a gran civilización de Meroe, en el sur de Egipto, se extiende al
sur de la catarata del Nilo en Nubia (Sudán). Desde el año 300 A.C.
hasta el siglo segundo D.C. había muchas mujeres líderes, tantas que se
creía que no había líderes masculinos en absoluto. El tercer gran
reinado fue el de la reina Bartare 284-275 A.C., cuya tumba en forma de
pirámide fue descubierta. El Reino de Kush es el nombre
que los antiguos egipcios dieron al reino establecido al sur del país
del Antiguo Imperio Egipcio. Este reino tuvo una longevidad inusual y
sus orígenes se remontan a las culturas neolíticas que se desarrollaron
en el pasaje del Nilo del actual Sudán y de la Nubia egipcia.
Un reino de mujeres de siete siglos
Las reinas negras o Candaces (hermanas), gobernaron durante siete
siglos, desde el siglo III A.C. Como centro de la familia las mujeres
poseían los bienes y elegían a sus maridos. Ellas gobernaban en el hogar
y en el grupo y los hombres cargaban con el trabajo pesado. Las reinas
negras vivieron en paz con los faraones. Los dos países mantuvieron
relaciones diplomáticas y comerciales, hasta que Egipto decidió
anexionar a Nubia, la cual se defendió con una fuerza y determinación
que sorprendió a los asaltantes.
Una sociedad matrilineal y paternal.
El viajero Ibn Battuta nos explica su asombro en su viaje a Sudán,
diciendo: “Ellos (los negros) se nombran de acuerdo con su tío materno, y
no en función de su padre; no son los hijos que heredan de los padres,
sino los sobrinos, los hijos de la hermana del padre. Nunca conocí esto
en ninguna otra parte, a excepción de los infieles de Malabar en la
India. ”
En Nubia (norte de Sudán y el sur de Egipto) crecieron civilizaciones
beréberes (gerzéens) y negroas de influencia cultural egipcia entre el
-3100 y +350: Kush, Napata, Meroe … En Meroe, la sucesión era hecha por
la línea de los padres a sus hijos, pero también a los sobrinos. Las
adoradoras divinas se sucedían de tías a sobrinas. Al igual que en
Egipto, en las estelas funerarias Meroíticas, el nombre de la madre del
difunto se menciona antes que la del padre. En el reino de Kush, la
sucesión al trono era matrilineal. Es decir que, en general, los Reyes
no transmitían el trono a sus propios hijos sino a los hijos de sus
hermanas. En el relato de su coronación, el rey Kushita Espelta (593-568
A.C.) menciona a siete generaciones de sus antepasados maternos
(Estela Cairo JE 48866).
Las reinas guerreras nubias
Una de las más grandes reinas guerreras de la antigüedad fue
Majaji que dirigió al grupo étnico de los Lovedu los cuales formaban parte del
Imperio Kushita
durante los largos siglos en los que los etíopes estuvieron en guerra
contra Roma. El Imperio dejó de existir en en 350 D.C. cuando Meroe,
centro de poder de Kush, cayó después de los muchos ataques de los
romanos. Armada con un escudo y una lanza, Majaji dirigía s sus
guerreros en las batallas. Cayó en la lucha en Meroe, ciudad que ella
defendió hasta la muerte.
El emperador Augusto mantenido a raya por una mujer
La reina Candace que gobernó también el país, fue
reconocida por su valentía y coraje para hacer frente a los ejércitos de
César Augusto. Es por esto que las reinas que gobernaron después de
ella, desearon mantener el nombre de Candace en recuerdo a este acto
glorioso. “
Esta omnipresencia de las mujeres de la corte en las
ceremonias y los documentos oficiales estaba vinculada con su peso
político. Esto último refleja la devoción matrilineal de la monarquía “- Noticias Ankh No. 3. En cuanto a Candace –
kandaké
en griego – no se trataría de un nombre propio, sino del título
utilizado por las reinas madres de Meroe, que jugaban un papel político
decisivo en un Estado dónde la sucesión al trono era matrilineal.
Alejandro Magno, derrotado por una mujer
Estaba en la línea de las reinas Etíopes y de los líderes militares, y una de ellas fue
Candace, también una descendiente de
Kush.
La primera Candace, dirigió un ejército cuyos guerreros montaban en
elefantes. Ella detuvo la invasión de Alejandro Magno en Etiopía en el
332 A.C. En el 30 A.C.
Candace Amanirenas derrotó una invasión de Patronio, un gobernador romano Egipcio y saqueó la ciudad de Cirene. En el 937 D.C
Judith,
una reina (? Judía) Falasha, atacó a Axum, capital sagrada de Etiopía,
matando a todos los habitantes de la ciudad incluyendo a los
descendientes de
Salomón y la
Reina de Saba.
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