Libros, poemas, imágenes, miradas, leemos en los objetos cotidianos, nos apropiamos de herramientas con las que construir una realidad más apacible, cómplice y alegre. Te escucho....cuéntame. Leer es partir, es emigrar, una ventana, un aire nuevo en el que envolverse y cubrir lo que nos rodea. Gracias por tus comentarios.
A muchas mujeres de la etnia Chaouia,
que viven en los argelinos montes Aurés, antiguamente les hacían
tatuajes en el rostro como símbolo de belleza. En la actualidad, sufren
el hostigamiento de los musulmanes ortodoxos, para quienes es pecado
esta práctica sobre la piel.
Muchas de ellas se arrepienten, pero el tatuaje ahí permanece, indeleble. "Tatuarse la cara era la regla, lo que marcaba la moda", contó Fatma Tarnouni, que recordó sus años de juventud. "Para ser hermosa tenías que tatuarte. Así que yo lo hice", explicó.
Para evitar las represalias, los guardianes de la fe les exigen
donaciones. "Tuve que entregar todas mis joyas de plata, llorando",
asegura Aisha Djelal, de 73 años.
No obstante, estas mujeres no sólo son víctimas de los nuevos
imperativos morales y estéticos. También sufrían los del pasado. Si bien
algunas se tatuaban voluntariamente, otras eran forzadas.
"Todavía me acuerdo. Fue muy doloroso y lloraba sin parar. No quería
que me tatuaran", confirmó Djena Benzahra, que ahora tiene 74 años, pero
que tenía sólo nueve cuando su madre la obligó.
HOY: Lakhar o Miércoles Blanco en la Plaça Universitat de Barcelona de 19h a 20h
Todos
los miércoles, tibetanos, tibetanas y simpatizantes del Tíbet y de su
milenaria cultura, llevamos a cabo una acción de sensibilización en la
Plaza Universidad de Barcelona. Si quieres ayudarnos en esta labor de
información, serás muy bienvenido/a. ¡Te esperamos!
ver vídeo
Hace unos años, en el Tíbet nació un movimiento de resistencia popular contra la creciente colonización cultural china.
Los miércoles, la población tibetana comenzó a boicotear los
productos Made in China y a realizar acciones de afirmació tibetana. De
esta manera, los tibetanos no compran en tiendas chinas ni van a sus
restaurantes, visten la ropa tradicional (chuba), hablan en tibetano,
escuchan su música y leen en su lengua, no comen carne en todo el día y
cocinan platos típicos de su cocina... Este acitivismo sencillo y de
bajo riesgo, poco a poco, se fue extendiendo por todo el territorio del
Tíbet y, hoy, ha traspasado sus fronteras. Se le conoce con el nombre de
LHAKAR, palabra tibetana que se traduce literalmente como “Miércoles
Blanco”. El miércoles es el día auspicioso, favorable, del Dalai Lama.
Para promover el movimiento LHAKAR en Cataluña, la Fundació Casa del
Tibet, de Barcelona, anima a todos los amigos y simpatizantes del
pueblo tibetano a llevar a cabo, los miércoles, acciones de solidaridad
con el pueblo tibetano. ¿Qué podemos hacer?:
No ir a comer a restaurantes de comida china ni restaurantes regentados por chinos.
No comprar productos Made in China.
Llamar o escribir al Consulado de China en Barcelona o a la Embajada
de China en Madrid pidiendo que se respeten los Derechos Humanos en el
Tíbet.
No comer carne y seguir una dieta vegetariana.
Datos de interés:
Consulado de China en Barcelona
calle de Lleó XIII, 34
08022 Barcelona
Telf.: 93 254 70 70
Embajada de China en Madrid
calle Arturo Soria, 113
28043 Madrid
Telf.: 91 519 31 92
Día y hora:
Todos los miércoles de 19h a 20h en Plaça Universitat de Barcelona
Su
libro trata de una chica tangerina, nacida y criada en el seno de una
familia tradicional que se enamora de un cooperante francés, lo que le
obliga a cambiar todas las bases en que se fundamenta su vida, y a
iniciar la búsqueda de su identidad como mujer y como árabe. El camino
que recorre está plagado de dolor e incomprensión, de soledad y huida
hacia delante, y de nuevas experiencias sociales y sexuales.
“El Velo al desnudo” fue presentado durante el mes de diciembre en
varias ciudades españolas. El 11 de diciembre en la Fundación
Euroárabe, la investigadora española sobre mujeres árabes y literatura
de la universidad granadina, Mercedes del Amo, dio a conocer la novela
de Badia Hadj Nasser en Granada.
El 12 de diciembre fue presentada en Casa Árabe de Córdoba por el
periodista del periódico ABC Aristóteles Moreno. El 13 de diciembre en
el FNAC de Sevilla fue puesto a disposición del público con la
participación de Juan A. Pacheco, miembro de los Grupos de Investigación
Universidad de Sevilla y Lola López Enamorado, profesora de la
Universidad de Sevilla y escritora.
Fuera de Andalucía, “El Velo al desnudo” volvió a ser presentado por
Mercedes del Amo, esta vez en la Libreria Baibars de Barcelona el pasado
16 de diciembre.
Como cierre a la gira de presentación de esta novela marroquí,
Bernabé López García, Catedrático de Historia del Islam Contemporáneo en
la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y Javier Valenzuela escritor y
periodista del diario El País, y Televisión Española presentaron el 17
de diciembre el libro en Casa del Libro, en la Gran Vía de Madrid.
“El velo al desnudo” es una novela que ha sido considerada por la
crítica como” la más audaz” de la literatura marroquí debida a pluma
femenina.
Julián y Tomás, dos amigos de la infancia que han llegado a
la madurez, se reúnen después de muchos años y pasan juntos unos días
inolvidables, sobre todo porque éste será su último encuentro, su
despedida. (FILMAFFINITY)
Premios
2015: Festival de San Sebastián: Mejor actor (Ricardo Darín y Javier Cámara)
2015: Premios Goya: 6 nominaciones incluyendo mejor película
2015: Premios Feroz: 6 Nom., incluyendo mejor película drama y director
Sentaro tiene una pequeña pastelería en Tokio en la que
sirve dorayakis (pastelitos rellenos de una salsa llamada "an"). Cuando
una simpática anciana se ofrece a ayudarle, él accede de mala gana, pero
ella le demuestra que tiene un don especial para hacer "an". Gracias a
su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar. Con el paso
del tiempo, Sentaro y la anciana abrirán sus corazones para confiarse
sus viejas heridas. (FILMAFFINITY)
Premios
2015: Festival de Cannes: Selección oficial (Un Certain Regard)
2015: Festival Internacional de Valladolid - Seminci: Sección oficial
El 2 de noviembre de 2004, Mohamed Bouyeri, un holandés de origen marroquí de 26 años, asesinó en plena calle de Amsterdam al cineastaTheo van Gogh. Sobre su cuerpo, pinchada con un cuchillo, el asesino había dejado una carta con una condena a muerte para Ayaan Hirsi Ali. La entonces diputada holandesa había colaborado con el cineasta en la producción de la película Sumisión, con la que se quería denunciar el origen religioso de la violencia y del maltrato que sufren las mujeres musulmanas.
Ayaan Hirsi Ali, nacida en Somalia, había llegado a Holanda en 1992 huyendo de un matrimonio de conveniencia, arreglado por su padre, con un lejano pariente que vivía en Canadá. Entró como refugiada política y, tras licenciarse en Ciencias Políticas, empezó a colaborar, primero, con el Partido Socialdemócrata (PvdA) y, más tarde, con el Partido Liberal (VVD). En 2003 fue elegida diputada al Parlamento holandés con este partido. Desde su escaño se distinguió por su encendida defensa de los derechos de las mujeres musulmanas y sus críticas al multiculturalismo que, en su opinión, lejos de facilitar la integración de los musulmanes, como pretendían hacer creer los socialistas holandeses, les animaba a mantener en sus guetos sus costumbres ancestrales, aunque estuvieran en contradicción con las leyes del país.
La fatwa publicada por los asesinos de Theo van Gogh animó aún más a Hirsi Ali a seguir luchando por los derechos de las mujeres musulmanas, por los valores occidentales y por la libertad. "Después de la muerte de Theo van Gogh, escribía en su libro Yo acuso, estoy más convencida que nunca de que debo hablar y ejercer la crítica a mi manera".
Sin embargo, esa combatividad de la diputada de origen somalí pronto se convertiría en un problema para las autoridades holandesas. En la primavera del 2006 el Ministerio de Justicia le comunicó que sunacionalidad holandesa quedaba anulada. La razón técnica era que los datos personales dados para obtener la nacionalidad no eran correctos y que, cuando, en 1992, solicitó el asilo político, había faltado a la verdad. La razón real, probablemente, fueron las presiones recibidas por aquellos, entre los que se encontraban políticos de su propio partido, a los que tanta beligerancia e independencia de criterio les resultaba incómoda. De hecho, sus vecinos habían pedido al gobierno en repetidas ocasiones que fuera desalojada de la vivienda que ocupaba, ya que su presencia les causaba inseguridad. Ayaan perdió la nacionalidad holandesa y, con ello, su acta de diputada.
Poco tiempo después, y tras desatarse una importante tormenta política, la nacionalidad le fue restituida. Pero, para entonces, Hirsi Ali ya había decidido emprender una nueva vida en Norteamérica. Más tarde contaría que de aquella historia había aprendido que la política, incluso en las democracias liberales, puede, a veces, ser un juego sucio de clanes contra clanes, de partidos contra partidos o de un candidato contra otro.
Desde entonces, Ayaan Hirsi Ali vive en Estados Unidos. Casada con el historiador británico Niall Ferguson, escribe, da conferencias y participa en cuantos foros reclaman su presencia. Ha creado una fundación (AIAF) para la defensa de los derechos de las mujeres musulmanas. En su lucha por la democratización del mundo musulmán, Hirsi Ali confía más en el poder de las ideas que en el de las armas. Cree en la necesidad de mantener un combate ideológico constante, abierto y decidido en la defensa de los principios liberales y de los valores de la cultura occidental. Exige cambios profundos en la práctica del islam, pero también pide a quienes hemos tenido la suerte de nacer en un mundo libre que defendamos nuestros valores culturales, nuestras creencias religiosas y nuestros principios políticos con convicción.
Hirsi Ali provoca conflictos allá donde va. Despierta grandes odios, no solo entre los islamistas, sino también entre intelectuales y políticos occidentales que no están de acuerdo con su "radicalidad". Pero ella, ahora que se ha organizado la vida en un mundo donde existe la libertad de expresión, no está dispuesta a dejar de decir lo que piensa. En su libro Infiel (editado en España con el título Mi vida mi libertad), explicaba con toda claridad esta actitud:
Algunos me preguntan si albergo algún deseo de morir por decir lo que digo. La respuesta es que no: me gustaría seguir viviendo. Sin embargo, hay cosas que es necesario decir, y hay épocas en que el silencio es cómplice de la injusticia.
El pasado 15 de noviembre, en The Wall Street Journal, Ayaan Hirsi Ali publicaba un artículo sobre el último ataque terrorista cometido por el Daesh en París. En él, la controvertida escritora ofrece tres propuestas de acción política a los líderes europeos, necesarias, según ella, para que la lucha contra la yihad islamista resulte eficaz.
En primer lugar, escribe Hirsi Ali, Europa debería "aprender de Israel" en lugar de satanizarle. Desde su nacimiento como Estado, Israel está combatiendo el terrorismo y tiene, por ello, los mejores expertos del mundo en la lucha contra el terror.
Un segundo paso sería "prepararse para dar una larga batalla de ideas". La escritora somalí anima a los gobiernos europeos a hacer proselitismo de sus valores democráticos y principios liberales en el interior de las comunidades musulmanas. Con ello podrían contrarrestar el poder de la propaganda fundamentalista que les llega a estas a través de las escuelas, mezquitas y redes sociales.
Y como un tercer paso, Hirsi Ali indica que los europeos deben diseñar una nueva política de inmigración, que permita la entrada de inmigrantes "sólo si se han comprometido a adoptar los valores europeos y a rechazar la política islamista que los hace vulnerables a los cantos de sirena del Califato".
Tres ideas que marcan una dirección opuesta a la que hasta ahora se ha seguido en Europa, sobre todo en aquellos asuntos que tienen que ver con la integración de la población musulmana, y que, como la propia ex diputada holandesa indica, exigirían un profundo cambio de mentalidad en los líderes políticos.
Desde que, en marzo de 2005, tuve la suerte de conocer a Ayaan Hirsi Ali cuando vino a Madrid para recoger, de manos de Esperanza Aguirre, el Premio a la Tolerancia que le había concedido la Comunidad, he sentido por ella una enorme simpatía y admiración. Resultan emocionantes su ferviente defensa de los valores occidentales, su pasión por la libertad, su confianza en que el islam pueda un día tener suVoltaire, su Locke, su Stuart Mill. Cuando la escuché hablar por primera vez me quedé impresionada por la forma tan clara, sencilla y directa con la que defendía sus puntos de vista, a sabiendas de que resultaban tremendamente incorrectos desde el punto de vista político.
Probablemente Ayaan Hirsi Ali sabe que confiar en que los líderes europeos den un giro de ciento ochenta grados en la política de inmigración o en que hagan proselitismo de sus valores democráticos y liberales en escuelas y mezquitas es, a estas alturas, mucho más que una utopía. Sin embargo, estoy segura de que no por eso dejará de decir lo que cree que hay que decir. Para eso, debe pensar la escritora somalí, decidió un día organizar su vida en un país que respeta la libertad de expresión. Y eso es lo que deberíamos aprender de ella porque hay épocas, y sin duda esta lo es, en las que, como dijo Ayaan Hirsi Ali, el silencio es cómplice de la injusticia.
La escritora y “gran dama” del movimiento democrático marroquí Fátima Mernissi murió en Rabat a los 75 años, informó hoy su editorial francesa Albin Michel.
Mernissi, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2003, fue
pionera en abordar el papel de la mujer en las sociedades árabes e
islámicas. Su primer libro, El harén político (1975), la hizo conocida en todo el mundo.
Se trata de un estudio histórico en el que narra el importante
papel de las esposas de Mahoma que estuvo censurado en su propio país.
En la obra argumenta que el Corán de ninguna forma justifica la
represión de la mujer en el mundo islámico.
“Está claro que la entrada del Islam en la modernidad vendrá de
la mano de la mujer, el motor dinámico que vencerá el sistema
patriarcal”, señaló en su día la escritora. Mernissi nació en 1940 en
Fez y se crió rodeada de mujeres y niños en un harén de Marruecos. Hija y
nieta de mujeres analfabetas, estudió -alentada por su madre- ciencias
políticas y, becada por la Sorbona, obtuvo el doctorado en sociología en
la Universidad de Brandeis, en Estados Unidos. Era considerada una de
las voces más elocuentes de la intelectualidad en el mundo árabe y una
autoridad mundial en estudios coránicos.
Se desempeñaba como profesora en la Universidad Mohamed V de
Rabat. En 1991 publicó “Marruecos a través de sus mujeres”, basado en
entrevistas realizadas a campesinas, obreras, videntes y criadas. Para
la escritora y feminista, la palabra es el principal arma que debe
asumir la mujer en la lucha por la igualdad. También escribió “El miedo a
la modernidad: Islam y democracia”, y en 1995 salió a la luz su
autobiografía, Sueños en el umbral.
Otras de sus obras son “Sultanas olvidadas”, un ensayo histórico
sobre las reinas olvidadas y silenciadas en el mundo islámico pero que
tuvieron una gran importancia política y religiosa, “Sherezade no era
marroquí” y “Sexo, ideología e Islam”. Además, formó parte, junto al
escritor y semiólogo italiano Umberto Eco y el filósofo egipcio Ahmed
Kamal, entre otros, del Grupo de Sabios para el Diálogo entre Pueblos y
Culturas, seleccionado en su día por la Comisión Europea para
reflexionar sobre el futuro de las relaciones euromediterráneas.
Defensora de los derechos de la mujer, alguna vez dijo que al obligar a
la mujer a ponerse un velo, el hombre se pone otro que le impide ver el
mundo.
Fallece la marroquí Fatima Mernissi, figura de la sociología y el feminismo árabe
La escritora fue un referente en el
mundo árabe por sus escritos sobre el papel de la mujer en las
sociedades árabes e islámicas.
Fatima Mernissi. EFE
EFE
La socióloga y escritora marroquí Fátima Mernissi, referente en el mundo árabe por sus escritos sobre el papel de la mujer en las sociedades árabes e islámicas, falleció hoy en Rabat a la edad de 74 años, informó a Efe la socióloga Sumaya Naaman Guesus.
Guesus
subrayó que la escritora falleció en una clínica en Rabat tras sufrir
una enfermedad en los últimos tres años pero que no ha afectado a su
actividad científica ni intelectual, que mantuvo vigente hasta esta
misma semana.
"Fátima Mernissi es la primera mujer que tuvo la gran valentía de tratar varios temas considerados como tabúes sobre la interpretación del Corán y los libros de la tradición islámica", lamentó la socióloga marroquí.
Naaman
Guessus calificó a la escritora fallecida de "un ejemplo a seguir para
las generaciones venideras", y recordó junto a su actividad como
escritora y ensayista organizó varios foros y encuentros académicos
sobre los derechos de la mujer en las sociedades islámicas.
Fátima Mernissi, nacida en 1940 en Fez y criada dentro del ambiente de un harén, publicó su primer libro Sexo, ideología e Islam en 1975, que fue seguido por varias obras como El harén político: el profeta y las mujeres (1987) en el que Mernissi analizó toda la tradición transmitida con posterioridad al Profeta Mahoma con relación a la mujer, o Sultanas olvidadas (1990).
También destacan sus libros Sueños en el Umbral: Memorias de una niña del harén publicado en 1996 o El amor en el Islam publicado en 2008, junto a varios ensayos, recopilaciones y entrevistas.
La
socióloga feminista obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras
en 2003 que lo compartió con la escritora estadounidense Susan Sontang.