Siéntate y escucha.
Sí, escucha mientras lees estas frases: liberarán tu mente, limpiarán tu cuerpo, sanarán tu alma y, si quieres, transformarán tu vida.
Buda el “despierto”, “iluminado”, era un filósofo del espíritu. Siddharta Gautama, abandonó el mundo de los ordinario y se lanzó a territorios desconocidos hacia la búsqueda de la verdad. La gran renuncia a los placeres de los terrenal lo llevaron no sólo a un recorrido por la India sino por un mundo igual o más complejo: su interior. Él, se iluminó porque dejó de temer, detuvo el mundo y se sentó a escucharse a sí mismo.
El budismo es más que una religión, una filosofía de vida, sus principios no son leyes externas que se imponen o una moral que cumplir con una autoridad exterior, son verdades internas a descubrir en uno mismo. Por ello, Buda siguió el camino del zen, una práctica de meditación interior que nos lleva a un estado de iluminación propia: brillar con luz propia. Las bases sobre las cuales Buda caminó engendran un conocimiento que se ha transmitido de generación en generación y ahora se han extendido a lo largo del mundo.
La práctica del yoga es un recorrido por este mismo estado de búsqueda de la iluminación. Yoga significa “unión”, unidad entre cuerpo, mente y espíritu. Después de todas las posturas, un camino incómodo que nuestro cuerpo recorre, la yoga es el símbolo de la vida: uno decide cómo vivirlo. Puedes luchar contra tu propio cuerpo, sentirte incómodo, molesto, inseguro en una postura, pero, como en la vida, tú decides cómo vivirla, puedes hacerlo sólo respirando: uno se metió ahí, uno mismo debe aprender a estar y a salir de ese lugar.
Hacer Zazen es llegar a conocerse a uno mismo íntimamente e ir del pensamiento al no-pensamiento. En nuestro mundo moderno nos cuesta no pensar, vaciar nuestra mente de ideas y desapegarse a los pensamientos. El zen se alanza en la paz de ver pasar nuestros pensamientos como nubes, hasta que nuestro cielo se encuentra despejado y en calma; sin perseguir nada, sin huir de nada.
La impermanencia, el desapego, el abandono del ego y la totalidad, son algunos principios elementales de la sabiduría budista que pueden convertirse en mantras de nuestra vida.
La impermanencia, el desapego, el abandono del ego y la totalidad, son algunos principios elementales de la sabiduría budista que pueden convertirse en mantras de nuestra vida.
“Duda de todo. Encuentra tu propia luz”
“El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”
“No insistas en el pasado, no sueñes en el futuro, concentra tu mente en el momento presente”
“Sólo hay dos errores que se cometen en el camino a la verdad: No empezar, y no llegar hasta el final”
“Sólo hay dos errores que se cometen en el camino a la verdad: No empezar, y no llegar hasta el final”
“En verdad que vivimos felices si no odiamos a aquellos que nos odian, si entre hombres que nos odian habitamos libres de rencor”
“Persevera en tu empeño y hallarás lo que buscas, prosigue tu fin sin desviarte y alcanzarás tu empeño, combate con energía y vencerás”
“Uno mismo hace el mal, uno mismo lo sufre; uno mismo se aparta del mal, uno mismo se purifica. Pureza e impureza son cosas de uno mismo, nadie puede purificar a otro”
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas”
“La máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo”
“Puedes buscar a través del universo entero a alguien que se merezca tu amor y afecto más que tú mismo, y esa persona no se encontrará en ningún lugar. Tú mismo, tanto como cualquier persona en el universo entero, te mereces tu propio amor y afecto”
“No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia”
“Avanzando estos tres pasos, llegarás más cerca de los dioses: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que dar”
“Más que mil palabras inútiles, vale una sola que otorgue paz”
“La paz viene de adentro, no la busques afuera”
“La paz viene de adentro, no la busques afuera”
“Es la mente de un hombre, no sus amigos o enemigos, la que lo lleva por los caminos del mal”
“Somos formados por nuestros pensamientos; nos convertimos en lo que pensamos. Cuando la mente es pura, sigue la alegría como una sombra que nunca se va”
“Miles de velas pueden ser encendidas a partir de una sola, y la vida de esa vela no se acortará. La felicidad nunca disminuirá por ser compartida”
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. Si un hombre habla o actúa con astucia, le sigue el dolor. Si lo hace con un pensamiento puro, la felicidad lo sigue como una sombra que nunca lo abandona”
“El odio no se termina con odio, se termina con amor, es la regla eterna”
“La muerte no se teme, si se ha vivido sabiamente”
Diremos que la práctica de la meditación del budismo zen busca mantener día a día nuestra mente limpia, observando el mundo y dejándolos pasar. Cuando entendemos que el mundo es impermanente y nosotros con él, entonces observamos el cambio y no luchamos, fluímos y aprendemos a movernos con él como con un río. Y entre los dos polos, el ying y el yang, sólo hay transición y no hay miedo al tiempo.
Entonces podemos salvarnos de ese fuego que a veces nos quema por dentro y arde en nuestra cabeza. Nuestra mente está serena, en calma, es como un cielo vacío que tiene el peso de una llama y nuestro ser renacerá como una bella flor de loto en medio de un pantano.
¿Quién conoce cuánto pesa una llama? Quien ha probado el dolor y ha elegido no sufrirlo, quien ha entendido que nuestro paso es demasiado impermanente por el mundo para vivir sufriendo en él, quien decide sentarse en algún momento de su vida y detener el mundo para atreverse a mirar a sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario