domingo, 4 de junio de 2017

la isla de los genios, Socotra


El director Jordi Esteva presenta su documental en el Festival de Málaga

'Socotra, la isla de los genios': Viaje apasionante al último paraíso

El prestigioso realizador, escritor y fotógrafo Jordi Esteva presenta hoy en el Festival de Málaga su documental 'Socotra, la isla de los genios'. Una película en blanco y negro sobre, en sus propias palabras, “un mundo que está a punto de desaparecer”. Hablamos con el cineasta sobre paraísos, geografía, civilizaciones antiguas, lenguas a punto de desaparecer, política y otros apasionantes temas.
por Pere Vall
“Yo siempre tuve un gran interés por la geografía. De niño, gracias a los atlas, los mapas y los libros de fotografías de lugares lejanos, viajaba sin salir de la habitación. Así escapaba de mi familia, de los compañeros del colegio y de los curas y toda su sarta de mentiras. Huía muy lejos y soñaba despierto. Un día, haciendo girar la bola del mundo, la detuve con un dedo en un punto minúsculo en el Índico. Era la isla de Socotra, entre Arabia y el Cuerno de África. ¿Cómo sería? ¿Árida o selvática? ¿Estaría poblada por africanos o por árabes?”, explica Jordi Esteva (Barcelona, 1951) a FOTOGRAMAS, a propósito de su interés por el enclave que se ha convertido en el tema del documental que esta noche presenta en el Festival de Málaga: “Años más tarde, averigüé que se trataba de la isla del Ave Roc de Simbad, y también la del ave Fénix. La isla del incienso y de la mirra. El lugar donde crecen a millares los árboles de la sangre del dragón que parecen setas gigantes o paraguas volteados por el viento. Un árbol de savia roja con el que se embadurnaban los gladiadores romanos antes de salir a luchar a muerte en el Coliseo. También años más tarde, mientras recopilaba relatos para mi libro 'Los árabes del mar', oí contar a los marinos árabes del Índico historias fabulosas sobre Socotra. Mi curiosidad se despertó de nuevo, y, cuando me enteré de que habían abierto una ruta semanal entre el Yemen y la isla, viajé a mi lugar soñado”.
BLANCO Y NEGRO CONTRA LO SUPERFLUO
¿Y por qué el blanco y negro como opción estética? “Procedo del mundo de la fotografía analógica. Del Tri-X Kodak puro y duro. El blanco y negro me permite obviar lo superfluo. Huir de la estética de la foto viajera o de 'National Geographic'. Ir a la esencia para tratar de captar el 'espíritu' de Socotra. Jamás habría rodado en color”, razona el realizador.
La cinta ha sido calificada por el periodista Jacinto Antón como “melancólico viaje”. ¿Está de acuerdo su autor? “Quizá mejor, nostálgico. La melancolía puede tener quizá un punto enfermizo. De todos modos, Jacinto Antón es un gran periodista, y, pensándolo mejor, es posible que sí que haya algo, o bastante, de melancolía. Una nostalgia por un mundo que, irremediablemente, va a desaparecer. Porque la Socotra que me interesa, aparte de las playas de aguas turquesas y prístinas o del coral fabuloso, es la Socotra de las montañas donde no hay pistas, ni siquiera caminos, y resulta penoso avanzar entre pedruscos o cauces secos. Allí viven pastores que siguen hablando una lengua antiquísima emparentada con la del Reino de Saba. Pastores que, alrededor de un fuego, relatan historias de monstruos, serpientes gigantescas, ogros y duendes. Hombres que viven en cuevas y encienden fuego con bastoncillos. Personas que aprendí a querer y con quienes me unen lazos afectivos para siempre”.


PASTORES, LLUVIAS, CAMELLOS
Le preguntamos si tenía clara la estructura, y lo que quería contar, o lo encontró, luego, en la fase del montaje.“Basé mi película en el libro que escribí unos años antes con el mismo título y que publicó Atalanta. Una ascensión hacia las cumbres donde, según la leyenda, anidó el ave Roc y donde Urano tenía su trono antes de ser castrado por su hijo Cronos. Quería reflejar el recorrido de los pastores con sus camellos antes de la estación de lluvias, que hace que las precarias sendas sean todavía más impracticables. Me interesaba ese mundo prácticamente neolítico, ya que no practican la agricultura y a menudo viven en cuevas”, dice Esteva. ¿Y cómo fue la comunicación con los socotríes?“Todo fue muy fácil. Esta película es fruto de largas estancias y de la relaciones personales que he ido estableciendo a lo largo de los años. Hubiera sido realmente imposible plantarme de golpe en la isla y comenzar a filmar. Entre otras cosas, porque los socotríes odian las cámaras. La gente que sale en el film son conocidos, amigos o parientes de mis amigos de la montaña. Yo no era alguien extranjero para ellos”, desvela el cineasta.
¿Por qué el subtítulo de ‘La isla de los genios'? “Porque es una isla donde, según los pastores, existe un mundo paralelo de duendes y genios”, comenta el realizador: “No son genios como Mozart o Einstein, sino como el genio de la botella o de la lámpara de Aladino, por ejemplo. Todo ello me fascinó. Además, es el nombre que le daban los antiguos egipcios que acudían en busca del incienso que crece libremente en la isla para ofrendarlo a sus dioses y para momificar a sus faraones”.


UN DOCUMENTAL SOBRE LA MEMORIA
¿Y cree Esteva que su documental si, por una parte, dará a conocer un lugar fascinante, también puede provocar un alud de curiosos, y que este deje de ser tan virgen? “Yo no he rodado un documental en color sobre las maravillas de la isla, sino sobre la memoria. Sobre un mundo que prácticamente desaparece. Si alguien viajara en Socotra en busca de lo que aparece en el documental, le resultaría imposible, porque son lugares tribales de acceso prohibido”, responde: “En algún momento me planteé si era ético dar a conocer el 'último paraíso' no profanado”.
     “Pero lo más triste es que los promotores de Dubái tenían los ojos puestos en las maravillosas playas vírgenes de aguas más azules que las de Zanzíbar”, prosigue Esteva: “Y, cuando parecía que el destino era irreversible, estalló la guerra en Yemen con los bombardeos constantes de Arabia Saudí. Con las armas que les vendemos los occidentales. La situación en el Yemen, país al que pertenece la isla, es dramática y desesperada, y nuestros medios lo silencian, porque Arabia Saudí el país en el que se cortan manos a los ladrones, se lapida a las mujeres 'adúlteras' y se decapita a los homosexuales, entre muchas otras violaciones fragantísimas de los derechos humanos. Pero... es nuestro 'amigo': sus dirigentes son cortejados por nuestros reyes y le reímos todas las gracias. Ahora resulta imposible viajar a la isla”.
     Continúa el director: “Además, mi película es el único documento que quedará filmado en lengua socotrí, ya que en estado puro sólo la siguen hablando los ancianos, y desaparecerá con ellos pues las nuevas generaciones hablan un idioma socotrí ya muy contaminado de árabe. Por todo ello, estoy satisfecho de que esta obra quede, aparte de sus posibles valores cinematográficos, como un documento único sobre un mundo a punto de desaparecer”. ¿Y está ‘nervioso’ ante el pase en el Festival de Málaga?“¿Nervioso? No. Muy contento. Es el estreno en España. Hace poco la presenté en el Festival Visions du Réel, en Nyon (Suiza). Tengo mucho respeto por el Festival de Málaga, y por ello intentamos que el certamen nos seleccionara. El mail de confirmación fue motivo de celebración. Málaga me encanta y estoy muy unido a Andalucía. Tuve una casa en un pueblito de Almería durante unos años”.
     ¿Y nos puede contar Jordi Esteva sus proyectos? “Uy, uy, que se gafan si se cuentan... De momento, un libro que publicará Atalanta con las fotografías que realicé en Socotra con película analógica y mi vieja Nikon. Naturalmente, en blanco y negro. Estoy muy ilusionado porque Atalanta es una editorial de gran prestigio que cuida sus ediciones al máximo y para mí es un lujo seguir con ellos”, finaliza.
Tráiler de 'Socotra, la isla de los genios':

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