sábado, 19 de noviembre de 2016

La kora desde Gambia, y la mujer griot


Sona Jobarteh, la mujer griot

Sona Jobarteh abrazó al verano con ímpetu. A mediados de junio se lanzó en su primera gira por el Reino Unido que colmó con una actuación en el mítico festival de Glastonbury. La joven gambiana desafía los cánones griot tradicionales y el próximo miércoles 16 de noviembre se estrena en el cartel del festival de Jazz de Londres. De bandera lleva su kora, el arpa de 21 cuerdas originaria del África occidental. “La kora transciende muchas cosas a pesar de que es culturalmente un instrumento muy específico de un lugar. No hay muchas músicas a las que no se pueda incorporar. Me hace sentir plena, cálida y me da mucha emoción“, explica Sona a Wiriko.
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En la cultura griot la poesía, el canto o la música llevan siglos transfiriéndose de padre a hijo pero en la familia Jobarteh, que tiene el derecho hereditario para la práctica de la kora, Sona tenía decidido su medio de expresión. “Mi cultura no hace distinción de género pero es cierto que no es algo común que las mujeres toquen”, explica la músico que siempre tuvo el apoyo de sus más cercanos. Sona Jobarteh aprendió a tocar la kora gracias a su hermano, Tunde Jegede, que actualmente dirige el African Classical Music Ensemble. A pesar de cursar estudios de cello y piano regresó a sus orígenes. Estaba expuesta a una tradición musical familiar que incluye a su abuelo, Amadu Bausang Jobarteh, su padre, Dawda Jobarteh, y a su primo, Toumani Diabaté.
La música era algo natural para mí. Nunca pensé en componer pero tampoco tuve que luchar por ello. Estaba en mis manos dedicarme a ello. Cuando crecí llegó un momento en el que tuve que abordar el hecho de que estaba tomando la kora como algo a lo que quería dedicarme profesionalmente. No como un pasatiempo”, dice.
Sus inicios estuvieron marcados por el ángulo feminista de su música. Al principio no lo tomó bien. “Yo no quería que se me viese sólo por una cuestión de género. Yo quería ser simplemente una persona que tocaba la kora”. Sin embargo, abanderó temáticas relativas a las mujeres cuando se dio cuenta de “cómo la música afecta e inspira a otras. Cada vez me siento más cómoda con esa etiqueta”.
Sona Jobarteh, imagen de Modern Ghana.
Sona Jobarteh, imagen de Modern Ghana.
Jobarteh cree que el hecho de que toque la kora siendo mujer siempre impactará al público, sobre todo en África, acostumbrado al virtuoso masculino. “No fallará la presunción de que no sonará igual que si la tocara un hombre. Pero lo impactante es que la audiencia sea testigo de que no hay diferencia y olviden las ideas preconcebidas”, puntualiza.
Al subirse al escenario en un mundo predominantemente masculino, la músico lanza un mensaje para cambiar el discurso de que la mujer sólo puede llegar a conseguir un éxito específico. Sus composiciones, envueltas de sonidos occidentalizados hace que su música cuenten con un ritmo más arrimado al jazz, al funk. Una fórmula que estira los límites de la cultura griot.
Su primer álbum, Fasiya (African Guild Records, 2011) es una muestra de la polaridad certificada de una Sona que equilibra costumbre e innovación. Un ejemplo es el tema de apertura, Jarabi. “Es una tarea difícil porque a veces no sabes cuánto has innovado pero hay que confiar en los instintos y aproximarse a la música con un oído exterior”, cuenta la músico. Fasiya se convertió en uno de los discos de kora preferidos de la revista Songlines junto a discos como Musique de Nuit de Ballaké Sissoko y Vincent Segal o 22 Strings de Seckou Keita. Sona Jobarteh ya trabaja en un nuevo álbum que saldrá a finales de año y del que ya se ha adelantado el single: Gambia. Un tema para celebrar los 50 años de la independencia del país del oeste africano.
Con este nuevo proyecto busco un nuevo sonido dentro de la música mandé. Es una nueva forma de tocar la kora que hará que la gente mandinga reconozca su cultura pero también acerque a los que no están familiarizados con ella”, explica. Pero su nuevo trabajo no es el único proyecto que la gambiana tiene en su mente. En enero, y junto con la ayuda de su padre, decidió abrir una escuela de música en Gambia. The Amadou Bansang Jobarteh School of Music “se ha convertido en una obsesión para crear una institución que sea el reflejo de las universidades occidentales pero estudiando allí donde la música procede. Es impresionante ver que el nivel de especialización en mandinga o en mbira en estas universidades es más alto que en Gambia, por ejemplo“, apunta Sona quien invita a todos aquellos a visitar su país. “Estudiantes de música de todas partes pueden acudir a Gambia a prepararse manteniendo los estándares académicos a los que están acostumbrados“, apunta Sona sobre unos programas ideados para occidentales y africanos.

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