lunes, 11 de agosto de 2014

Maria Hassan



Tu voz nunca se apagará, ...
 Publicado el 10/03/2014
Con motivo del día internacional de la mujer, el ayuntamiento de Sabadell ha querido homenajear a la gran cantante saharaui, Mariem Hassan, reconociendo su trayectoria en la lucha del pueblo saharaui.

Canción "MELHFA" vestimenta tradicional femenina saharaui, símbolo de fuerza y coraje de la mujer saharaui, orgullo y pureza representados en un traje típico de estas mujeres del desierto.

BIOGRAFIA

Cuando nace el niño, no es como cuando nace la niña, pues se considera que el segundo hombre en la familia será como el segundo padre de ella. El que se ocupe de ella, cuando el padre falte.
El primer parto de una mujer debía ser en la jaima de sus padres. A los 6 días de nacimiento del niño, el día antes del bautizo, se hace una fiesta y se reúnen las dos familias de los padres, la paterna y la materna.
Cuando es un chico normalmente se sacrifica una camella. Se da prioridad al abuelo por parte del padre y tiene la opción de elegir un nombre. Lo habitual es que corresponda al de un miembro destacado de las dos familias o del frig (campamento).
También se le da la oportunidad a la familia de la madre para elegir otros 6 nombres y realizar un sorteo con los 7 nombres posibles. Así, más o menos: la madre del recién nacido cierra los ojos mientras escogen 7 pulseras o 7 palos, cada cual con el uno de los nombres, y se sumergen en una gadha (bol de madera) llena de leche. La madre abre los ojos, mete la mano y elige una pulsera que dará nombre al niño.
El ritual cada vez se usa menos. Al niño se le suele poner el nombre que elige el abuelo paterno. Aquél de quien se pone el nombre al niño, tiene que traerle un regalo, preferiblemente un camello o un caballo. Si es alguien fallecido, trae el regalo su familia.
El bautizo es una fiesta familiar sin intervención del clero musulmán. Nosotros no tenemos la figura de los padrinos. Si un día al niño le faltan sus padres, la familia se hace cargo de él.
Mis cinco hijos llevan los nombres así. Ahmed, de alguien de la familia paterna. Mohamed Salem, de un hermano mío muerto en la guerra. Fatimetu, de una tía suya. Nina, de una amiga mía. Y Agaila, de una sobrina mía.
When a girl is born, her oldest brother will be considered the second man in the family and the second father. The oldest brother will be the one to look after the family when the father is missing.
Another tradition is that the first birth of a woman must be in the tent of her parents. After 6 days of birth of the child, the day before the baptism, there is a party and the two families meet the parents, paternal and maternal.
When the child is a boy, the families usually eat camel. The priority of choosing a name to the child is given to the grandfather by the father’s side. He tries to choose an appropriate name based on a leading member of the two families or frig (camp).
It also gives the opportunity to the family of the mother to choose other 6 names and make a drawing with seven possible names. Thus, the mother of the newborn baby closes her eyes and has to choose one item among 7 bracelets or 7 sticks, each with a name and immersed in a gadha (wooden bowl) filled with milk.
This ritual is not common anymore and the newborn baby’s name is usually chosen by the paternal grandfather. The person of whom the grandfather has chosen his grandson's name, must be rewarded with a gift, preferably a camel or a horse. If aforementioned person died, one must bring a gift to his/her family.
Baptism is only a family party without Muslim clergy intervention. We haven’t godfather figure. If one day the child is missing his/her parents, the child’s family is responsible to take care of him. My five children are named in this way. Ahmed is from someone called Ahmed from his paternal family, Mohamed Salem is from one of my brothers, Fatimetu comes from an aunt’s name, Nina from a friend of mine and Agaila a niece of mine.

Esta canción que abre el disco de Shouka, me permitió volver a trabajar con el poeta Lamín Allal, con el que ya había hecho otras canciones años atrás en los campamentos.
Yo estaba invitada a un Congreso de Cultura Saharaui que montó la ministra Khadija Hamdi, en diciembre de 2008, en el campamento de refugiados de Auserd, y decidí preparar una canción para estrenarla allí. Llamé a Lamín, que vivía en Granada, y le pedí que preparara una poesía sobre la importancia de la Cultura Saharaui y de la Música y los Músicos en la Cultura. Me mandó la letra por fax y con el móvil ensayé los coros con Vadiya, que vive en Bilbao, porque faltaban muy pocos días para el Congreso y no nos íbamos a poder juntar antes para preparar la canción. Fue una experiencia muy buena y decidí encargarle más canciones para el disco de Shouka.
Siempre así. Yo tengo una idea, se la cuento, le explico lo que quiero decir con la canción y él prepara la letra. Luego, si hay algo que quiero cambiar o ampliar se lo digo y lo arregla. Y siempre él en Granada o en Almería y yo en Barcelona. Con el móvil y con internet nos apañamos. Estoy muy satisfecha del trabajo con él. Aprendo mucho. Y consigo buenas canciones.
This song opens the album Shouka. It allowed me to work with the poet Lamin Allal, with whom I made other songs years ago in the camps.
I was invited to participate in the Congress of Saharaui culture in December 2008. The event took place in the refugee camp of Auserd. The Sahrawi Minister of Culture, Khadija Hamdi, also assited to this congress. I decided to prepare a song to perform in this event. I called the Saharawi poet Lamin, who lived in Granada, and asked him to prepare a poem about the importance of the Saharawi culture and its music. Lamin sent me his poem “culture” by fax and I collected it in Barcelona. I rehearsed this song with Vadiya on my mobile phone. Vadiya lives in Bilbao and we were not able to prepare the song together before the congress. It was a very good experience and we decided to work on more songs for the album Shouka.
I always have ideas for songs. I explain the idea to the poet and he/she prepares the poem. After the poem is written, if there is something I want to change the poet fixes it. I always communicate with the poets on my mobile phone or internet. I am very happy to work with Lamin. I always learn a lot from him and his poems always turn into good songs.


Mi familia era nómada. Teníamos varias jaimas alineadas. Los hermanos cuado se casaban levantaban una jaima para la nueva familia. Yo no nací en un hospital. Nací en una jaima en el desierto del Sahara. Mi madre no estaba en la cama sino que dio a luz como se hacía en el desierto: de pié con las manos en alto, agarrando una cuerda que venía de arriba y haciendo así fuerza para echarme fuera.
Cambiábamos habitualmente el friq, el campamento. Formábamos una caravana y nos movíamos cuando las condiciones cambiaban o según el tiempo que hacía o el agua que teníamos. A veces cambiábamos el sitio a diario; otras, pasábamos un mes en el mismo lugar. En verano llegábamos a estar tres meses sin movernos. Pero en invierno nos movíamos mucho en busca de hierba para los animales.
La mayor parte del tiempo la pasé en los alrededores de Smara y Hausa, en el norte. Pero viví también un año en El Aaiún y también en Eyderia y Mahbes. Dependía de dónde estuvieran destinados mis tres hermanos. Cuando los cambiaban de ciudad a veces nosotros los seguíamos con las jaimas y con el ganado, pero no siempre. En el 74 empezamos a vender los camellos y las cabras porque no quedaban pastores para cuidarlos.
My family was nomadic. We lived amongst a many tents organized together. Whenever one of my brothers got married, they’d raise another tent for the new family. I wasn’t born in a hospital; I was born in a tent in the Sahara desert. My mother wasn’t in a bed, rather she gave birth like one does in the desert: standing up with her hands in the air holding onto a rope that extended down from the top of the tent pushing to bring me into the world.
We regularly changed friq (our camp). We travelled in caravan and we moved depending on the conditions of the winds, the temperature or whether or not we had water. Sometimes we moved everyday other times we spend more than a month in one place. In the summertime we are usually stayed like three months in one place. But, in winter we had to move often to find vegetation for the animals.
Most of my childhood we spent in the area around Smara and Hausa, which are in the north. But I also lived for a year in El Aaiún and also in Eyderia and Mahbes. I usually moved where my three older brothers were assigned too, from one region to another we’d follow them with our tents and our herd, but not always. In 1974 we had to start selling off the camels and the goats because there weren’t many more herdsmen to take care of them.


Mis cinco hijos. El mayor estuvo dos años estudiando en Trípoli pero cogió una tuberculosis de huesos. Por entonces su padre era primer secretario de la embajada en Cuba y le mandó un billete para que allí curaran su enfermedad y siguiera estudiando. Mis niñas estuvieron estudiando en Argelia. Cuando se sacaron el pasaporte argelino los funcionarios intercambiaron sus fotos. Y Nina es Fatimetu y Fatimetu es Nina.

El hijo mayor de Bachir (el cuarto) cuando tenía seis meses cogió una enfermedad de parásitos del intestino (celíaco) y tenía que tomar gluten y cosas especiales. Yo sufría mucho con él; venía conmigo en los viajes y estaba siempre enfermo. En Canarias estuvo tres meses en el hospital y tres meses después fuera. En el 91 vine a España. En Barcelona estuvo tres meses en el hospital. Por las noches para que durmiera yo las pasaba sentada en una silla con el en brazos. Luego estuvo un año con unas monjas porque no podía estar en los campamentos. En 1994 estuvo con él en Orán seis meses para que lo curaran, pero como no mejoraba unas enfermeras lo trajeron de nuevo a España. Estuvo con una familia en León hasta que en 1997 otra famila, esta vez de Granada, se hizo cargo de él. Siempre que venía de gira iba a verlo. Casi toda su vida la ha pasado en España. A él le he dedicado mi canción Salem.

Agaila, mi niña pequeña, llegó a España en 2003. Saca buenas notas y ahora ella me ayuda con las palabras que yo no sé decir bien. Ella no olvida el hassanía ni nuestras tradiciones, por ejemplo nunca ve novelas o películas con escenas de amor delante de su papá. Estudia socio sanitario, para ayudar a gente con problemas.
The oldest of my five children was two years studying in Tripoli when he contracted bone tuberculosis. At that time his father was the First Secretary at the embassy in Cuba and he sent a plane ticket for our son to be treated in Cuba and to continue his studies.
Two of my daughters were studying in Algeria. When they got their Algerian passports the official in charge accidentally switched their photos; so officially Nina is Fatimetou and Fatimetou is Nina.
My fourth child, got a parasitical infection when he was only six months old. He had to take many medications and gluten. As a celiac child he was always sick. I have struggled very much with him. When we were in the Canary Islands he was in the hospital for 3 months. He came to Spain in 1991 and was in the hospital in Barcelona for 3 months. Just so that he would sleep I had to sit with him cradled in my arms all through the night. Later he spent a year in a church with nuns because he was too weak to live in the refugee camps with us. I tried again and again to have him with me at the camps. In 1994 Bachir, his father spent six months in Oran with him to cure him, but his sickness always got worse. Some nurses brought him again to Spain to live with a family in León. Here he stayed until 1997 and then another family in Granda took care him. Whenever I was on tour in Spain I visited him. He has spent almost his entire life in Spain. I dedicated the song Salem to him.
Agaila, my youngest daughter came to Spain in 2003. She did very well in school and she helps me improve my Spanish. She doesn’t forget her Hassania, our language, nor our traditions. For instance she would never read a romantic book or watch a movie with love scenes in front of her father. She studies social nursing.


Tres veces he tenido que darme a la fuga porque mi integridad peligraba.

La primera vez fue cuando me casaron, tenía 13 años y lo hicieron según una antigua, por fortuna, costumbre nuestra. Yo no me quería casar pero mi familia me decía que tenía que casarme con ese hombre. Mis hermanos mayores no estaban de acuerdo pero mi padre y mi madre mandaban en casa. Me acuerdo que la noche de bodas me vistieron con una melfa blanca y otra negra y entre dos me llevaron a la fuerza a la puerta de otra jaima. Yo iba llorando y gritando que no quería. Cuando él llegó me cogió fuerte. Yo me quería soltar y protestaba mucho pero no me hacía caso. Y vino mucha gente y cantaban canciones y cuando me dejaron con él yo me puse a llorar y a llorar. En cuanto aflojó la mano me escapé y yo salí corriendo a mi jaima. Él tenía unos 25 años.

Cuando llegué a la jaima mi madre me preguntó por qué me había ido. Le contesté que no me gustaba. Y ella siguió: pero Mariem, si es un buen hombre. Si él venia a mi jaima, yo salía corriendo a una de mis hermanos y no dejaba que me viera. Y así estuve tres años, hasta que mis hermanos le pagaron un dinero para que me diera la carta del divorcio. Fue cuatro o cinco días antes de salir del Sáhara.

La segunda vez fue en Smara. Soltaron a algunos presos saharauis que estaban detenidos por los españoles y se montó una fiesta a la que acudí. En esa fiesta fue la primera vez que yo vi una guitarra que la tocaba un chico. Y yo canté y vino la policía de España con porras y todos salimos corriendo. Yo salí por una ventana. Tenía 15 años.

La tercera vez fue la más dramática. La más dura para mí y todo mi pueblo. Yo no vi la marcha verde pero sí escuchaba que mis hermanos decían que la marcha verde iba a entrar mañana o pasado mañana. Estaban muy atentos a la radio. Veíamos que pasaban grupos huyendo por donde estábamos. Una noche mis hermanos dijeron que nos íbamos, que nos llevábamos las jaimas; las cuatro, porque estaban mis tíos y mi hermana mayor. Y también el agua y la comida. Todo, en dos coches que tenían mis hermanos. Los demás salimos andando con el ganado. Toda la noche andando, hasta que al amanecer llegamos a un río y allí nos quedamos esperando que se volviera a hacer de noche. Entonces llegaron mis hermanos con los coches. De día no se movía nadie, teníamos mucho miedo. No queríamos ver a los marroquíes. Escuchábamos sus bombas, bum, bum, bum, por el norte, cerca de Smara y de Hausa. Yo tenía 17 años. Subimos en los coches, en uno las cabras y en otro las personas, y nos fuimos a Wad Mheiriz, y nos quedamos allí 20 días, hasta que llegó una caravana argelina con comida, ropa y medicamentos. Nos cambiaron hacia Tifariti porque los aviones marroquíes estaban bombardeando Um Draiga y había muchos muertos y heridos. En Tifariti nos quedamos dos días. Yo hice, como las demás, una jaima con mi melfa, para proteger a los niños del sol. Pero no valía ni para el frío ni para la lluvia. Otros hicieron pequeños hoyos junto a los árboles, para protegerse. A los dos días salí en una caravana que nos llevó a Rabuni. Se quedó mucha gente esperando. Al irnos los aviones marroquíes empezaron a bombardearnos. Cuando llegamos a Rabuni la caravana volvió a por más refugiados.
My integrity has forced me to run away from my life three times.
The first time I was just 13 years old when I was forced to marry because of an ancient custom of our culture. I didn’t want to get married but my family told me I had to marry this man. My older brothers didn’t like the idea, but my mother and father had the final word in our house. I remember that on our wedding night they dressed me a white melfa and a black melfa and they needed two people to bring me to the door of the other jaima (tent) because I was crying and screaming in such defiance. When I arrived at his home, he grabbed me forcefully. I struggled against him, trying to run away but he ignored my protests. Many people came, they were singing songs and then left me alone with him. I began to cry and cry. As soon as he released his grip on me I bolted away, running to my family’s jaima. He was 25 years old.
When I got home my mother asked me why I had run away. I told her that I didn't like that man. She told me: “Mariem he is a good man.” But when he came to my parent’s tent I ran away and hided at one of my brothers' tent. I continued on like this, from one family member to another for almost three years until my brothers finally paid him to allow us to get a divorce. This was just four or five days before we had to leave the Sahara.
The second time was in Smara. They had released some Western Saharawi prisoners who’d been arrested by the Spanish. I joined the big celebration party. This was the first time I’d seen a guitar. A boy was playing it and I was singing. The Spanish police came with nightsticks in hand so we all ran as fast as we could. I jumped out the window. I was 15 years old.
The third time was much more dramatic. It was the most difficult moment for me and my people ever have been through. I didn’t see the “Green March” but I heard my brother’s saying the Morrocan troops would come either tomorrow or the day after. They were glued to the radio. We saw group after group fleeing. One night my brothers told me we had to pack up our jaimas - there were four tents altogether, including my uncles and my older sister - we also packed water and food all into my brother’s two cars. The rest of us begin the escape on foot with all of our livestock. We walked all through the night until sunrise met us at a river. There we waited until nightfall to hide from danger. At that point my brothers arrived in their cars. During the day nobody could move. We were petrified that the Morrocans would spot us. We could hear the bombs, bum, bum, bum, to the north, near the towns of Smara and Hausa. I was 17 years old. We packed the goats into one car and the family squeezed into another and we set out for Wad Mheiriz. There we waited for 20 days and 20 nights until an Algerian truck came to bring us food, medicine and clothing. From there we were taken to Tifariti because the Morrocan airforce continued bombing and in Um Draiga many people had been wounded and killed. We waiting in Tifariti for 2 days. I did what all of the others did, making my melfa into a sort of tent to protect the little ones from the sun. This was worth little to protect them from the cold of the night and the pouring rain. Others dug pits next to the trees to protect themselves. After two long days another truck came and brought us to Rabuni, leaving many of our people behind us waiting. As soon as we left the Morrocan airforce began dropping more bombs. Getting out in Rabuni the truck immediately headed back from where we had come to collect more refugees.

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