectar sus problemas personales sobre los demás. Yo, el primer consejo que les doy a los jóvenes escritores -si me lo piden- es que diferencien la creación de lo hueco.
P: ¿No son subversivos hoy versos que inciten a la meditación y al conocimiento?
R: Meditación y conocimiento son conceptos muy cercanos al mejor poetizar. De hecho, yo siempre digo que el poema ideal es aquel en el que el cual el poeta siente y razona en igual medida. Los más jóvenes poetas españoles buscan en este momento los caminos de la meditación y del conocimiento. La poesía sin conocimiento es puro espasmo, puro gesto, pura “fotografía”. Ser poeta es una manera de ser y estar en el mundo.
P: Y, con Li Po, “¿cuándo los bárbaros serán pacificados?”
R: Seguramente nunca. También con el lenguaje de los primitivos orientales pensamos que todo en la vida es dualidad. De lo que se trata es de deshacer esa dualidad radical frente a la que nos colocan los tiranos del día a día. Nunca he creído en esa actitud de extremos frente a la vida. He dedicado mis dos Tratados de armonía a ver cómo se puede deshacer ese mundo de contrarios. San Juan de la Cruz también nos habla de esa necesaria lucha de los humanos para que ya nunca más combatan “contrarios contra contrarios”.
P: Sí, pero ¿puede hacer algo un poeta?
R: Mucho. Ir a contracorriente del ruido y de los mensajes manipulados. Testimoniar con su palabra. Yo dediqué en mi libro Tiempo y abismo un poema, “La mordaza”, a este tema. Es un poema que escribí tras leer los Diarios de Tsvietáieva. También está la salida de los orientales, de aquellos poetas de la dinastia Tang: evitar las amenazas de los muros que se levantan en la sociedad, buscar el sosiego de la naturaleza. Es lo que hizo Pasternak. Ahí es donde vuelve a aparecer la mirada interior, la sonrisa interior de los orientales, ¡pero a qué precio!
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario