sábado, 18 de enero de 2014

Ismael

smael Trailer 2013 - Ismael Estreno 25 de Diciembre Ismael con Mario Casas, Sergi López, Belén Rueda, Juan Diego Botto, MIkel Iglesias, Ella Kweku,Óscar Foronda. Dirigida por Marcelo Piñeyro. Sinopsis: Ismael Tchou es un niño de 10 años y de madre africana, quien un día se fuga en AVE rumbo a Barcelona para encontrarse con su padre, al que no conoce. Su única pista es una dirección de un apartamento en la ciudad condal, escrita en el remite de una carta dirigida a su madre Alika. Una vez allí, consigue encontrar el edificio, pero en el apartamento sólo encuentra a Nora, una elegante mujer de unos 50 años que resulta ser la madre de Félix Ambrós, es decir, su desconocida abuela. (FILMAFFINITY) ¡

Yoyo Ogawa y Los tiernos lamentos


Los tiernos lamentos

Traducido por: Yoshiko Sugiyama y Sergio Torremocha

Herida por la infidelidad de su marido, la joven Ruriko, calígrafa de profesión, decide dejar Tokio y refugiarse en un chalé familiar en las montañas, donde tratará de recobrar el sosiego.
No lejos de allí vive Nitta, un conocido pianista que en su día dejó de tocar por inexplicables razones, reconvertido ahora en fabricante de clavecines, un hombre del que emana una gran calidez y paz interior que fascinan a nuestra protagonista.
Nitta va siempre acompañado de su perro ciego y sordo, y de Kaoru, una joven enigmática, obsesionada por los clavecines, que lo ayuda en su trabajo.
La calígrafa se pregunta por la relación entre estos dos seres al tiempo que teje con ambos unas relaciones que van mucho más allá de la amistad.
El destino de este triángulo no dejará de sorprender al lector.
Los tiernos lamentos es una novela donde vibran los sonidos de la naturaleza, una historia repleta de poesía, misterio y encanto en la que volvemos a encontrar a la Ogawa más sutil y cautivadora, a la exploradora de las relaciones invisibles y fugitivas entre los seres humanos que pudimos descubrir en La fórmula preferida del profesor o en Perfume de hielo.

«Súbitamente, acababa de darme cuenta de que estaba completamente sola. No tenía lugar alguno adonde ir. No a casa de Nitta, ni con Kaoru, ni regresar a mi vida normal con mi esposo, ni al chalé…


Yoko Ogawa nace en Okayama en 1962. Estudia en la Universidad Waseda de Tokyo. En 1986 inicia su carrera de escritora, inspirada por sus lecturas de los clásicos nipones, El diario de Ana Frank y las obras de Kenzaburo Oé. Ya con su primera novela, Cuando la mariposa se descompone, obtiene en 1988 el prestigioso Premio Kaien, y desde entonces su fama no ha hecho más que crecer en Japón y en el extranjero. En 1991 logra el gran premio Akutagawa por El embarazo de mi hermana, publicado por Editorial Funambulista en 2006, que se convierte inmediatamente en un best seller en su país. Muchas de sus obras se han traducido a las principales lenguas occidentales. En 2003 publica La fórmula preferida del profesor (Funambulista, 2008) que obtiene varios premios (el Premio Yomiuri, el Premio de las Librerías Japonesas y el de la Sociedad Nacional de Matemáticas: «Por haber mostrado la belleza de esta disciplina»). A raíz del éxito de la novela y de su adaptación al cine, a la radio y al cómic, en 2005 coescribe con el matemático Masahiko Fujiwara Una introducción a las matemáticas más elegantes. Actualmente vive con su familia en la antigua ciudad mercantil de Kurashiki y se dedica exclusivamente a la literatura.
Además de La fórmula preferida del profesor y El embarazo de mi hermana, Editorial Funambulista ha publicado de la autora nipona: Perfume de hielo, La niña que iba en hipopótamo a la escuela, La piscinaLa residencia de estudiantes yAmores al margen.

En las montañas sagradas

Reseña del editor

En la China de 1958, Wen y Kajun, jóvenes estudiantes de medicina, deciden casarse. Pero en seguida Kajun se alista como médico en el Ejército Popular de Liberación de Mao y es destinado al Tibet. Antes de cumplirse los cien días de la boda, Wen recibe la notificación de la muerte de Kajun, sin especificar bajo qué circunstancias y sin haberse hallado el cuerpo. Incapaz de dar crédito a la noticia, Wen se alista como médico militar y parte al Tibet en busca de noticias sobre su marido. Allí se sumerge en un mundo para el que no estaba preparada, pero la determinación de encontrar a Kajun la impulsa a seguir adelante incluso cuando, al separarse de su regimiento, se pierde en la montañas del Tibet y es acogida por unos nómadas. Durante treinta apasionantes años de vida errante, Wen descubrirá las costumbres y rituales de una cultura extraña dedicada a la religión, una vida a menudo desconcertante en la que las mujeres pueden tener varios maridos, la costura es un oficio de hombres y los forasteros no pueden tocar objetos religiosos. Tras años de aprendizaje, de descubrimiento y de transformación personal, Wen dará con un eremita que solía contar la historia de un médico chino que, años atrás, puso fin a las hostilidades entre chinos y tibetanos, pagando por ello un precio muy alto.

Biografía del autor

Xinran (Pekín, 1958) trabajó como periodista y locutora de radio en China antes de trasladarse a Londres en 1997. Allí comenzó a trabajar en Nacer mujer en China: las voces silenciadas (publicada en Emecé), su influyente obra sobre la vida de las mujeres chinas que ha tenido una excelente acogida internacional. También es autora de En las montañas sagradas (Emecé, 2004).

Detalles del producto

  • Tapa blanda: 220 páginas
  • Editor: Emecé Editores (9 de marzo de 2005)
  • Colección: Emecé
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8495908964
  • ISBN-13: 978-8495908964

China y su deuda con los Derechos Humanos

noticia
China sigue en deuda con los Derechos Humanos
Desde que Pekín fue designada sede de los Juegos Olímpicos 2008, y especialmente en los últimos años, las miradas internacionales vigilan de cerca las actuaciones del gobierno chino en relación con los Derechos Humanos. Libertad de expresión, situación de la mujer, derechos laborales… China recibe siempre mala nota en los informes de las distintas asociaciones internacionales.
Eva Queralt 30/07/2008
La carta olímpica establece que “Cualquier forma de discriminación contra un país o una persona basada en consideraciones de raza, religión, política, sexo o de otro tipo es incompatible con la pertenencia al Movimiento Olímpico”. Por ello, muchos confiaban que la organización de los Juegos en Pekín y la gran apertura al mundo que este evento conlleva fomentaran un mayor respecto a los Derechos Humanos en el país. Especialmente, lo pensaban porque el mismo vicepresidente del Comité para la Candidatura de Pekín 2008, Liu Jingmin, afirmó que con la elección de esta sede se contribuiría al desarrollo de los Derechos Humanos en China.

Sin embargo, diferentes organizaciones internacionales defienden que la tendencia ha sido la opuesta: no se violan los Derechos Humanos a pesar de los Juegos sino que su organización ha promovido episodios de represión. Si se habían producido algunos signos de mejora, como una mayor libertad para los periodistas extranjeros, se vive ahora de nuevo una regresión.

El Premio Sakharov a la Libertad de Pensamiento 1996, Wei Jingsheng, en su contribución al informe anual 2007 del Observatorio para la Protección de los Defensores de los Derechos Humanos, reconoce que la represión del gobierno chino “se ha acentuado en 2007 con el fin de que ninguna voz disidente perturbe los Juegos Olímpicos de 2008”. Aunque paralelamente, añade, los grupos y movimientos populares que defienden el respeto de los derechos humanos “se han desarrollado, organizado y sistematizado”, por lo que cada vez es más difícil de evitar que las denuncias lleguen a la prensa internacional.

Wei Jingsheng pasó 18 años en prisión por pedir la democratización del país en 1978. Aunque cada vez hay más voces que se atreven a hablar, él es uno de los más conocidos defensores de la libertad de expresión, uno de los derechos más afectados por el rígido sistema político chino.

Entre las víctimas más recientes de la falta de libertad, seguramente el más popular es el activista Hu Jia, que fue recientemente condenado a tres años y medio de cárcel por “incitar a la subversión del poder del Estado”. O Yang Chunlin, que fue condenado a cinco años de prisión por ser declarado culpable de “incitar a la subversión” por haber promovido una campaña bajo el lema “No queremos Olimpiadas, queremos derechos humanos”.

La libertad de expresión y el derecho a informar son vistos como amenazas al sistema autoritario. A pesar de las reiteradas promesas por parte de las autoridades de que, ante los Juegos, los periodistas podrían acceder a quien quisieran e informar sobre lo que les pareciera, Sophie Richardson, directora adjunta para Asia de Human Rights Watch, explica a Asiared que “persisten las restricciones a los profesionales de la información”. Es más, Richardson añade que “han aumentado las tácticas usadas para evitar que los periodistas extranjeros informen de lo que no interesa, por ejemplo con la intimidación de las fuentes, lo que tiene graves consecuencias para el trabajo de los corresponsales o enviados especiales”.

La globalización y la llegada de Internet tampoco han supuesto una gran revolución en este aspecto. Según Amnistía Internacional, que ha lanzado numerosas campañas de presión a favor de los Derechos Humanos en este país, China tiene el sistema de filtro y censura de Internet más amplio del mundo y de mayor alcance.

Trabajadores menospreciados

Más allá de la libertad de expresión, hay muchos otros derechos no respetados en China y entre ellos, los laborales. Los trabajadores chinos siguen sin poder crear asociaciones ni sindicatos independientes de la oficial “Federación de Sindicatos de toda China” porque el gobierno considera que el sindicato único ya defiende a los trabajadores. Sin embargo, las tensiones y protestas laborales van en aumento. Cada vez son más los asalariados que salen a las calles o van a los tribunales a protestar contra las jornadas excesivas forzadas, impagos de sueldo o de pensiones, etc. Human Rights Watch denuncia en un informe varios casos en los que grupos armados aparentemente desconocidos han atacado, con el resultado incluso de alguna muerte, a grupos de trabajadores que se habían rebelado contra sus patrones.

Sophie Richardson critica especialmente el maltrato que reciben los trabajadores inmigrantes en Pekín y la desidia de las autoridades ante estos casos. Finalmente, los trabajadores, tan necesarios para la frenética transformación de la ciudad, reciben una doble discriminación: por parte de los contratantes por pagas pírricas y explotación, y del Estado, por la falta de servicios y apoyo legal.

Avances lentos para la mujer

Con o sin Juegos Olímpicos, las mujeres siguen siendo las que se llevan la peor parte en el respeto a los Derechos Humanos. A pesar de ello, la libertad para viajar libremente por el país y poder salir de las aldeas para trabajar en las ciudades ha abierto puertas a muchas mujeres, cuyos derechos en la China rural eran ninguneados.

La escritora y periodista china Xinran explicaba en su primer libro, “The good woman of China”, que ser una buena mujer en China significaba, hasta los años 90, cumplir unos requisitos imposibles: no salir nunca y no abrir la puerta a hombres; tener un hijo varón; estar siempre tranquila y ser condescendiente con la familia y no perder nunca el buen carácter; no cometer nunca errores con los deberes del hogar; ser buena en las relaciones sexuales con el marido y tener una buena apariencia fuera del hogar. Bajo estas premisas inalcanzables, toda mujer podía ser menospreciada.

Aunque esta situación ha mejorado especialmente en las zonas urbanas, Amnistía Internacional, en su último informe anual, denunciaba que la violencia doméstica es todavía la primera causa de suicidio entre mujeres en las áreas rurales. El informe pone de relieve además que las denuncias por malos tratos están aumentando, un dato que puede tener una doble lectura, ya que también significa que las mujeres se sienten cada vez más seguras para acudir a la policía.

Xinran, que lleva veinte años recogiendo testimonios de mujeres chinas, asegura que “la situación es mejor que hace una década”, pero que sin embargo hay elementos de la forma de vida tradicional y de las creencias en las zonas rurales que siguen teniendo una gran influencia en esta discriminación. Uno de ellos es el sistema impositivo, con el cual “si tienes un niño varón, el estado -o anteriormente el emperador- te dan un trozo más de tierra, y si tienes una niña no, una tradición que sigue vigente en la China rural”. En esta situación, explica que es muy difícil cambiar la concepción de que un hombre es más valioso que una mujer. “Es todavía un terrible problema social que hay remediar a través de la educación, no sólo de las mujeres sino sobre todo de los hombres”.

En defensa de los derechos humanos, Xinran pide al gobierno una acción más directa sobre el terreno y no desde los despachos. “Hay que ir físicamente al campo y hablar con la gente, sobre todo con los médicos y la policía, y decirles que hay que parar los abusos, que hay que detener a los maridos que maltratan a sus mujeres o hijas. Es necesario que los hombres sepan que no son inmunes y que si no respetan a las mujeres la justicia actuará”. 

Xinran entrevista

noticia
Xinran: “Aprendí de mi propio sufrimiento para dar el corazón a las mujeres que sufrían”
Xinran tenía casi 30 años la primera vez que viajó a la China rural. Allí descubrió el sufrimiento de las mujeres, que le recordó al que padeció ella misma en su infancia, durante la Revolución Cultural. Entonces decidió que no se podían seguir silenciando las penalidades sufridas por las mujeres chinas en ese trágico periodo de la historia de su país.
Xinran 2008Eva Queralt 12/06/2008
Xinran Xue (1958) es escritora y periodista. En su primer libro, 
Nacer mujer en China. Las voces silenciadas” –el único publicado por el momento en español- recoge las historias de quince mujeres
 que sufrieron abusos sexuales, violencia doméstica, 
alejamiento de sus familias, represión política o como mínimo 
el menosprecio en su entorno familiar y/o social.


Xinran presentaba un programa nocturno de gran éxito en la radio china donde se discutían problemas sociales cuando empezó a r
ecibir cartas de mujeres explicando sus vidas y su sufrimiento.
 Así empezó a preocuparse por la situación de las mujeres en 
el interior del país, lejos de las desarrolladas ciudades del este,
 y decidió viajar para conocer estas historias de viva voz.

Era un momento en que no se podía viajar libremente por el país, pero ella lo consiguió por su condición de periodista. Lo que descubrió era impresionante: mujeres que se suicidaban porque no conseguían dar a luz un hijo varón, niñas obligadas a casarse con viejos que las maltrataban, violaciones...

Pero ella también había sufrido la represión de la Revolución
 Cultural. Encarcelaron a sus padres cuando tenía siete años por ser capitalistas y venir de familias con contactos en el extranjero.

Incluso le cortaron las preciadas trenzas de niña por ser un símbolo burgués. “Antes de la Revolución Cultural crecí en una buena
 familia; luego perdí a mis padres, que pasaron diez años en
 prisión, mientras yo fui ‘custodiada’ por guardas rojos con otros niños, incluido mi hermanito, de sólo dos años y medio. Durante más de
 seis años no tuvimos derecho a que la gente nos hablara y yo soñaba con que me permitieran jugar con los otros
 niños. Incluso ahora, cuando vuelvo a China, tengo ganas de jugar con mis amigas. Es algo que hechas de menos de por vida”, explica Xinran.

Su historia personal le ha permitido soportar la angustia de ser la receptora de tanto sufrimiento ajeno, casi siempre silenciado hasta ser desvelado para ella: “Cuando en el programa de radio empecé a recibir cartas, a hablar con
 la gente en la calle, a viajar al campo y a hablar con estas niñas y mujeres que sufrían abusos, yo recordaba mi
 infancia y eso me daba la energía para soportarlo. Aprendí de mi propio sufrimiento para dar el corazón a esta
 gente que sufría”.

La escritora asegura que “escuchar a estas mujeres me ha hecho comprender lo imprescindible que es el
 entendimiento entre las personas y la comunicación; esto es algo que también afecta a mi escritura: mis libros 
no son inteligentes desde la cabeza sino desde el corazón. No me importa que el lenguaje sea bonito o no,
 lo que quiero es compartir las historias y que la gente las entienda”.


20 años recopilando historias


Su último libro persigue también este objetivo. “China witness. Voices from China’s Last Generation”, a punto de ser publicado en inglés y que llegará en español en 2009, recoge veinte años de investigación y trabajo de campo del este al oeste del país y del Río Amarillo al Yangtzé, con numerosos testimonios de mujeres que tienen entre 70 y 90 años.
 Para este trabajo ha involucrado a estudiantes tanto británicos como chinos. “Los jóvenes de China no conocen
 nada de la Revolución Cultural ni de la vida en el interior del país y cuando viajaron conmigo y oyeron a esa gente se quedaban en estado de choc, sin poder creer lo que oían”, explica Xinran.

“¡En los libros de texto de los colegios no hay casi nada sobre la Revolución Cultural, y en los libros de historia hay un pequeño párrafo donde dice que ‘luego todo cambió’ y ya está!”, exclama Xinran, muy preocupada por la pérdida de la memoria histórica. “Por esto es importante que la gente que lo ha sufrido y lleva décadas sin explicarlo, transmita su experiencia y así evitemos que se pierda”.

La autora también se preocupa porque los chinos puedan leer el libro entero. “He rechazado ofertas para publicarlo 
en China. Prefiero que primero se publique en inglés y cuando ya hayan llegado ejemplares originales a China
 a través de estudiantes o viajeros, entonces traducirlo. Así, no se atreverán a censurar tanto”, añade.

Sin embargo, muchos chinos discrepan de su opinión y prefieren olvidar, como su madre, a quién no gusta lo que
 su hija escribe: “Ella dice que es normal que las madres no quieran explicar a sus hijos qué pasó porque se 
avergüenzan, había guardias rojos en todas las familias. Pero yo le respondo que el pasado es la raíz de nuestro 
futuro y que las distintas generaciones deben conocerse y respetarse, a pesar de los errores, porque al final 
cada una ha hecho lo que ha podido por sus hijos”.

Entre estos dos libros, Xinran ha publicado otros tres. “Sky burial” (2004) es una novela inspirada en la historia de una mujer que pasó 30 años en el Tibet buscando a su marido, que fue destinado allí al poco tiempo de casarse. Esta obra es un gran retrato del paisaje y la cultura tibetana, en un intento de reconciliación entre tibetanos y chinos, y se convertirá próximamente en película.

También ha publicado “What the Chinese Don’t Eat” (2006), una recopilación de artículos sobre China aparecidos en el periódico británico The Guardian, en el que colabora semanalmente desde 2003.

Su último libro ya publicado, “Miss Chospticks” (2007), muestra la nueva opción de las mujeres chinas: la inmigración del campo a la ciudad. Basado en hechos reales, es la historia de tres chicas que dejan su aldea para demostrar que no son “chopsticks”, palabra con que se llaman los palillos para comer pero también usado para las chicas, por ser “frágiles, sin valor, para ser usadas y luego tiradas”.

Las protagonistas, que trabajan y envían dinero a sus familias, demuestran que no son “chopsticks”, pero Xinran reconoce que esta novela es más optimista que la mayoría de casos reales. Según sus datos, 300 millones de chinos irán del campo a la ciudad en 15 años y se encontrarán un mundo que no se parece al que conocían en casi nada.


Orgullosa pero crítica


Xinran, que vive en Londres desde 1997, intenta viajar al menos dos veces al año a China para seguir al pie de la realidad y se muestra muy satisfecha con la evolución del país. “China se ha abierto más en los últimos 20 años que en los más de 5.000 de historia”, por lo que pide “paciencia y comprensión” a occidente.

También cree que en esta evolución serán importantes los Juegos Olímpicos, que potenciarán el contacto con occidentales y otras culturas para gente que no tiene la posibilidad de viajar al extranjero.

Pero igual como defiende a China cuando está fuera del país, es crítica con la administración cuando está allí y recrimina a su clase dirigente que dicte las políticas desde grandes edificios, sin conocer la realidad, y sin hacer lo suficiente para que éstas se cumplan en las zonas rurales.

“Yo le digo siempre a mi hijo que si quiere conocer China, no se puede quedar en un hotel o en una ciudad. Hay que coger el tren o el bus, ir al campo y ver que como más te alejas de la ciudad, el nivel de vida va bajando y bajando cada vez más. Con la inmigración, en muchos pueblos sólo quedan los viejos y los niños, en muy pobres condiciones”, explica Xinran y añade en una defensa de la voz rural: “Más del 70% de chinos son aún campesinos. Si no conoces sus vidas, ¡como puedes decir que conoces china!”.

Generacion Mao de Xinran

Encuentro con Xinran Xue:
En el marco de su programa de encuentros con escritores asiáticos, y con ocasión de la publicación en castellano de "Generación Mao" (Emecé 2009), Casa Asia acoge en Madrid y en Barcelona a la periodista y escritora china Xinran Xue. Este valioso e innovador libro, sin precedente alguno en la historia de nuestra civilización, le da voz a una generación silenciada y cuenta la historia secreta de la China del siglo XX.
Xinran Xue (Pekín, 1958), escritora y periodista china de gran prestigio internacional que hoy vive a caballo entre Pekín y Londres, trabajó como periodista y locutora de radio en China antes de trasladarse a Gran Bretaña en 1997. Allí comenzó a trabajar en Nacer mujer en China: las voces silenciadas (publicada en Emecé), una influyente obra sobre la vida de las mujeres chinas que ha tenido una excelente acogida internacional. También es autora de En las montañas sagradas (Emecé, 2004). 

Este valioso e innovador libro, sin precedente alguno en la historia de nuestra civilización, le da voz a una generación silenciada y cuenta la historia secreta de la China del siglo XX. Generación Mao es el fruto de veinte años de investigación y trabajo de campo que la autora ha llevado a cabo del este al oeste del país, con la intención de ofrecernos un íntimo retrato de la China moderna a través de los ojos de los hombres y mujeres que han protagonizado este impresionante fresco. Generación Mao es un grito contra la pérdida de memoria histórica, un testimonio de gran impacto humano que dejará en el lector occidental una huella inolvidable.

Xinran Xue

"China está empezando una nueva larga marcha", afirma Xin Ran

La periodista ultima un libro de memoria histórica sobre la Revolución Cultural

Xin Ran Xue (Pekín, 1958) tendría pocos motivos para ser optimista con su país: cuando tenía siete años, la Guardia Roja entró en su casa y quemó libros, juguetes y hasta sus trenzas (se las cortaron: un lookdemasiado capitalista), y sus padres (él hablaba seis idiomas y estaba en una compañía occidental; ella trabajó con los soviéticos) acabaron, con tal currículo, en una cárcel de Mao: 10 años.
Aun así, la periodista y escritora, autora de uno de los documentos más estremecedores sobre su país (Nacer mujer en China: las voces silenciadas, editado por Emecé y Edicions 62), opina que "China empieza una nueva larga marcha; en 20 años se ha abierto más que en 5.200; hace falta paciencia, comprensión y una menor tendencia a juzgar por parte de los occidentales".
La dualidad de Xin Ran es total: la blusa oriental contrasta con la media melena y con la única uña pintada de rojo púrpura que lucían sus manos; de esta guisa acudió ayer a Casa Asia de Barcelona, donde pronunció una conferencia sobre la situación de la mujer en su país. De eso sabe mucho: entre 1989 y 1997 dirigió un programa radiofónico,Palabras en la brisa nocturna, donde los oyentes, especialmente féminas, relataban sus problemas.
De algunos de esos casos se alimentó su libro, como el de la mujer que se suicidó bebiendo pesticidas porque sólo daba a luz a niñas. Problemas con las autoridades recomendaron su marcha a Londres, donde reside desde 1997. "Dentro de China conviven el primer y el tercer mundo: la vida de una mujer en Pequín o Shanghai no tiene nada que ver con la de las que viven en el campo; si hablabas de sexo hace 20 años con tus hijos podías ser denunciada, hoy no pasa", comenta, para añadir poco después ante la estupefacción de los que inquieren por la política del hijo único: "China necesita aún un control de natalidad". La aclaración: "El control de natalidad es más laxo en el campo, por lo que hay más hijos sin tutela del Estado; es gente con baja educación, que aportará poco al país. Las mujeres deben controlar su natalidad para lograr una vida de calidad para los suyos y ellas, pero para entenderlo hace falta educación y no obligarlas".
Xin Ran acude dos veces al año a China, donde ultima otro libro: testimonios de 250 personas mayores para reconstruir la memoria histórica sobre la Revolución Cultural. "De eso las generaciones actuales saben poco: apenas tienen media página en sus libros de texto, y la generación que sabe empieza a morirse". Ni su madre quiere saber de sus libros: "No le gustan porque es muy duro para ella entenderlo y abrirse; me dice que las mujeres alemanas tampoco hablaban de sus hijos y el nazismo, pero le respondo que el pasado son las raíces de nuestro futuro".
Partidaria de los Juegos Olímpicos ("los chinos tocarán cultura occidental gratis y con un control estatal escaso"), cree que la información que Occidente maneja de China "es muy vieja". Quizá por ello ha creado la asociación Mothers Bridge of Love para ayudar a los niños de su país adoptados por el mundo para que no pierdan su raíces y a la vez se engarcen con sus nuevas sociedades. Xin Ran tiene nombre de puente.

Tres cinco y seis


Tres, Cinco y Seis

Tres, Cinco y Seis

Xue XinranEditorial: PlanetaA:









En Tres, Cinco y Seis, nos narra la sencilla pero a la vez divertida y conmovedora historia de tres hermanas que, como tantos otros emigrantes, abandonan la vida en el campo para probar fortuna en la gran ciudad.Las hermanas Tres, Cinco y Seis no cuentan con muchos estudios, pero sí hay algo que saben a ciencia cierta: su madre es un fracaso como mujer porque no ha dado a luz ningún varón y, por tanto, el único nombre que ellas merecen es un número.

Cuando dejan atrás su hogar para buscar trabajo en Nankín, la intimidante ciudad se descubre ante ellas y les abre los ojos: atascos de tráfico, edificios altísimos, actitudes desinhibidas, maravillas gastronómicas..., y el curioso mundo del trabajo. Tres descubre que su extraordinario talento creativo contribuye al éxito de un pequeño local de comida rápida, mientras que Cinco y Seis adquieren nuevos conocimientos: la primera, en un balneario, y la segunda, en una tetería para amantes de los libros. Poco a poco, cada una iráencontrando su lugar en el mundo pero…¿qué sucederá cuando tengan que volver a casa?
A través de la mirada de tres hermanas, Xinran describede forma cercana, certera y real la China contemporánea, y nos acerca a una sociedad cambiante que está evolucionando muy deprisa.

Las hijas en Yang Tse

Para quien quiera conocer las razones de las mujeres chinas para "arreglar" ( acabar, matar) a sus hijas.
Es curioso que ya no esté catalogado os animo a buscar algún ejemplar que esté por alguna librería.
Conmovedor, sencillo, valiente, indispensable

Las hijas del Yang Tse. Xinran Xue

Xinran Xue

 
La autora del libro es Xinran Xue, una periodista china que ahora vive en el Reino Unido. Hasta este momento su libro más conocido, e igualmente muy interesante se titula Nacer mujer en China. que explica la condición de las mujeres en este gran e inmenso país.

portada del libro en español
Leí el libro en inglés (antes de que se publicara en castellano) y su título original es mucho más revelador de su contenido: Message from an unknown mother in China: stories of Loss and Love.(carta de una madre china desconocida: relatos de amor y pérdida)

El libro está dirigido a aquellas familias que han adoptado una niña en China, especialmente  a las niñas, y sobre todo a las ya no tan niñas que buscan  respuestas a las preguntas sobre sus madres biológicas, las causas y las circustancias del abandono, etc.

El abandono de niñas en China como consecuencia de la política del hijo único, la preferencia ancestral por el primogénito varón, junto con la consideración social y cultural de la mujer en China, especialmente la más alejada y rural, es un hecho conocido.

Los padres y madres adoptivos y las niñas adoptadas no saben mucho más que esas dos líneas sobre esa realidad que se presenta tras un muro de ignorancia, imposible habitualmente de atravesar. Poco se sabe también de la propia realidad de los centros de atención a las menores, pese a que comienza a haber algunas Ong´s que trabajan directamente en ellos.

Xinran consigue romper los muros tras los que se oculta una parte de la verdad de los porqués, y en realidad de la situación y cultura de la China de hoy (de ahí el interés para el público en general). Un muro tras el que se esconde la verdad no únicamente a los occidentales, si no a los propios ciudadanos chinos, que desconocen, especialmente los de las ciudades, las historias de las mujeres que deciden o se ven obligadas por la situación o forzadas por terceros. a abandonar a sus hijas.

Contrariamente a lo que suelo hacer en estas entradas de comentarios de libros no voy a escoger ningún fragmento. Solamente señalar que Xinran recoge una importante variedad de testimonios de madres biológicas, trabajadoras de los centros de atención y responsables de los servicios de adopción y consigue dar un impresionante panorama de una realidad que resulta siempre conmovedora y en no pocas ocasiones espeluznante.

Para el público en general aporta un magnífico relato periodístico de una realidad desconocida en un país desconocido, muy desconocido y que sin embargo está ocupando y está llamado a ocupar un importante espacio en la geopolítica mundial

Xinran creó una Ong en el Reino Unido con la intención de establecer un puente entre dos mundos. Se llama The mother´s bridge of love. y escribe un blog.

Xinran una autora china muy recomendable



Xinran Xue nació en China en 1958. Su primer recuerdo es el de la Guardia Roja incendiando la casa de sus padres en los inicios de la Revolución Cultural. Fue “reeducada” en un colegio para despojarla de todo vestigio contrarrevolucionario. Estudió Relaciones Internacionales e Informática en el ejército. Durante varios años condujo el influyente programa radiofónico “Palabras en la brisa nocturna”, que difundía testimonios sobre la vida de las mujeres en la China moderna y que dio origen a su primer libro, Nacer mujer en China (Zhongguo hao nü ren, 2002), en el que relata varias historias de mujeres a lo largo de la historia del país asiático. En 1997 abandonó su país y se trasladó a Inglaterra. Hoy vive a caballo entre Pekín y Londres. 

Entre sus libros destacan:
  Ser mujer en China 
Generación Mao 
Tres, cinco, seis
 Las hijas del Yang-Tse. Historias de amor y pérdida En Las hijas del Yang-Tse, Xinran nos sumerge en las vidas de diez mujeres chinas que, aunque tienen distintos orígenes, edades y condiciones (estudiantes, mujeres de éxito, comadronas, humildes campesinas...), todas comparten terribles recuerdos que han marcado sus vidas. Por distintos motivos, como la política del hijo único, las destructivas creencias ancestrales o las situaciones económicas extremas en las que sobreviven, muchas de ellas tuvieron que separarse de sus hijas para siempre.