sábado, 27 de diciembre de 2008

La tortuga de Darwin


Ayer en el Teatro Jovellanos se levantó el público tres veces, tras dos horas de una trabajo extraordinario en que Carmen Maci fue una tortuga, que comia sachichas, que se movía como una tortuga de casi 200 años, y pusimos el teatro a sus pies, un aplauso del que brotaron bravos y ella compartió con sus compañeros. Dos horas en las que nos olvidamos de todo, para entrar en una vision del mundo, de nosotras mismas, de esta europa, una obra que nos atrapa con su verdad, con su fuerza y nos despierta muchas preguntas: ¿adaptación y evolución son compatibles? ¿la objetividad de la ciencia sin ética es posible?, ¿ las generaciones posteriores que heredan? ¿que aprendemos de la historia, y de la medicina? ¿cuál es el motor de la humanidad? ¿nos habran contado la verdad? ¿qué ocultan las verdades?¿aprendemos u olvidamos? ¿Venganza como meta? ¿ evolucionamos o involucionamos? ¿ por qué no repetar los deseos? ¿quíen tiene capacidad para decidir qué es lo mejor? ¿Y ahora qué?
http://www.teatroelcruce.com/?AP=mon&ID=25
Para ver un poquito de la obra, y a Carmen Machi presentando esta magistral obra
http://es.youtube.com/watch?v=lwH7W7H3SsE&feature=related

“Carmen Machi lleva a cabo una auténtica creación: por composición física, por colocación de la voz y de las réplicas. Rebosa ternura, ironía, ingenuidad y malicia, y conmueve al evocar, en cuatro frases, la muerte de su hijo. Te ríes, y sufres por ella y su bondad acosada, y aplaudes, cómo no, el giro final. De tener posibles, yo pondría un teatro a sus pies.”Marcos Ordoñez, Babelia, 01-03-08


A qué hace referencia el título de la obra: La Tortuga De Darwin?-

- Harriet es el mismo nombre que llevaba una de las tortugas que Darwin se trae de las Islas Galápagos a Europa en 1836 y, como tal; el propio autor de la obra (Juan Mayorga) deja el nombre. En este caso lo llevo yo encima. Es una tortuga bicentenaria, y a través de ella, el autor se imaginó qué pasaría si se escapa del jardín de Darwin; de manera real, porque estaba viva hasta hace poquito, hasta el 2006 más o menos. Y en este caso Harriet es testigo de excepción de la historia de la humanidad durante dos siglos, y el autor imagina cómo lo ve un animal desde la inocencia a ras de tierra, viendo al ser humano de abajo a arriba, qué opina.

¿Cómo es Harriet?

-Harriet es un encanto de personaje. Ya había dicho que sí antes de leer el guión, con todas sus consecuencias. Cuando cojo el texto, me olvido de que es un animal el que está “hablando”, aunque no podía evitar las inquietudes ¿Y cómo hago de tortuga? ¿Cómo se mueve?¿Cómo debe "hablar"? Pero gracias a las pautas de un gran director como es Ernesto Caballero, supe cómo afrontarlo. Otra cosa que me ayudó fue que en el texto no leía “la tortuga” sino “Harriet” cada vez que hablaba, no era un simple animal. Lo interesante, es que la tortuga no tiene punto de vista, cuenta cosas muy fuertes de la historia, las guerras, el holocausto; y como actriz y persona te implicas moralmente, y tienes que interpretar a un personaje que “no tiene moral” en ese aspecto, es neutral. Cuenta con situaciones muy inverosímiles a priori, pero cargadas de verdad.
¿Cómo lleva lo de caminar a cuatro patas? –(Risas) Afortunadamente, desde que se sube el telón; permanezco poco tiempo en la posición de una tortuga, también estoy bastante tiempo sentada.
¿En qué se parece Carmen Machi y Harriet?
–Por desgracia, en nada. Es un personaje que me ha dado una riqueza profesional y personal inmensa, pero no se parece en nada a mí. Como intérprete, debes buscar un personaje lo más alejado posible de ti mismo. Es lo mejor que te puede pasar. Cuando el personaje es grande, tú debes alejarte, pero dando mucho de ti mismo; desde la distancia claro, porque si no, tienes un problema. Hay que tener intuición, ser observador; pero no asomarte. Pasar del anonimato más absoluto y darle luz propia al personaje. Para que sea él quien brille.
¿Qué ventajas encuentra en el teatro frente al otro medio que emplea mucho como es la televisión?

–No me gustan las personas que menosprecian el trabajo de la televisión. Los que creen que es un trabajo de menos categoría. Es un medio muy difícil, en el que todo es muy deprisa, muy urgente; y requiere una concentración y un aguante muy fuertes. Además tiene mucho mérito. Pero dejándola a un lado, el teatro te da mucha sensación de poder, y sobre todo de respeto. Más aún cuando estás sobre el escenario. No tienes al director, ni hay nadie diciendo “corten” si sale mal. Ahí es un “todo o nada”, donde tienes total libertad y donde tienes que darlo todo. Un día me planteé esa cuestión. Estaba en plena actuación, haciendo de coja con un bastón, y pensé: ¿Y si de repente me levanto y le digo al público... iros a la mierda? (Risas). El actor es totalmente libre de sus actos sobre un escenario, y encima añadimos el hecho de que la gente no sabe cómo es la obra. Es lo maravilloso del teatro, la proximidad con el espectador y el “aquí y ahora”.
¿Cómo lleva memorizar tanto texto sin saturarse? –La televisión me tiene muy entrenada. La memoria de la televisión es de usar y tirar, porque todo no cabe en “el ordenador”. En esta obra hay monólogos muy largos y si no los memorizo, llego muy nerviosa a los ensayos (risas). Aunque, siendo sincera; no me gusta tenerlo todo sabido al llegar al ensayo, sino ir creciendo a la vez que el propio texto. No lo memorizo y luego creo el personaje, hago las dos cosas al mismo tiempo; con ayuda del director claro, él me guía y construye la mayoría, y muchas veces hay que ser obediente, por mucho que te moleste (risa). Quizás el menor problema en todo este proceso sea aprenderse el texto.
Cuando interpreta, ¿A qué grado de improvisación llega? –Aunque no lo parezca, en la televisión, que es el medio en el que más he estado últimamente; todo está muy medido. Normalmente se improvisa cuando hay un accidente. En Aída, por ejemplo, deben haber tres chistes cada minuto más o menos: uno verbal, uno visual y uno con doble sentido. Está todo muy marcado. O imagínate, un caso peor; una obra teatral en verso clásico y que se te vaya el texto... ¿Cómo improvisas eso? Normalmente lo tienen todo medido.
De toda tu trayectoria teatral, que es considerable, ¿Qué personaje recuerdas con más cariño? –Éste. Es muy difícil que una actriz se encuentre con un personaje de semejante dimensión. Y éste personaje se hará mucho, espero; por todo el mundo. No por mí, lo hará otra actriz y van a haber otras funciones, etc. Y tengo la sensación de que a ser uno de los grandes personajes que va a existir en la literatura contemporánea, en el teatro contemporáneo. No es un dibujo, es un personaje muy intenso, muy tremendo, con esa carga, aparte de poética, de comedia, de emoción; y como testa contra toda la historia de la humanidad. A nivel personal y artístico me está dando unas cosas hermosísimas. Sufro un orgasmo cada vez que lo hago, termino agotada (risas). Requiere mucho amor. Es todo un reto como actriz. Es un regalo impagable. ¿Temes encasillarte? Que la gente cuando te vea no diga: ¡Ah! Es Carmen Machi, me encantó en La Tortuga De Darwin sino siempre: Aída. ¿Temes quedarte siempre con esa etiqueta? –Encasillarse no es que la gente te recuerde por un papel en concreto, sino que tú mismo como actor hagas siempre el mismo papel en proyectos diferentes.
por Abián De La Cruz, para Los Andares De Charlot, a miércoles 7 de mayo de 2008.

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