Stina Werenfels • Directora
por David González
- Charla con la directora suiza Stina Werenfels sobre su último trabajo, Dora or the Sexual Neuroses of Our Parents, y su novedoso acercamiento al sexo y las minusvalías
Cineuropa: Dora or the Sexual Neuroses of our Parents trata un tema interesante pero muy espinoso. ¿Qué te llevó a interesarte por él?Stina Werenfels: La película está basada en una famosa obra teatral del suizo Lukas Bärfuss. La vi en 2003 y me impresionó por sus aspectos controvertidos y ambivalentes. Me pareció que Lukas diseccionaba nuestra sociedad occidental y su hipocresía. A pesar de que vivimos una época liberal y permisiva y de que decimos dar los mismos derechos a las personas con minusvalías, cuando se trata de sexo, y sobre todo de reproducción, saltan todas las alarmas. La obra me permitió poder entrar en esa zona gris entre lo que está bien y lo que no, lo que es “normal” y lo que no. Además, me permitió comparar dos poderosos puntos de vista femeninos sobre la fertilidad y la maternidad.
¿Cómo conseguiste evitar caer en los estereotipos de los minusválidos en el cine?Lo primero es que hace falta mucha investigación y sumergirse en la vida real de la gente con minusvalías. Un cliché consiste en mostrar a la persona minusválida desde un solo punto de vista: la minusvalía. No sólo es un estereotipo, sino que además es discriminatorio, ya que todos los seres humanos poseen una gran variedad de facetas. Los minusválidos son generalmente mostrados como personas majas y estimulantes. Se ha convertido casi en un género en sí mismo... Pero nuestra Dora es además consentida, irascible y con un gran deseo de vivir. Puede ser muy mala con sus amigas y, por encima de todo, tiene una voluntad de hierro. Todo esto la convierte en un personaje, no es una diagnosis.
Victoria Schulz ofrece una interpretación impresionante, pero el reparto incluye asimismo actores con minusvalías mentales. ¿Pensaste darle a uno de ellos el papel protagonista?Sí, desde luego que sí. La autenticidad es muy importante. Durante la selección, consideré estudiantes de interpretación con y sin minusvalías. Pero me di cuenta de lo extremadamente exigente que era el papel, ya que los actores sin minusvalías se mostraban especialmente reacios por lo explícito del aspecto físico. No quería obligar a una persona sin experiencia, ya sea minusválida o no, a una interpretación tan radical. Podía convertirse en una situación abusiva que quería evitar a toda costa. Victoria Schulz no sólo trajo su enorme talento sino que compartía mi manera de ver a Dora. Quería ir más allá, es lo que le interesaba como artista. Como directora, quería ambas cosas: ser honesta (sin manipular) con el intérprete y fiel al personaje.
Aunque hay elementos sexuales, la película es mucho más psicológica que física. La carne es sustituida rápidamente por el cerebro...Me encantan las películas emocionales, eróticas, físicas y cerebrales al mismo tiempo. Permiten al espectador que experimente sus propias emociones. Para mí, el éxito de una película no se mide en números, sino en si consigue situar sus interrogantes en nuestra vida cotidiana
¿El tema y tu acercamiento dificultaron la preparación de la producción?La película requirió siete años, desde el inicio de la escritura del guión hasta su estreno en la Berlinale. La financiación fue desde luego la parte más complicada. Había que convencer a gente para que pusiese dinero en una película sobre un tema tabú con una directora que no tenía la intención de suavizar la cosa. El guión asustó a las film commissions, aunque estaba claro que su rechazo se debía más a una reacción instintiva que a un juicio sobre su calidad. Pero hay que recordar que en aquella época el cine de autor en Suiza atravesaba momentos particularmente complicados. Yo era muy activa en el ámbito cultural para cambiar las cosas.
(Traducción del inglés)
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