Cantantes africanas que rompen moldes
Ellas han abierto caminos, han ido a contracorriente a la hora de contar historias cotidianas, describir la sociedad que les rodea, criticarla, analizarla y proponer un nuevo rol de la mujer
Muchas son ejemplo de lo que predican, y se han convertido en iconos y referentes para las generaciones actuales y futuras del continente
Son pioneras, activistas y feministas africanas que aspiran a cambiar su entorno con la música. Luchan contra las tradiciones, los roles y costumbres, la pobreza y aquellas formas de racismo que las castigan. Así son las grandes referentes de la música africana; mujeres que abren caminos, rompen moldes y deciden ir a contracorriente para contar historias cotidianas, describir la sociedad que les rodea, criticarla, analizarla y proponer una mujer más valiente y luchadora. Muchas son ejemplo de lo que predican, y se han convertido en iconos y referentes para las generaciones actuales y futuras de mujeres del continente. Aquí hacemos un repaso por estas grandes damas de la música, algunas ya se fueron, otras siguen “al pie del cañón”.
Fatuma binti Baraka, Bi Kidude (Tanzania, 1910 –sin confirmar–, 2013)
Cuando a principios del siglo pasado las mujeres cantaban con velo en Zanzíbar, ella se atrevió a quitárselo y cuestionó la sociedad donde vivía. Su vehículo de expresión fue la música taarab y unyago, los sonidos tradicionales de la isla que tanto le apasionaba. Su música fue merecedora de premios internacionales y considerada Patrimonio Nacional, y con el tiempo llegó a convertirse en toda una leyenda en Tanzania. Los que la conocieron destacan su ingenio, fortaleza y extravagancia, tanto dentro como fuera del escenario, así como su fuerte personalidad que la llevaría abandonar a dos maridos, fumar "como un carretero" y beber "como una esponja".
Alfride M'Pongo Landu, M'Pongo Love (República Democrática del Congo 1956-1990)
Aunque hayan pasado más de 20 años de su muerte sigue siendo considerada la representante del soukous y la música congoleña moderna, junto a su compatriota Abeti Masikini. Destacó por ser una mujer con espíritu empresarial que vivió a contracorriente en una industria musical dominada por los hombres. Su belleza y voz portentosa se impusieron a su discapacidad parcial en las piernas, y le permitieron cosechar grandes éxitos en su corta vida. Hoy es toda una leyenda cuyo trabajo ha sonado por todos los rincones de África, y continúa siendo un referente para los amantes del soukous del mundo entero.
Cheikha Remitti (Argelia, 1923-2006)
Su talento y personalidad excéntrica empezaron a despuntar en su primera adolescencia. Ya para entonces cantaba raï, bailaba y componía canciones que describían la lucha de los argelinos pobres para sobrevivir, el amor, la amistad, los placeres del sexo o las experiencias de la guerra. Canciones que solo eran interpretadas de forma privada en bodas, ya que se consideraban demasiado crudas para los eventos formales. Años más tarde, Remitti se atrevió a cantarlas públicamente y durante la Segunda Guerra Mundial llegaría a ser muy conocida a través del boca a boca. Tras la independencia de Argelia (1962) el gobierno prohibió que su música fuera reproducida en radio y televisión, lo que hizo que aumentara su popularidad entre la clase trabajadora, hasta el día de su muerte.
Miriam Makeba (Sudáfrica, 1932-2008)
Aunque su canción Pata pata figure entre los grandes éxitos de la música africana de la segunda mitad del siglo pasado, pocos saben que esta Mama África llegó a ser una figura clave en el desarrollo musical y social del continente. Además de ser una precursora en la mezcla del jazz con ritmos sudafricanos tradicionales, se erigió como una de las principales figuras en la lucha contra el apartheid y en la defensa de los derechos civiles, por lo que tuvo que vivir en el exilio durante más de tres décadas. Su trayectoria vital merece sin duda un sitio de honor entre las pioneras y activistas de la música africana.
Hasna El Becharia (Argelia, 1950)
La rockera del desierto o la poeta del gnawa, así llaman a esta luchadora que se atrevió a aprender a tocar el guembri a escondidas, un instrumento de cuerda reservado en Argelia solo para los hombres. Hasna es una de esas mujeres con una necesidad innata de nadar a contracorriente, y defiende con su música y actitud valiente los derechos de las mujeres, lo que la ha convertido en un símbolo de liberación para la población femenina en su país. Su música de influencia gnawi es definida a menudo como un viaje hipnótico por los ritmos del desierto.
Malouma (Mauritania,1960)
Pocas mujeres pueden presumir de tener una herencia griot, de haber desarrollado un estilo propio mezclando guitarras eléctricas con instrumentos ancestrales como la guitarra tidinit, y de ser pioneras en la introducción de la música moderna en su país. Malouma puede hacerlo, pero no se conforma con eso. También milita políticamente utilizando su música, es portavoz de los derechos de las mujeres y no se corta un pelo cuando tiene que criticar las políticas del gobierno de su país o el orden social tradicional. Por este compromiso, el de promover la justicia e igualdad en Mauritania, es considerada como “la cantante del pueblo” y un ejemplo a seguir para muchos conciudadanos.
Oumou Sangaré (Mali, 1968)
Cuando canta, inspira. Esta peculiar característica que todos reconocen al Ruiseñor de Malí la ha llevado a estar considerada como una las divas de la canción africana contemporánea. Su música es una combinación de lírica moderna y ritmos tradicionales de la región sureña de Wassoulou. Sus letras son un canto a la libertad de las mujeres y hablan de matrimonios impuestos a las jóvenes, de migraciones, pobreza y los distintos recorridos de la vida misma. Ella apunta que canta sobre la mujer negra para demostrar a los hombres que ellas también están capacitadas. Compagina su faceta creativa con la de empresaria y la de activista feminista africana. Por todo ello se ha convertido en un modelo para las mujeres malienses.
Stella Chiweshe (Zimbabwe, 1946)
Chiweshe aprendió a tocar el instrumento tradicional del pueblo Shona, la mbira dzavadzimu, cuando muy pocas personas lo tocaban, menos aún una mujer. Tuvo que enfrentarse a su propia comunidad por ello, pero con los años se convertiría en La reina de la música mbirareconocida internacionalmente. Stella ha utilizado también su música para hablar de los Derechos Humanos y del empoderamiento de la mujer. Fue además la primera dama en dirigir su propia banda, participó en la creación de Unión de Músicos de su país y coordina la Red de Mujeres Artistas de Zimbabwe.
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