lunes, 23 de febrero de 2009

El lector, fragmento

... Tenía la sensación de que la Hanna que yo ahora conocía sólo podía existir en la distancia. Temia que el pequeño, fácil e íntimo mundo de los mensajes y las cintas se revelara demasiado artificial y frágil ara poder resistir la cercanía verdadera.
...cuando nadie te entiende, nadie te puede pedir cuentas. Pero los muertos sí. Ellos sí que te entienden. No hace falta que estuvieran allí, pero sí estuvieron te entienden áun mejor. Aqui en la cárcel estaban conmigo constantemente. Venían cada noche, auqeu no siempre los esperara. Antes del juicio todavía podía ahuyentarlos cuando querían venir....
Al principio queria escribir nuestra historia para librarme de ella. Pero la memoria se negó a colaborar. Luego me di cuenta de que la historia se me escapaba, y quise recuperarla por medio de la escritura, pero eso tampoco hizo surgir los recuerdos. Desde hace unos años he dejado de darle vueltas a esta historia. He hecho las paces con ella. Y ha vuelto por sí misma con todo detalle, y ta redonda, cerrada y cimpuesta que ya no me entristece. Durante mucho tiempo pensé que era una historia muy triste, No es que ahora piense que es alegre. Pero sí pienso que es verdadera y que por eso la cuestión de si es triste o alegre carece de importancia,

En cualquier caso pienso que me viene a la cabeza sin más. Pero cuando me siento herido vuelven a asomar las antiguas heridas, cuando me siento cupable vuelve, la culpabilidad de entonces, y en los deseos y las añoranzas de hoy se ocultan el deseo y la añoranza de lo que fue. Los estratos de nuestra vida reposan juntos los unos sobre los otros que en lo actual siempre advertimos la presencia de lo antiguo, y no como algo desechado y acabado, sino presente y vivido. Lo comprendido. Pero a veces me parece casi insoportable. Quizá sí escribí esta historia para librarme de ella, auqnue sé que no puedo.

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