Miradas de mujer
Cristine Spengler, una vida ENTRE la luz y la sombra
Christine Spengler, es una de las pocas mujeres reconocida fotógrafa de guerra del siglo XX. DESDE 1970 ha fotografiado e informado sobre los conflictos bélicos, siempre desde el punto de vista de las víctimas de la guerra.
Ha trabajado como fotógrafo freelance para Sipa-Prensa, Corbis Sygma y AP. El mundo ha podido ver el horror de la guerra y la destrucción de Chad, Irlanda del Norte, Vietnam, Camboya, Líbano, Sáhara Occidental, Kurdistán, Nicaragua, Kosovo, Afganistán, e Iraq, ENTRE otros, a través de sus fotografías.
Su TRABAJO ha aparecido en publicaciones de noticias en todo el mundo, incluyendo París-Match, Life, Tiempo, Newsweek, El País, The New York Times y Le Monde, y sus fotografías de guerras están reunidas en una obra titulada LOS AÑOS DE GUERRA. Además de publicar ENTRE LA LUZ Y LA SOMBRA. Autobiografía de una corresponsal de guerra.
ESTA Juana de Arco de la fotografía, ha ganado premios como el SCAM, MUJER DEL AÑO, y ha sido condecorada como Caballero de la Legión de Honor, en reconocimiento a su labor de fotógrafo de guerra.
En 1997 entró con los talibanes en Kabul y fotografió con su Nikon, escondida BAJO el velo, a las mujeres oprimidas por la intolerancia.
Este es un breve resumen de una vida que podría ser una novela. Tan rica, que sería difícil de contar en un libro. Una vida, entre la luz y la sombra.
Pero para entender su fotografía y el dolor impreso en ellas, hay que conocer su vida, sus vivencias; como el largo viaje al Chad en 1970. Es el momento en el que le dice a su hermano Eric: “quiero ser reportera de guerra y dar testimonio de las causas justas” Desde entonces, no ha dejado de fotografiar el sufrimiento del mundo y el suyo propio, ya que su obra está impregnada por la tragedia del suicido de su compañero de viaje, Eric
Para su trabajo, utiliza un gran angular de 28 milímetros, que la obliga a acercarse a la gente. Fotografía las caras como si se tratara de un paisaje, porque no hay nada que se pueda escapar a sus ojos.
“En una charca cenagosa, a unos cuantos metros de un camión militar, un niño soldado se baña con el casco en la cabeza. Es entonces cuando un enorme búfalo entra a su vez en el agua. Ahí está mi foto con sus tres elementos: el camión militar, el niño soldado bañándose y, en medio, el búfalo”. Así define Christine Spengler, el momento en el que DESCUBRE que ahí está su fotografía; un momento irrepetible, único.
“Las mujeres tenemos nuestra propia manera de fotografiar la guerra: fotografiamos los cuerpos muertos, los osarios, las casas que se desploman, pero también el dolor que se refleja en el rostro de las mujeres, de los niños, de los supervivientes”. A pesar de comportarse COMO un hombre en el campo de batalla, su corazón de mujer queda reflejado en todas las imágenes que capta con su Nikon.
El bombardeo de Phonm-Penh, podría ser la imagen de los desastres de la guerra, la desolación absoluta. Es una imagen magnífica. Otra de sus fotografías que dio la vuelta al mundo y que ESTÁ considerada con una de las “cien mejores fotografías del siglo”, es la de los niños que ríen y sacan la lengua con el fondo de una calle de Londonderry en llamas en Irlanda del Norte. Ambas conforman un cuadro perfecto.
Se podría decir que algunas de sus fotografías, se asemejan a la pintura inspirada por los grandes maestros de la pintura española. Genios COMO Velázquez, a los que ella visita a menudo en el Museo del Prado.
Afghanistan. Un país donde los talibanes prohibieron la música, el canto de los pájaros, las cometas, las fotos…todo. Hasta allí llega Christine Spengler, hasta el corazón del terror. Ella no tiene bigote, pero sí la valentía de ponerse la burka. Ella ha compartido esa cárcel con muchas mujeres privadas de todo, menos de la dignidad que mantienen BAJO ese manto que las cubre eternamente.
Todas sus fotografías son en blanco y negro. Son hechas con una mirada en blanco y negro. Una mirada que se aleja del sensacionalismo, de la sangre, del morbo. Fotografías que reflejan a la perfección la dimensión humana de la tragedia.
Ejemplos claros de ésto, son las fotografías realizadas en Camboya. La más significativa es en la que no aparece el cuerpo mutilado del soldado, sino el llanto del niño arrodillado junto al cadáver cubierto. Ese mismo niño que, HORAS antes, nadaba en el Mekong entre casquillos de obuses vacíos. Esas son las fotografías de Christine Spengler.
Pero Christine Spengler también es luz, porque ella es luz en sí misma. Una mujer llena de vida, que a los siete AÑOS llegó a España y DESCUBRIÓ su pasión por este país. El espectáculo de la plaza de toros la dejará fascinada. Y ninguna casualidad la llevará a vivir a la calle Válgame de Dios, a la casa del maestro Manolete. El color infinito que refleja en las fotografías en las que expulsa los demonios del horror, muestra la obra de una artista con vocación de corresponsal de guerra.
El fotógrafo español, Gervasio Sánchez dice que hay que buscar otra manera de contar las cosas. Eso es lo que lleva haciendo DESDE 1972 Christine Spengler con su inseparable Nikon. Esa Nikon que seguirá conteniendo las palabras que le dedicó su querido Eric: “hasta pronto, hermanita”.
Mi admiración infinita, por una mujer excepcional a la que he tenido la oportunidad de conocer. Tocar sus manos y mirar sus ojos; esos ojos que tantas veces, han ESTADO tan cerca de los que más padecen.
Mª José Andrade
ENTRE la luz y la sombra. Autobiografía de una corresponsal de guerra. Editorial El País-Aguilar. 1999
Una mujer en la guerra. 1991. Ed. Ramsay
Vírgenes y toreros. 1991. Ed. Ramsay
Los años de Guerra. 2003. Ed. Ramsay
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