Dirige Doris Dörrie (Hannover, Baja Sajonia, Alemania, 1955) quien tras estudiar Arte Dramático, Filosofía y Psicología en Estados Unidos, ingresó en la Academia de Cine y Televisión de Munich, donde hoy en día imparte clases. Además de dedicarse a la dirección de cine, es una conocidísima escritora. Su filmografía está compuesta por En pleno corazón (1983), El interior de la ballena (1984), Hombres, hombres (1985), Paraíso (1986), Lo mío y yo (1988), Dinero (1989), Happy birthday, Türke! (1991), Nadie me quiere (1994), ¿Estoy guapa? (1998), Sabiduría garantizada (1999), Desnudos (2002), Der fischer und series frau (2005) y Cómo cocinar tu vida (2007).
Entre sus protagonistas figuran Hannelore Elsner (Lo visible y lo invisible, El llanto de la mariposa) y Nadja Uhl (Verano en Berlín, Qué hacer en caso de incendio, El silencio tras el disparo).
El guión es de la propia directora quien declara que "esta es la tercera película que he rodado, al menos en parte, en Japón. Fui por primera vez a Japón hace más de 20 años. El Festival de Cine de Tokio me había invitado a presentar mi primer largometraje. Así que tropecé con este país igual que se tropieza con un sueño".
Respecto al rodaje Doris Dörrie señala que "la cámara de video amateur se convirtió en mi camuflaje: me convertí en una turista y me limitaba a quedarme quieta y mirar en vez de ir en búsqueda de imágenes para apoderarme de ellas. Ahora, dejar de controlar me parecía más interesante y más "bondadoso" que afirmar el control. Me pareció una forma más acertada de llegar al fondo de las cosas, encontrar cómo funciona la "vida" en realidad. Así que intenté realizar un largometraje aplicando esta nueva filosofía. Me inventé una historia de dos hermanos que viajan a un monasterio Zen Japón y que terminan perdiendo todo lo que conforma su identidad: familia, dinero y pasaportes. Así que fuimos a "mi" Japón con un guión, que dejamos abierto a propósito, un pequeño equipo de sólo cinco personas, dos cámaras de vídeo pequeñas y dos actores. Me moví por el país de la misma forma que había hecho en mis dos últimos viajes. El abad de Sojiji, en el monasterio de Notto, que nos había concedido un permiso para rodar, parecía un poco desconcertado con nuestro proyecto. Pero, tal y como se exige en la filosofía Zen, sentía mucha curiosidad por nuestra "mente de principiantes". Llegó a amonestar a los monjes jóvenes porque se reían a carcajadas de nuestros intentos de cumplir con las reglas del monasterio. Yo, en particular, lo pasé muy mal siguiendo las estrictas reglas que tenían que cumplirse a rajatabla. Con paciencia, el abad me explicó la finalidad de esas reglas: observar con esmero las reglas permite al individuo recuperar la presencia divina. Se trata de hacerlo todo y en todo momento con la máxima entrega, descubrir el universo en las actividades más mundanas; en otras palabras, descubrir la presencia divina incluso en una bayeta para el polvo. Esta filosofía también puede aplicarse a la realización de películas".
El director de fotografía es Hanno Lentz y la banda sonora está compuesta por Claus Bantzer.
Respecto a la danza Butoh, la directora indica que "al igual que en el Zen y mono no aware, es difícil expresar con palabras el significado de Butoh. No descubrí el Butoh en Japón. Lo descubrí una noche en la televisión. Estaba viendo un documental de Peter Sempel en ARTE sobre Kazuo Ono, el famoso bailarín de Butoh. El Butoh surgió en los años sesenta como una mezcla de cultura hippie japonesa y la danza expresionista alemana. El Butoh trata de atrapar la luz y la sombra, el nacimiento y la muerte, la conciencia de ser y la interrupción de la existencia".
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