jueves, 22 de julio de 2021

Confesiones de Alah

onfesiones a Alá de una mujer árabe, pobre y oprimida Por: Miguel Ángel Medina | 27 de septiembre de 2013 La protagonista de 'Confesiones a Alá' "Los pobres follamos como animales simplemente porque es gratis". El texto te abofetea la cara desde el inicio. "En mi pueblucho reina la ignorancia", sigue, descarnada, "de hecho, no he recibido educación alguna, pero sí gritos, golpes y prohibiciones. Sí, sobre todo prohibiciones. En mi casa, todo es haram [prohibido por el Islam]. Incluso yo soy haram". Quien habla es Jbara, la protagonista de Confesiones a Alá, pero su voz no es solo su voz, sino también la de todas aquellas mujeres árabes, pobres y oprimidas que no han conocido más patria que la misera. Su grito por la dignidad salta las cadenas montañosas de Marruecos y llega hasta las cuestas de Lavapiés, donde su drama cotidiano se representa cada lunes a las 20.30 en las tablas del Teatro del Arte. Ala3 Jbara (pronúnciese Eyybara) es una joven marroquí que vive en las montañas con sus padres y muchos hermanos. Su vida es dura, difícil, gastada por repetida. En su soledad, habla con Alá, su único compañero, y su relato se vuelve agrio para su confesor. "Solo digo que el yogurt Raïbi Jamila me deja un sabor dulce en la boca mientras que Alá, hasta ahora, no me ha dejado nada de nada", se queja la muchacha, en boca de la actriz María Hervás. Pero nunca deja de hablarle: Alá también es ella misma. Confesiones a Alá Sus palabras golpean fuerte. "La miseria huele a culo", dice, mientras relata los problemas de su familia, ignorante y sin recursos: "Mi madre pela cebolla todos los días para poder llorar en paz. ¿Tendré yo un día feliz en mi vida?". En la representación acompañamos a la protagonista desde que toma conciencia de su belleza ("me importa un comino si soy guapa o no, porque soy pobre") hasta su intento de escalar -o no descender- en la sociedad. Por el camino, la crítica desgarrada salpica a todas las clases sociales, con gente capaz de la miseria moral tanto desde las chabolas como desde los palacios. Aunque el escenario recibe a los visitantes con versos del Corán y una mujer cubierta por un niqab negro, el contraste llega pronto: el sexo es una constante en el monólogo. Del mito de la virginidad a las violaciones, de la prostitución al cariño, del placer al dolor, Jbara habla explícitamente con Alá sobra su sexualidad. "Todo gira alrededor de este agujero", dice, señalándose la vagina. La obra, basada en la novela Confidences à Allah (Confesiones a Alá, traducida por P. Meseguer), se representa en Lavapiés, un barrio de Madrid con amplia presencia de árabes en sus calles, restaurantes y comercios, y donde es habitual encontrarse con carteles en la lengua del profeta Muhammad. Su autora, Saphia Azzeddine, nació en Agadir (Marruecos) pero ha vivido gran parte de su vida en Suiza y Francia, donde su texto se llevó a las tablas por primera vez. Ahora su grito se escucha también en Madrid. Saphia Azzeddine SOBRE EL AUTOR Saphia Azzeddine Biografía Saphia Azzeddine nació en Marruecos, aunque a los nueve años se instaló con sus padres en la ciudad francesa de Ferney-Voltaire. Licenciada en Sociología, es autora de seis libros. Su debut literario, Confesiones a Alá (2011), fue un éxito inmediato. Poco después publicó su segunda novela Mi padre es mujer de la limpieza (2012), de la cual la propia Saphia Azzedine dirigió su adaptación cinematográfica. Polifacética, musulmana y enormemente crítica con el integrismo, ha conseguido que su nueva novela, El viento en la cara, se haya convertido en un fenómeno de ventas en Francia con una gran cobertura mediática.

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